ESA VERDAD…

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Los años a algunas personas les aportan experiencia, a otros disgustos y a otros una cierta capacidad para evadirse de la realidad en la que viven.

Personalmente diría que los años me han servido para comprobar la cantidad de errores que se pueden cometer y de cómo la Gracia del Señor puede transformar la vida  oscura a la Luz.

Conversando con un amigo recordé un tiempo específico del pasado, en el que fantaseábamos con cambiar de país, de forma de vivir y hasta de pensar.

Solo que en la práctica esa forma fantaseosa de obrar, lo único que generaba era más frustración, porque no íbamos a ninguna parte y donde permanecíamos cada día estábamos peor.

Y esto me lleva a pensar en esa verdad…que no nos queremos confesar y que tratamos de soslayar para seguir intentando no ya de vivir sino de sobrevivir.

Personas que formaron parte de nuestro presente en otros años, ahora son igual de mayores que yo y siguen en la misma lucha cotidiana impregnada de proyectos irrealizables y lo que es peor, con un futuro más que previsible.

Todo, absolutamente todo, cambia cuando por la Gracia, el Señor nos llama a su lado. La cuestión radica en si escuchamos esa Voz o si nos seguimos escondiendo tras esa verdad a la que nos hemos acostumbrado.

Escuchar y aceptar el llamado es también una decisión personal. Algunos la escuchamos y otros la postergamos para otro momento.

Solo que intentar esconder la Verdad no es posible, para alguien que como yo, se vivía mintiendo. Que era la mayor de las mentiras!

2 Timoteo 4:4

y apartarán de la verdad el oído

y se volverán a las fábulas.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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PREDICAR…?

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Jesús nos mandó a llevar el Evangelio hasta los confines de la tierra…!

A toda persona…!

Pero, es lo que hacemos?

Qué es lo que predicamos, que Evangelio llevamos, a quienes lo brindamos?

Es necesario que cómo punto de inicio para una reflexión, hagamos un acto de sinceridad profunda, primero con nosotros mismos.

Más de una vez me he preguntado: Qué estoy predicando?

Estoy predicando la Verdad de Jesús o lo que personalmente interpreto como verdad?

Estoy predicando que Jesús es la Luz del mundo o estoy interpretando que es la luz de la qué nos habló el Hijo del Hombre?

Estoy predicando sobre el valor de la Sal que habló Jesús o de lo que creo que es la salda para el mundo?

Qué estoy predicando?

Es hora que seamos más que honestos y pensar, como intento hacerlo, acerca del valor de mis palabras confrontadas con la Palabra de Dios.

No basta con las buenas intenciones, debo ser fiel al mandato de Jesús, pero sin los condicionantes que como hombre me planteo.

No debo agradar a nadie!

No debo ser obsecuente con nadie!

No debo aceptar condiciones de nadie!

La Única fuente de inspiración la predicación debe ser el Espíritu!

No debo caer en el chantaje personal, de condicionar lo que supuestamente presento como mensaje, bajo el peso de mis intereses, de mis conveniencias o de mis necesidades.

Predicar como nos mandó Jesús, significa alejarnos del mundo y acercarnos al Reino!

Todo lo demás será un triste remedo de los fariseos, que decían una cosa y hacían otras.

1 Corintios 1:17

Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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