JESÚS Y MATEO-3

MATEO 1(a)

Los judíos del reino del sur, que denominamos Reino de Judá, fueron sometidos en dos oportunidades. En la primera, los difíciles equilibrios que hicieron los reyes de Judá entre el dominio de Egipto y Babilonia, terminaron cuando en el año 597 a.C. Nabucodonosor ocupó el reino y dispuso que alrededor de tres mil personas pertenecientes a las más importantes familias fueran deportadas a su territorio. Con ellos fue deportado el rey Joaquín, ocupando su lugar en Jerusalén el rey Sedecías, impuesto por Nabucodonosor. Eran los tiempos de los profetas Ezequiel, Jeremías y Daniel.

Sedecías buscó aliarse con los egipcios para oponerse a los babilonios, pero fue derrotado, Jerusalén resultó ocupada, el Templo y el palacio real fueron incendiados. Sedecías presenció la muerte de sus hijos por deguello y finalmente fue cegado y conducido cautivo a Babilonia. Esto ocurrió en el año 587 a.C.

Judá quedó anexada a la jurisdicción de la provincia babilónica de Samaria y el pueblo judío iniciaría la diáspora que se prolongó hasta el año 521 en el que los judíos regresaron a Jerusalén.

En el tiempo del cautiverio las genealogías tuvieron vital importancia, porque aseguraron la condición de judíos a quienes podían identificarse con sus familias.

Tras el cautiverio babilónico en el Capítulo 9 del Libro 1 de Crónicas, se dan a conocer extensas referencias a las Genealogías, incluyendo la del que luego sería ungido rey de Israel, Saúl hijo de Cis y nieto de Ner.

Más adelante, en los Capítulos del 11 al 15, en el 2 Libro de Crónicas se mencionan las Genealogías y también los hechos de las Reyes de la Dinastía Davídica.

En el Libro de Nehemías, en el Capítulo 7, a partir del versículo 5 hasta el 72, se formuló una extensa referencia al empadronamiento que se realizó tras el retorno del exilio en Babilonia, según sus familias, destacando que había sido hallado el Libro de la Genealogía de los que habían subido antes.

Como referencia final a la cuestión genérica de las Genealogías, mencionamos lo escrito en el Libro de Apocalipsis, en el mensaje a la Iglesia de Sardis, en el Capítulo 3 versículo 5:  El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

Las genealogías forman parte indisoluble del Pueblo de Dios y su Memoria.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

 

 

JESÚS Y SU IGLESIA

Blog del…TIEMPO!

A propósito de la decisión del Sínodo de las iglesias luteranas de Noruega, de autorizar los casamientos entre parejas del mismo sexo, creemos que es fundamental recordar los mensajes que JESÚS envió a SUS IGLESIAS. Recordemos el Libro de Apocalipsis.

A Efeso, Apocalipsis 2:2-7

2 Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos;

y has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado.

Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.

Recuerda, por tanto, de dónde has caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido.

Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.

A Esmirna, Apocalipsis 2:8-11

El primero y el postrero, el que estuvo muerto y vivió, dice esto:

Yo conozco tus obras, y tu tribulación, y tu pobreza (pero tú eres rico), y la blasfemia de los que se dicen ser judíos, y no lo son, sino sinagoga de Satanás.

10 No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

11 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El que venciere, no sufrirá daño de la segunda muerte.

A Pérgamo, Apocalipsis 2:13-17

13 Yo conozco tus obras, y dónde moras, donde está el trono de Satanás; pero retienes mi nombre, y no has negado mi fe, ni aun en los días en que Antipas mi testigo fiel fue muerto entre vosotros, donde mora Satanás.

14 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, que enseñaba a Balac a poner tropiezo ante los hijos de Israel, a comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación.

15 Y también tienes a los que retienen la doctrina de los nicolaítas, la que yo aborrezco.

16 Por tanto, arrepiéntete; pues si no, vendré a ti pronto, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.

17 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe.

A Tiatira, Apocalipsis 2:19-28

19 Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que las primeras.

20 Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.

21 Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación.

22 He aquí, yo la arrojo en cama, y en gran tribulación a los que con ella adulteran, si no se arrepienten de las obras de ella.

23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.

24 Pero a vosotros y a los demás que están en Tiatira, a cuantos no tienen esa doctrina, y no han conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, yo os digo: No os impondré otra carga;

25 pero lo que tenéis, retenedlo hasta que yo venga.

26 Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones,

27 y las regirá con vara de hierro, y serán quebradas como vaso de alfarero; como yo también la he recibido de mi Padre;

28 y le daré la estrella de la mañana.

A Sardis, Apocalipsis  3:1-6

Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.

Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A Filadelfia, 3:7-13

Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives, y estás muerto.

Sé vigilante, y afirma las otras cosas que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante de Dios.

Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

Pero tienes unas pocas personas en Sardis que no han manchado sus vestiduras; y andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas.

El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

A Laodicea, Apocalipsis 3:14-22

He aquí el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios, dice esto:

15 Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. !!Ojalá fueses frío o caliente!

16 Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.

17 Porque tú dices: Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo.

18 Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para vestirte, y que no se descubra la verg:uenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

19 Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.

20 He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.

21 Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.

22 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Repito y me repito lo que dijo JESÚS: El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.

Diego Acosta

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