LA PALABRA CLAVE

DEVOCIONAL

Aunque tardemos bastante tiempo en saberlo, siempre llega el momento de conocer o de entender cuál es el Propósito que Dios tiene para tu vida.

La confirmación puede llegar de la manera más inesperada y sin dejar a dudas con relación a lo que verdaderamente quiere significar el mensaje recibido.

Como no hay mayor testimonio de la Verdad revelada, que la que podamos exhibir como la de nuestra propia vida, confieso con sencillez que en la palabra Perseverar está la clave de muchas cosas.

Perseverar en lo bueno y en desechar sin vacilación, todo aquello que contamina la relación personal con Dios, buscando y anhelando la santidad que es imposible de alcanzar, con nuestro esfuerzo.

En este día muy especial para mí, dejo el testimonio de mi agradecimiento al Señor por su generosidad y por guardarme desde siempre.

Y también por hacerme comprender, para qué he sido apartado!

 Salmo 19:14 Sean gratos los dichos de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Diego Acosta / Neide Ferreira

LA CONFIANZA

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David es autor de numerosos Salmos, en los que deja claramente manifestada sus actitudes frente al Creador.

Pocos hombres como él pueden exhibir luchas personales y también tantas muestras de confianza en el Eterno.

Su vida se torna como una suerte de gran espejo donde se magnifican todos los hechos de un hombre y todos aquellos que lo convierten en un personaje ejemplar.

Así como en la vida del Rey hay cosas que cuestionar y alabar, pensemos que del mismo modo también en nuestra vida hay situaciones similares.

Es evidente que la idea del gran espejo, aleja toda posibilidad de comparación entre quién fue uno de los grandes hombres de Israel, con cada uno de nosotros.

Pero es bueno que consideremos un aspecto de David, que es digno de valorar como uno de sus más notables méritos.

Y no es otro, que a pesar de su humana condición, tuvo  siempre una ejemplar relación con el Señor.

Teniendo todo esto en cuenta, es bueno reflexionar en forma personal acerca de la vida de David y la de cada uno.

Bien podría decir, que como en la vida del Rey, en mi vida hubo dos tiempos claramente definidos. Uno en los que pensé que podía luchar contra el mundo y otro en los que comprendí que sin el Soberano nada podía hacer.

Así es como cuento mis errores, mis iniquidades y mis malos procederes, sabiendo que en el arrepentimiento de todo, está el principio del Perdón que es el único que nos redime.

Seamos como David: Que el amor y reverencia hacia el Supremo, sea más grande que nuestros errores.

Salmo 19:14

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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