SORPRESA…?

Pocas cosas nos pueden llamar la atención, que cuando el Todopoderoso responde de inmediato a nuestras oraciones.

Hace unas horas hicimos con el pastor una gestión muy importante para el futuro de la congregación. Como es de imaginar oramos antes de entrar, clamando por ayuda al Padre celestial.

La reunión a pesar de mis dudas y por qué no decirlo, de mis temores, transcurrió en un ambiente cordial y los resultados fueron mejores de lo que esperábamos.

Entonces me sorprendí!

Luego, pensándolo mejor, me pregunté: De qué me sorprendí? Acaso Dios no es quién controla todo lo que hacemos?

Acaso el Eterno no es el que dispone todo lo que vaya a pasar? Entonces por qué la sorpresa? Por mi propia incredulidad?

Simplemente lo que ocurrió fue que nuestras oraciones estaban en la dirección correcta con el Espíritu y por tanto todo resultó de la mejor manera posible.

No había lugar a la sorpresa. Solamente había lugar para la certeza!

Con temor y temblor agradecí lo ocurrido y la enseñanza recibida!

Proverbios 15:23

El hombre se alegra con la respuesta de su boca;

y la palabra a su tiempo, !cuán buena es!

Provérbios 15:23

O homem se alegra na resposta da sua boca,

e a palavra, a seu tempo, quão boa é!

Diego Acosta / Neide Ferreira

DECISIÓN

Creo que todos los días nos enfrentamos a momentos en los que tenemos que tomar decisiones importantes.

Una de ellas es hablar o lo contrario, callar!

Qué debemos hacer para no equivocarnos?

Obrar según lo hubiera hecho Jesús y no como lo hacen los hombres!

Jesús decía siempre la Verdad, aunque no fuera en apariencia lo más oportuno.

Los hombres en cambio, obramos según el pensamiento del mundo!

Para expresarlo más claramente: Jesús no especulaba, pero los hombres lo hacemos todo el tiempo.

Tanto si debemos hablar como si debemos callar, obremos pensando en los Hechos de Jesús.

Es probable que nos ganemos la antipatía del mundo pero seremos fieles al Hijo del Hombre, que siempre será lo más importante.

Mateo 15:12-13

 Entonces acercándose sus discípulos, le dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta palabra?

Pero respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada.

Mateus 15:12-13

Então, acercando-se dele os seus discípulos, disseram-lhe: Sabes que os fariseus, ouvindo essas palavras, se escandalizaram?

 Ele, porém, respondendo, disse: Toda planta que meu Pai celestial não plantou será arrancada.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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OFENSA…

Se comenta que nunca hay que dejar un animal salvaje herido, porque se torna tremendamente peligroso y además vengativo.

Salvando las distancias, ocurre más o menos lo mismo con un ser humano que ha sido ofendido por otro!

Hay ofensas que ni el tiempo logra borrar del todo de nuestro ánimo, de nuestra memoria. Lo digo por experiencia personal.

Sentirse humillado, herido en eso que llamamos el amor propio o la dignidad, es algo que se convierte rápidamente en una poderosa raíz en nuestro interior.

Todavía me recuerdo de algunas ofensas que he recibido y a pesar de los años y de haberme convertido al Señor, todavía quedan restos del daño sufrido.

Por qué duele tanto una ofensa?

Generalmente porque es injusta y consideramos que es inmerecida. Esto equivale a decir que nos ha ofendido  quién menos lo esperábamos.

De allí que la sorpresa por el hecho contribuye a alterar la capacidad de razonar y de pensar en lo que ha ocurrido con la suficiente serenidad como para darle la verdadera dimensión que tiene.

Por qué Jesús soportó las ofensas…y nosotros no?

Con total seguridad porque ÉL es el Hijo del Hombre y por tanto es Dios y nos dio un tremendo ejemplo de mansedumbre y humildad.

En cambio yo me debato entre la violenta reacción de la carne humillada y aquello que se nos demandó de que fuéramos mansos y tranquilos.

Pienso y creo que debemos concordar, que la reacción a cada ofensa será una evidencia de cómo es de profunda nuestra relación con el Señor!

Mateo 18:35

ES – Así también mi Padre celestial hará con vosotros

            si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

PT – Assim vos fará também meu Pai celestial,

            se do coração não perdoardes, cada um a seu irmão, as suas ofensas.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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