EL SILENCIO

DEVOCIONAL

Jesús enseñó en el momento de su juicio  en Jerusalén el alto valor del silencio. Lo que significa callar cuando seguramente la actitud natural de los seres humanos sería lo contrario.

El Hijo del Hombre no se defendió y ante las reiteradas preguntas siguió guardando silencio, para evidenciar que de nada vale que nos justifiquemos y mucho menos que nos defendamos.

Esto es válido si tenemos en nuestro corazón la certeza de que es Dios el que justifica, de que es el Padre quién nos defiende y qué confiando en eso, permanecemos callados.

Estas reflexiones me hacía a propósito de una situación en la que en otros tiempos y en las mismas circunstancias, hubiera tratado de defenderme y aclarar mi causa.

Teniendo la convicción de no haber hecho nada malo y de que el Todopoderoso lo sabe más que nadie, tengo que pensar que la justificación, llegará, pero nunca por mi propia defensa.

Marcos 15:4 Otra vez le preguntó Pilato, diciendo: ¿Nada respondes? Mira de cuántas cosas te acusan.

Diego Acosta / Neide Ferreira

EN SILENCIO

DEVOCIONAL

El bullicio en el que vivimos nos impide apreciar cuestiones importantes que ocurren a nuestro alrededor. Una de ellas es la Obra del Espíritu Santo.

ÉL siempre responde a nuestras inquietudes, aún aquellas que podemos considerar menores o sin importancia, pero que demuestran su interés en ayudarnos.

Su promesa de ser una Guía para nuestras decisiones se cumple inexorablemente. Sin embargo por qué no lo advertimos? Por qué incluso ignoramos que nos ha estado hablando?

Simplemente porque somos incapaces de buscar un poco de silencio en medio de tanto bullicio ensordecedor, de palabras vacías, de vanas reflexiones que nos desorientan.

No seamos partícipes de la vorágine del mundo ni de sus sonidos estridentes, llamativos, pero que nos aíslan de lo importante como es la Obra del Espíritu.

Si tuviera que dar testimonio de esta Verdad, lo haría para alentar a quienes están aturdidos y por lógica desorientados. Somos templos del Espíritu y por tanto, guardianes y custodios de sus enseñanzas.

Hechos 2:32-33 
A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Así que, exaltado por la diestra de Dios,
y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo,
ha derramado esto que vosotros veis y oís

Diego Acosta / Neide  Ferreira

LA DEPRESIÓN -3-

Publicamos la tercera de cuatro partes sobre este asunto.

Porque mi yugo es fácil,
y ligera mi carga.
Mateo 11:30

Establecer con total franqueza y realismo, cuál es nuestra situación, es una prioridad fundamental.

Cuando es una primera vez, puede ser bastante complicado encontrar el método adecuado, para evaluar lo que nos ocurre. Pero, no desfallezcamos y no demos por perdida la batalla.

Cuando logremos avanzar, nos daremos cuenta, que una de las cosas que nos está afectando, son las circunstancias.

Es decir: si miramos lo que nos rodea, solamente veremos circunstancias y ahí se nos vendrá el mundo encima. Pero si hiciéramos el ejercicio, de tratar de ponernos en un lugar alto, veremos efectivamente, las circunstancias que nos afectan y que nos disgustan, pero también veremos que hay otras cosas, más allá de lo que cotidianamente nos afecta. No podemos engañarnos, de creer que nuestras circunstancias desaparecerán porque estamos en un lugar o volando como águilas, si tenemos una buena imaginación. Las circunstancias las seguiremos viendo. Pero, en cambio veremos, por ejemplo, que tenemos dones y capacidades, que nunca utilizamos y que si las utilizamos, lo hacemos de manera equivocada o con poca sabiduría.

También veremos, que hay otras personas que precisan de nuestra ayuda, incluso mucho más que lo que nosotros mismos pensamos. Y que de pronto, todos esos talentos que están pasivamente en nuestro interior, pueden ser utilizados para ayudar a quienes lo precisan. Y no estamos hablando de dinero, estamos hablando de algunas cuestiones más sencillas. Puede ser una realidad, que nuestra economía, esté pasando por un momento difícil, pero si no tenemos dinero para dar, nos podemos encontrar con la agradable sorpresa, que si tenemos tiempo, para regalar.

Y cuando decimos tiempo, estamos hablando no solo del tiempo físico, sino también del tiempo necesario, para seguir una conversación o más simplemente para escuchar.

Hay muchas más personas de lo que nos podemos imaginar, que sufren por no tener quién las escuche!

Y eso es un sufrimiento?

Por supuesto que lo es, y muy cruel, porque estas personas no solo no tienen quién las escuche, sino que es probable, que vivan en la cruel cárcel del silencio no deseado.

Con solo dejarnos llevar por estos pensamientos, ya hemos dado un gran paso, porque hemos dejado de considerar nuestra situación y estamos pensando en los demás.

Si vanidosamente nos creemos que somos el centro del mundo, luego no nos quejemos cuando por causa de esa misma vanidad, nos creemos que somos los mayores sufridores del mundo!

A partir de estas ideas, podremos comenzar a observar un fenómeno muy interesante. Quizás ya no veamos nuestras circunstancias tan negras y tan depresivas, como las veíamos.

Diego Acosta

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