ANHELEMOS SER PERFECTOS

 

JESÚS Y MATEO

El Hijo del Hombre cerró una parte del Sermón del Monte, aludiendo a una cuestión que es virtualmente imposible de alcanzar para los seres humanos. MATEO 5.48 Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto.

Con esta exhortación para que seamos perfectos, Jesús culminó una parte importante de su enseñanza, que comprendió dentro del capítulo 5 de los versículos del 17 al 48.

El tema de la Perfección, lo encontramos en el Antiguo Testamento teniendo como protagonista al Patriarca Abram antes de que se cambiara su nombre.

Génesis 17:1 Era Abram de edad de noventa y nueve años, cuando le apareció Jehová y le dijo: Yo soy el Dios Todopoderoso; anda delante de mí y sé perfecto.  También para él era un propósito inalcanzable.

En el Libro de Levítico, vuelve a aparecer esta cuestión fundamental, cuando se establecen las normas para los levitas que tendrían que cumplir tras ser apartados para servir en el Templo. Levítico 18:13 Perfecto serás delante de Jehová tu Dios.

Este grado de Perfección planteado por Jesús e imposible de cumplir para los hombres, revela que Dios no puede rebajarlo, porque de hacerlo comprometería su propia condición.

Es obvio qué siendo Perfecto, en modo alguno podría fijar un nivel que fuera imperfecto en cuánto a la rectitud. Solo Jesús alcanzó la Perfección, como leemos en 2 Corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.

Aún sabiendo que nos resulta imposible de lograr, anhelemos ser Perfectos como Jesús hecho Hombre, lo fue.

Diego Acosta

 

HIJOS DEL PADRE

HIJOS DEL PADRE

El Hijo del Hombre siguió enseñando a propósito del Mandamiento del Amor y de su dimensión.

MATEO 5:45 Para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.  Esta afirmación está dirigida a dejar la evidencia de como es el Amor de Dios.

Se extiende sobre los enemigos y es el Amor que ÉL brinda indiscriminadamente, pero el Hijo aclara la alternativa que existe ante este concepto.

Veamos Juan 8:44: Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer. Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.

Una vez más Jesús nos confronta con esta realidad: O seguimos a Dios o seguimos al Diablo. Dios brinda su Amor Eterno al elegido: Jeremías 31:3 Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia.

David en el Salmo 145:9 destaca otro aspecto relacionado con el Dios Eterno: Bueno es Jehová para con todos, y sus misericordias sobre todas sus obras. De esta manera se explica lo que dijo Jesús: que el sol salía sobre buenos y malos y sobre justos e injustos.

Diego Acosta

NO DEBEMOS JURAR

NO DEBEMOS JURAR

El Hijo del Hombre cambió de argumento en el Sermón del Monte y se refirió a la cuestión de los juramentos y detalló lo que no debemos hacer.

MATEO 5:33-36 33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

La primera advertencia estuvo relacionada con el hecho de no perjurar, fundamentado en Levítico 19:12 Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová. Y también en Éxodo 20:7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

Jesús determinó que no podemos jurar de ninguna manera ni por el cielo, que es el Trono del Padre. De esta manera rebatió las ideas de que había distintos grados de cumplimiento de los juramentos y también con el uso descuidado y hasta profano de esta clase de pronunciamientos.

Los otros juramentos que prohibió el Príncipe de Paz eran verdaderos timos que algunos judíos hacían al no mencionar a Jehová y por tanto evitando que sus mentiras estuvieran bajo el juicio divino.

Olvidaban con esas actitudes lo destacado en el Salmo 11:4 Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.

Diego Acosta