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Una gran nube de humo del tamaño del continente europeo avanza sobre Siberia, proveniente del fuego que ha calcinado más de 4 millones de hectáreas en la taiga, en la región del Ártico.
Las altas temperaturas del mes de julio, con registros históricos, han provocado que se produzcan incendios en Siberia, Groenlandia y Alaska, con niveles nunca alcanzados. Lo mismo ha ocurrido en Europa, donde se han registrado más de 1.600 incendios que quemaron más de 30 hectáreas cada uno.
Una de las graves características de las grandes masas de humos, es que se elevan hasta alcanzar la estrastofera, superando los 23 kilómetros de altura y provocando el efecto de años sin inviernos como ocurrió en el siglo XIX en Europa, provocando grandes hambrunas por la falta de alimentos.
Este comportamiento es similar al producido por las grandes erupciones volcánicas que provocan que grandes cantidades de material sean liberados hacia las zonas altas de la atmósfera, generando graves alteraciones en el equilibrio del planeta.
Los expertos advierten que los incendios puedan provocar nuevos incendios, por cuanto contribuyen a aumentar las temperaturas que son propicias para el comienzo del fuego.
Se recuerda que el volcán Pinatubo, en Filipinas, en el pasado reciente, provocó con su erupción un descenso de medio grado en la temperatura global, como causa de las emanaciones que subieron a la atmósfera.
Estamos más que advertidos. Somos Mayordomos de nuestro planeta y nos será reclamado.
Diego Acosta
www.septimomilenio.com