RIESGO

Una de las situaciones más complejas que podemos afrontar los seres humanos, es vincular las confrontaciones personales, con Dios.

Esta es una de mis mayores preocupaciones porque muy a menudo me encuentro con esta especie de dilema, que significa diferenciar los problemas de hombres y entre hombres, con lo relacionado con el Eterno.

Principalmente esta situación se plantea cuando por las razones que sea tengo un problema, de carácter personal, con alguien muy cercano.

La parte irracional de mi persona se rebela, sobre todo cuando creo que tengo razón en una discusión, pero tengo que ceder por una cuestión que hace a la jerarquía de la otra persona.

Entonces comienza mi conflicto interior y creo que Dios no ha sido justo conmigo y me ha abandonado.

Y es en ese momento cuando yo mismo me pongo en peligro, al no saber diferenciar que un problema con otro hombre, no tiene nada que ver para que se modifique mi relación con el Eterno.

Ser sabio en estas circunstancias es muy difícil, pero absolutamente necesario, para no agregar a un problema mundano, otro de tremenda gravedad espiritual.

En las cuestiones humanas, dejemos al margen al Señor, quién es nuestro verdadero socorro.

Esdras 9:10

ES – Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto?

Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos.

PT – Agora, pois, ó nosso Deus, que diremos depois disso?

Pois deixamos os teus mandamentos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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FIN OBRAS DEL SEGUNDO TEMPLO

HACIENDO MEMORIA – DCCCVI

12 de Marzo de 515 a.C.

En el mismo lugar donde fuera construido el Primer Templo por el rey Salomón, se termina la obra del Segundo en Jerusalén.

El rey Ciro de Babilonia ordenó la reconstrucción del Templo, según consta en el Libro de Esdras Capítulo 6 versículos 3 al 6.

Los utensilios y objetos de valor que habían sido robados durante la invasión babilónica ordenada por Nabucodonosor fueron restituidos.

Diego Acosta

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QUIENES ERAN LOS FEREZEOS

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LA OTRA HISTORIA

Este es uno de los siete pueblos que formaban parte de la población de Canaán, cuando Jehová introdujo a su Pueblo en la Tierra Prometida, Génesis 15:20, Deuteronomio 7:1, Josué 3:10, 9:1, Jueces 3:5.

A pesar de que el mandato era de destruirlas del todo, sin formar alianzas con ellas ni tenerles misericordia, en los tiempos de Salomón vuelven ser mencionados, 1 de Reyes 9:20. También permanecían en la región de Canaán en los tiempos del regreso del cautiverio babilónico, Esdras 9:1.

El término Ferezeo podría traducirse como aldeanos y sus orígenes los vincularían con los heteos y también con los Refaítas, que habitaban en la región oeste del río Jordán.

Esta relación con Refaim, sería la que identifica a los Ferezeos, como uno de los probables pueblos que tenían elevadas estaturas, como se revela en Deuteronomio 2:10, 3:11.

La historia de los Ferezeos confirma una vez más el celo de Jehová para que los hebreos no se mezclaran con ningún otro pueblo, tanto en las relaciones personales como en las espirituales.

Es decir para que no contrajeran enlaces con los nativos ni tampoco adoptaran sus ídolos, ya que eran politeístas y Jehová no comparte con nadie su Gloria.

Diego Acosta

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ESDRAS LEE LA LEY DE MOISÉS A LA ASAMBLEA DE ISRAELITAS

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HACIENDO MEMORIA – DCLXVIII

31 de Octubre de 445 a.C.

Este momento está registrado en la Biblia y ocurrió en Jerusalén, luego de que una gran cantidad de judíos que habían sido llevados cautivos a Babilonia, pudieran regresar.

Esdras se enfrentó con la situación que los israelitas se habían casado con las mujeres de la región, principalmente las cananeas, lo que motivó su severa reacción.

Esdras oró pidiendo perdón a Jehová por los pecados cometidos, Esdras 9:6. Esdras fue un escriba que luego colaboró con Nehemías.

Diego Acosta

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QUIENES ERAN LOS JEBUSEOS?

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LA OTRA HISTORIA

Los jebuseos eran descendientes del tercer hijo de  Canaán, que era nieto de Noé y uno de los hijos de Cam. Debe recordarse que sobre Canaán recayó la maldición de a raíz del episodio en el que el Patriarca en estado embriaguez fue visto por su hijo Cam y por su nieto Canaán.

Los jebuseos habitaban al norte de Jerusalén, en la región montañosa que la rodea. Jerusalén recibía el nombre de Jebús, Josué 18:28, Jueces 19:10-11 y 1 de Crónicas 11:4-5. Jerusalén también recibió el nombre de Usuralim, Génesis 14:18.

Los jebuseos sufrieron la quema de Jerusalén por parte de Josué cuando venció a la confederación que se levantó contra Gabaón. Fue precisamente Adonisedec, rey de Jerusalén el que se enfrentó a las fuerzas de Josué y tras su derrota vino la destrucción de Jebús o Jerusalén.

Los jebuseos no abandonaron la región y convirtieron en una verdadera fortaleza la colina oriental de Jerusalén. Recién en los tiempos de David la tierra de los jebuseos fue conquistada, pero el Rey les permitió vivir en ella.

David le compró a Arauna que era el rey de los jebuseos, su era, según consta en 2 Samuel 24:16, 18, 23-24. Además de la era David le compró no solamente la era sino también los bueyes con los que ofreció un holocausto, en un altar especialmente levantado en honor de Jehová.

Luego los jebuseos se convirtieron en siervos del hijo de David, el rey Salómón, 1 Reyes 9:20-21.

Es destacable que luego del cautiverio de los judíos en Babilonia, todavía son mencionados como habitantes de Jerusalén, Esdras ):1-2, Nehemías 7:57 y Zacarías 9:7.

Los jebuseos forman parte de la historia del pueblo judío y especialmente de la región de Jerusalén, la Ciudad Santa.

Diego Acosta

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