EL TIEMPO

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

La primera Creación de Dios fue el tiempo. Por su Gracia los humanos recibimos el concepto que nos permite regir nuestra vida temporal. Por eso el Libro de Génesis comienza…En el principio!

Los hombres tuvimos una referencia desde lo que es Eternal, hasta lo que comienza y termina, tal y como es nuestra vida desde el pecado de nuestros padres Adán y Eva.

Pero es lo mismo, el tiempo para el Supremo que para nosotros los hombres?

Desde luego que no, porque para el Eterno no hay magnitudes, pero sí para quienes vivimos bajo su Omnipotencia, de allí que el valor que le podamos conocer es fundamental.

Recuerdo que en una predicación el Señor tuvo la Gracia de mostrarme que cada vez que decimos una frase muy común…aquí estoy matando el tiempo, es decir sin hacer nada.

Esa frase según lo revelado encierra una especie de suicidio, con relación al tiempo que nos ha dado el Supremo para que estemos en la Tierra, honrándolo por todo lo que somos.

Puede resultar exagerado hablar de suicidio, cada vez que estamos sin hacer nada, pero si profundizamos en la cuestión, advertiremos que no es para eso que estamos en el mundo.

Y si no hacemos lo que se nos ha dejado como Mandato, surge dominando la escena el atractivo del mundo, la seducción que conlleva aceptar vivir bajo sus dictados.

No hacer nada, es mucho más que una frase. Es lo mismo que cuando se induce a dejar la mente en blanco, con el hinduismo disfrazado de yoga. No podemos dejar nuestra mente en blanco porque debemos dedicarla a Jesús y a sus enseñanzas.

Una mente en blanco es el campo propicio para que el enemigo la ocupe con sus falsas promesas, sus tolerantes pensamientos con relación a toda forma de pecado.

El Tiempo de Dios tiene significado cuando lo dedicamos a llevar al prójimo el Mensaje de Salvación, que nos rescató del  lugar donde estábamos, sumidos en la tragedia cotidiana de no saber para qué vivimos.

El Tiempo del Eterno es el que nos transforma y nos hace ciudadanos del Reino, hombres y mujeres con un Propósito para vivir y para ser Luz en las tinieblas del mundo.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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HIJOS ÍNTEGROS

CONGREGACIÓN
SÉPTIMOMILENIO

Debemos esforzarnos por ser hijos íntegros, y por tener hijos íntegros.
El Salmo 51:6 dice
» yo sé que tu amas la verdad en lo íntimo;
en lo secreto me has enseñado sabiduría».
Todos los padres queremos y necesitamos creer que nuestros hijos son sinceros, que no nos engañan, que no nos mienten; pero cuando descubrimos que uno de nuestros hijos nos ha estado engañando nos sentimos hundidos, decepcionados ¿ verdad?, es necesario que ellos aprendan a sentir la satisfacción que les queda cuando son sinceros y dicen la verdad, sobre todo que sepan que el Señor aborrece la mentira, sentirán la libertad cuando perseveran en la verdad, sobre todo es necesario que descubran que la recompensa de la mentira es vacía, no deja buen sabor y no produce buenos resultados.
Señor tu quieres que la verdad habite en el corazón de nuestros hijos, revela tu verdad, pedimos protección para ellos en medio de tanta maldad y aliéntalos a ser sinceros en las pequeñas cosas, sabiendo que algún día tendrán que asumir grandes responsabilidades y que solo las alcanzarán siendo fieles en lo poco.

Lourdes Diaz

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LA NECESIDAD-1

LA NECESIDAD DE LA SALVACIÓN

El principal problema que se encuentra el Señor con los hombres es que no son conscientes de su posición de condenación delante de Dios, de tal manera que nadie tiene que hacer nada especial para condenarse sólo seguir en la condición en la que se encuentra.

Romanos 3:23.

Porque no hay diferencia, 23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.

Ni un solo hombre se puede justificar por sus propias obras delante de Dios, ya que la existencia del pecado en el hombre le produce la separación de Dios.

Isaías 53:6.

6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

La Biblia nos habla que Dios cargó en él el pecado de todos nosotros, produciendo una novedad en la situación del hombre, ahora podía presentarse delante de Dios, a través de la salvación ganada por él.

1ª Juan 1:8-10.

8Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 10Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.

Para poder alcanzar la salvación es necesario reconocer el pecado que hay en nosotros y entonces podrá venir el perdón.

Hebreos 9:13-15.

