BUENA O MALA VOLUNTAD

DEVOCIONAL

Una situación familiar sin importancia, me confrontó con algo que tiene una singular profundidad si lo consideramos desde la perspectiva espiritual.

Se trata de la buena o la mala voluntad que tenemos frente a determinadas situaciones, que muchas veces afectan la convivencia de personas que normalmente deberían actuar con la mayor armonía.

Generalmente puede pensarse que estamos obligados a tener buena voluntad, que debemos hacerlo elevando nuestros pensamientos hacia las enseñanzas de Jesús.

Entonces todo cambia y debemos pedir perdón por nuestros excesos y por nuestra mala voluntad. Pero eso no es excluyente del hecho de que muchas veces se abusa de la buena voluntad.

En cuyo caso debemos apelar nuevamente al Poder del Espíritu para que nos guíe y no nos haga pecar cuando nos sentimos indefensos ante quienes abusan tal vez a sabiendas, de nuestra buena voluntad.

Con la mirada puesta en el Prójimo, pedimos perdón por nuestros excesos!

Proverbios 3:29
No intentes mal contra tu prójimo
que habita confiado junto a ti.

Diego Acosta / Neide Ferreira

 

 

PONIENDO LA MIRADA ARRIBA

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO

Colosenses 3.1–2
1:Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2:Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

¿Has tratado alguna vez de hacer una hilera de pisadas perfectamente rectas en la nieve? ¡No es nada fácil! Ante este reto, la mayoría de las personas caminan de manera calmada, mirando hacia abajo y concentrándose intensamente en los pies. Siempre que alguien enfrenta este reto mirando hacia abajo, puedes estar seguro de que no lo logrará. Cuando caminamos mirando nuestros pies, no tenemos idea de adonde estamos yendo, porque la experiencia se centra totalmente en nosotros mismos. No hay ninguna perspectiva, porque no podemos ver el resto del entorno. No hay un foco verdadero, ya que la referencia de cada pisada es nuestra pisada anterior. Nosotros no nos vemos a nosotros mismos como parte de un entorno mayor. Por tanto, por más que lo intentemos, simplemente nos moveremos sobre la nieve sin tener un norte. La única manera para hacer una hilera de pisadas rectas es, literalmente, olvidarnos de los pies. El secreto es mirar hacia delante en línea recta fijando la vista en un poste o un árbol caído que esté a lo lejos. Luego, con la mirada puesta en ese objetivo, comencemos a caminar. Si fijamos nuestros ojos en algo que nos quede lejos, nos mantendremos caminando siempre en la dirección correcta. Lo mismo sucede con nuestra vida espiritual. Si vivimos concentrados en nosotros mismos, no veremos todo el panorama y, sin duda alguna, nos moveremos sin un rumbo fijo.
Necesitamos tener los ojos puestos en algo más inspirador que las circunstancias en las que nos encontramos. Quizás sea el cumplimiento de una Palabra que el Señor nos dio. Quizás sea la realización de una visión que recibimos. O bien podría ser la finalización de un proyecto en nuestras vidas que hará que veamos la Gloria de Dios. Sea cual sea el tema, esto nos inspirará y animará a seguir adelante cuando ya las fuerzas parezcan desvanecerse.
Pero, cuando nos enfocamos más allá de nosotros mismos, fijando nuestros pensamientos y nuestros ojos espirituales en Jesús y Su Voluntad, podemos confiar en que nuestro camino será recto. No nos desviaremos y estaremos seguros en cada paso que demos. ¡Haz la prueba!
Isaías 26:3
«Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera, porque en ti ha confiado.»

Pr. José Gilabert

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SIN RESPUESTA

Más de una vez me he quejado amargamente porque Dios no respondía a mis preguntas!

Más de una vez!

Pero lo único que quedó en evidencia es la torpeza y la necedad por reclamar, a quién no le debemos hacer y por cosas que menos aún debemos reclamar.

Pero en medio de la ofuscación leí una frase contundente, que fue la primera respuesta que el Eterno me dio: Con una Biblia cerrada no esperemos sus respuestas…

Entonces reparé cuánto hacía que no dedicaba tiempo y sobre todo atención a la Sabiduría que nace como un manantial de aguas vivas del Texto Sagrado.

Con profundo arrepentimiento pedí perdón por tanta tontería y simpleza, por haber comparado el mundo de los hombres y los comportamientos de los hombres, con el del Soberano sobre todas las cosas.

Y aprendí: Dios nos habla, nos responde, nos amonesta, nos enseña, siempre y cuando que tengamos la Biblia abierta, escudriñando sus Palabras.

De haber comprendido esto antes me hubiera evitado  disgustos y hasta problemas, porque todo depende de mi actitud, no de los hechos del Poderoso de Israel.

Con cuanta frecuencia cometo y creo que la mayoría de nosotros cometemos, el error de pensar que Dios se ha alejado de nosotros, cuando es exactamente lo contrario.

Además caemos en el tremendo acto irrespetuoso a Su Majestad, de reclamarle cosas que hacen a Su Voluntad y por lo tanto exceden a la de nuestra humana condición.

Fue así que comprendí que la Sabiduría no viene por los años, sino por la Revelación que viene de lo Alto.

Y desde entonces tengo la Biblia siempre abierta…!

Salmo 34:11

PT – Vinde, meninos, ouvi-me;

        eu vos ensinarei o temor do Senhor.

ES – Venid, hijos, oídme;

        el temor de Jehová os enseñaré.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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