LA DEPRESIÓN -3-

Publicamos la tercera de cuatro partes sobre este asunto.

Porque mi yugo es fácil,
y ligera mi carga.
Mateo 11:30

Establecer con total franqueza y realismo, cuál es nuestra situación, es una prioridad fundamental.

Cuando es una primera vez, puede ser bastante complicado encontrar el método adecuado, para evaluar lo que nos ocurre. Pero, no desfallezcamos y no demos por perdida la batalla.

Cuando logremos avanzar, nos daremos cuenta, que una de las cosas que nos está afectando, son las circunstancias.

Es decir: si miramos lo que nos rodea, solamente veremos circunstancias y ahí se nos vendrá el mundo encima. Pero si hiciéramos el ejercicio, de tratar de ponernos en un lugar alto, veremos efectivamente, las circunstancias que nos afectan y que nos disgustan, pero también veremos que hay otras cosas, más allá de lo que cotidianamente nos afecta. No podemos engañarnos, de creer que nuestras circunstancias desaparecerán porque estamos en un lugar o volando como águilas, si tenemos una buena imaginación. Las circunstancias las seguiremos viendo. Pero, en cambio veremos, por ejemplo, que tenemos dones y capacidades, que nunca utilizamos y que si las utilizamos, lo hacemos de manera equivocada o con poca sabiduría.

También veremos, que hay otras personas que precisan de nuestra ayuda, incluso mucho más que lo que nosotros mismos pensamos. Y que de pronto, todos esos talentos que están pasivamente en nuestro interior, pueden ser utilizados para ayudar a quienes lo precisan. Y no estamos hablando de dinero, estamos hablando de algunas cuestiones más sencillas. Puede ser una realidad, que nuestra economía, esté pasando por un momento difícil, pero si no tenemos dinero para dar, nos podemos encontrar con la agradable sorpresa, que si tenemos tiempo, para regalar.

Y cuando decimos tiempo, estamos hablando no solo del tiempo físico, sino también del tiempo necesario, para seguir una conversación o más simplemente para escuchar.

Hay muchas más personas de lo que nos podemos imaginar, que sufren por no tener quién las escuche!

Y eso es un sufrimiento?

Por supuesto que lo es, y muy cruel, porque estas personas no solo no tienen quién las escuche, sino que es probable, que vivan en la cruel cárcel del silencio no deseado.

Con solo dejarnos llevar por estos pensamientos, ya hemos dado un gran paso, porque hemos dejado de considerar nuestra situación y estamos pensando en los demás.

Si vanidosamente nos creemos que somos el centro del mundo, luego no nos quejemos cuando por causa de esa misma vanidad, nos creemos que somos los mayores sufridores del mundo!

A partir de estas ideas, podremos comenzar a observar un fenómeno muy interesante. Quizás ya no veamos nuestras circunstancias tan negras y tan depresivas, como las veíamos.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com