13Porque si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas a los inmundos, santifican para la purificación de la carne, 14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? 15Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

El sacrificio de Jesús cumple con todas las exigencias de la ley para que el hombre, si lo acepta por la fe, pueda presentarse limpio delante de Dios.

Hebreos 9:27-28.

27Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, 28así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Está establecido para el hombre que después de la muerte venga el juicio personal. El que espera en él como Salvador no será avergonzado sino que recibirá la salvación.

Isaías 64:5-7.

5Saliste al encuentro del que con alegría hacía justicia, de los que se acordaban de ti en tus caminos; he aquí, tú te enojaste porque pecamos; en los pecados hemos perseverado por largo tiempo; ¿podremos acaso ser salvos? 6Si bien todos nosotros somos como suciedad, y todas nuestras justicias como trapo de inmundicia; y caímos todos nosotros como la hoja, y nuestras maldades nos llevaron como viento. 7Nadie hay que invoque tu nombre, que se despierte para apoyarse en ti; por lo cual escondiste de nosotros tu rostro, y nos dejaste marchitar en poder de nuestras maldades.

Sólo si el hombre cambia de actitud con respecto a su relación con Dios podrá un día presentarse en el juicio libre de la condenación.

Pr. Ramón Ubillos

 

ORACIÓN-Sana Doctrina

Oremos por volver al Mensaje de Jesús!

Oremos por recuperar la Sana Doctrina!

Oremos por la maldad de las falsas teologías!

Oremos por los débiles en la fe!

Oremos por los que se dejan engañar!

Oremos por ser ejemplo de fidelidad al Señor!

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LA EXCELENCIA

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Una de las máximas del mundo, es la de buscar la excelencia. Obviamente se está aludiendo a un nivel de calidad que se convierte en digno de ser elogiado.

De esta manera colocamos en un alto escalón, todo aquello que realizamos para sobresalir, para destacar la obra de nuestras manos o poner de manifiesto nuestros talentos.

Bien podríamos decir que en la sociedad se utiliza la excelencia como una de las herramientas más sofisticadas para obtener resultados que puedan ser admirados por encima de lo que consideramos la media de calidad.

Esta cuestión surge como resultado de una conversación que mantuve con un respetado pastor, que en una oportunidad me preguntó sobre cómo me encontraba.

Le respondí que muy bien, pero también muy cansado, argumentando que no solamente trabajaba mucho, sino que también buscaba en cada cosa que hacía llegar a la excelencia.

Él, por toda respuesta me dijo: Has pensado como está tú nivel de vanidad?

Esa noche, volví a pensar en el tema tratando de encontrar una explicación a lo que el pastor me había dicho. Y sobre todo a tratar de aclarar por qué había vinculado la excelencia con la vanidad.

En el fondo la cuestión es bastante simple: Si nos pasamos el día buscando la excelencia, lo más probable es que dejemos de hacer lo que es nuestra responsabilidad, porque estaremos más ocupados en exaltarnos que en cumplir con nuestras obligaciones.

En términos del mundo podríamos argumentar que por buscar la excelencia, estamos afectando nuestro rendimiento y en cierta forma estamos incumpliendo con nuestro deber.

En términos espirituales, llegados a este punto es cuando podemos advertir que efectivamente esa búsqueda de la excelencia, que supuestamente estamos ofreciendo a Dios, no es otra cosa que nuestra vanidad en acción.

El Eterno no nos demanda ni sacrificios ni perfecciones, nos demanda obediencia para que seamos fieles con aquello que es el Propósito para nuestra vida.

Al advertir esta relación entre excelencia y vanidad, no tuve menos que pedir perdón al Supremo por la necedad de mi actitud de disfrazar mi orgullo con la máscara de una falsa humildad.

Sirvamos al Señor con alegría, porque ÉL conoce la magnitud de nuestros talentos!

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EL PRECIO

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En una congregación una pareja manifestó su deseo de retirarse durante un tiempo porque tenían muchas dudas, porque estaban confusos con relación a la iglesia y con relación a Dios.

Esta decisión provocó reacciones de todo tipo, desde la comprensión hasta la incredulidad, porque como es natural si alguien se aleja por esas razones, algo está ocurriendo que afecta a todos.

En medio de esos difíciles momentos, una de las más antiguas maestras bíblicas, dijo unas palabras que resultaron más sorprendentes todavía: Ese es el precio…

Con la máxima discreción ella explicó las razones de tan drástica frase!

Por qué nos sentimos confusos?

Por qué precisamos alejarnos de la iglesia?

Por qué ponemos a Dios en el medio de esta clase de situaciones?

La confusión se origina en nuestro interior y somos los causantes primeros de todo lo que nos ocurre. Por qué? Porque vivimos en un continuo movimiento buscando cosas nuevas, novedades que nos agiten, que nos llenen de esa forma de entusiasmo que llamamos…incentivos.

Esto significa que no tenemos las bases sólidas que deberíamos de tener luego de pasar un cierto tiempo, viviendo la vida de una congregación y en lo que se supone un crecimiento espiritual continuo.

Si creemos no precisamos estímulos que nos impulsen a nuevas sensaciones, sino todo lo contrario. Si creemos, nos podemos afirmar en la Roca y comenzar a ser ayuda y referencia para quienes se inician en el camino de la fe.

Esto origina confusión, porque siendo como se supone que somos personas con tiempo en los caminos del Señor, por qué tenemos estos altibajos?

Y también esta situación nos tiene por responsables. Porque no encontramos en la Palabra de Dios, aquello que buscamos, porque no sabemos muy bien qué es lo que buscamos.

No tenemos una religión, tampoco tenemos soluciones mágicas a los problemas, ni tampoco manifestaciones que nos hagan llegar al éxtasis, como muchos pretenden al buscar sensaciones, impropias de un creyente.

Y si nos alejamos del Eterno, finalmente estamos demostrando que todo en lo que hemos creído y en todo lo que supuestamente hemos aprendido, no tiene relación con lo que llamamos la Fe.

No busquemos soluciones ni sensaciones en las cosas de Dios. Busquemos el Camino que nos abrió Jesús, hacia el Reino donde solo prevalecerá la Verdad y entonces seremos libres. Y entonces tendrá sentido pagar el precio por la perseverancia, aún en medio de las humanas dudas.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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AGUAS TURBULENTAS

He estado navegando
por aguas turbulentas,
y casi me he ahogado.
No obstante, tu mano
se extendió en mi socorro,
y de las aguas revueltas
Tú me has sacado.
Me has enseñado a nadar,
a enfrentar olas gigantes
provocadas por mi desatino;
porque tú,  Señor Jesús,
eres el Capitán de mi barco,
el que rige el timón
de mi ya escrito destino.
Has derribado, Señor
los muros de la falsedad,
y de la sórdida mentira
que estorbaban
mi crecimiento espiritual.
Tanta cosa que creía
como verdad para mi vida,
ahora veo que eran
frutos de mi mente carnal.
De mis muchas equivocaciones
una cosa he aprendido:
que las pruebas que he pasado
me han fortalecido.
Porque cada vez que erraba,
venía a tus pies, Señor,
me arrodillaba, y clamaba,
y volvía a mi niñez,
Y tú me  acariciabas, y me decías:
¡ No te preocupes, hijita,
inténtalo otra vez!
He comprendido también
que las pruebas que
superar no he logrado
me hicieron madurar,
y a valorar mi salvación.
Pues, cuánto más dura es la prueba,
y más débil me siento,
es cuando tu poder se revela
en mi humana condición.

Muchos amigos que he tenido
con el paso del tiempo
me han abandonado;
y sólo tú,  Señor Jesús,
de mi vida no te has desertado.
Con el abandono he aprendido
a luchar a favor de los que me dejaron,
porque cada vez que pienso en lo que ha ocurrido,
me pongo a orar por ellos
y son cubiertos por tu bendición,
e inmediatamente el perdón brota
de mi herido corazón.
Ahora mi barco viaja de viento en popa,
y no hay nada más que me impida navegar.
Con mis ojos puestos
en el horizonte de tu presencia
sigo mi viaje,
y un día,  por fin llegaré
a mi verdadero hogar.
Mi hogar está a tu lado, Jesús,
dónde viviré para siempre,
por toda la eternidad.
Gozando en tu presencia,
disfrutando de tu amor,
adorandote con los Ángeles…
¡ Ésa es la real felicidad!
Eres mi fiel amigo
con quién siempre puedo contar;
Teniéndote en mi vida,
¿qué más puedo desear?
El amor que me une a ti
es contra viento y marea,
y es más profundo que el mar.
Y en la alegría,  o en la tristeza,
en la riqueza, o en la pobreza,
en la vida, o en la muerte,
nadie, ni nada jamás
nos podrá separa.

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Lucia Caetano

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