EL CASTIGO DE DIOS

Por considerarlo de especial interés, reproducimos el comentario publicado por el Diario alemán FRANKFURTER ALLGEMEINE, con el título original. EUROPA DIVIDIDA: ESPERANDO EL CASTIGO DE DIOS.

MEDIA

La mayoría de los rumanos y polacos todavía creen en el infierno. En el Occidente ilustrado, el resultado de esta encuesta crea una hilaridad que parece frívola en el contexto de la guerra de Ucrania.

Por supuesto, solo podemos reírnos de eso: en Rumania y Polonia todavía creen en el infierno. Según una encuesta realizada por World Values ​​Survey entre 2017 y 2020, más del cincuenta por ciento de los encuestados en ambos países dijeron que creían con certeza la existencia de un infierno. Por ello cosechan el escarnio esperado en nuestros círculos eruditos. Un abogado casual y twittero con sede en Londres comentó el resultado de la encuesta con cara de diablo travieso. Un sociólogo alemán de cara al público irónicamente tuiteó que los dos países eran «los únicos realistas en la UE». Por esto fue recompensado por su multitud con rostros sonrientes y gotas de sudor. Esa es la sonrisa barata de los arrogantes, que quieren ser especialmente ingeniosos incluso en los malos tiempos. Este es el sudor relajado de la gente sensata que solo cree en la Ilustración, si es que cree en algo, porque les dio un sistema de navegación. La presunción de quienes han perdido toda comprensión de una cosmovisión trascendente habla desde los emojis. El amor recién encendido por Polonia tiene sus límites. Y se aseguran dura y militantemente donde se trata de la obra de Dios y la aportación del diablo. Ironía con regusto amargo No es necesario exagerar sentimentalmente la creencia en la gente de Europa del Este para darse cuenta de que la encuesta destaca una vez más el telón de acero de valores que separa Europa del Este y Europa Occidental. Parece evidente que en una región donde los miembros huyen de las iglesias cristianas, falta imaginación para un lugar de castigo eterno por el pecado; en Alemania, por ejemplo, solo un buen 15 por ciento de los encuestados cree en el infierno. Sólo la ironía condescendiente hacia la sencillez metafísica de nuestros vecinos europeos tiene un regusto amargo cuando se lee, por ejemplo, a la dramaturga ucraniana Anastasiia Kosodii, que en el “Tagesspiegel” se confesaba sin pestañear, mirando los cadáveres calcinados de soldados ucranianos torturados: “Mi ateísmo terminó el 24 de febrero, así que creo en Dios, o más bien en el castigo de Dios para quienes lo merecen”. Hasta ahora, el crimen de guerra ruso solo nos ha afectado política y económicamente, en otros lugares también ha sacudido nuestros cimientos más íntimos. Para nosotros, el concepto de pecado es solo una hipótesis religiosa abstracta, para la mayoría de las personas es una noción francamente tonta. Por otro lado, más cerca de los crueles acontecimientos de la guerra, uno siente dudas sobre si los excesos de violencia en suelo ucraniano no tendrán también algo que ver con el hecho de que demasiados han perdido el miedo a una caída por el pecado que amenaza el alma. De repente, la tesis de Hannah Arendt de que los peores crímenes violentos del siglo XX no habrían ocurrido “si la gente todavía hubiera creído en el infierno” vuelve a tener sentido.

Autor: Simon Strauss /

SIETE PLAGAS SOBRE EGIPTO

ESCUDRIÑAR

El Proceso iniciado por el Dios Todopoderoso para liberar a su Pueblo de Egipto, se estaba cumpliendo y afectando seriamente el poder de Faraón.

El soberano más poderoso de la tierra solo tenía un problema: Los judíos que habitaban en la rica tierra de Gosén. En contra de lo que había previsto su padre, no se integraron con los millones de habitantes del Reino.

Al contrario de 70 personas crecieron hasta ser cientos de miles y formando un núcleo poderoso, que se mantenía al margen de la vida de los egipcios.

Las siete primeras plagas tuvieron algunos detalles singulares. Las tres primeras fueron anunciadas por Aarón y de ellas  dos pusieron en alerta a Faraón, que fueron la de conversión en sangre de todas las aguas y la presencia de millones de ranas.

La restante, la tercera, llegó sin ser anunciada y fue la de los mosquitos o piojos o pulgas. Faraón lejos de conceder el pedido de los enviados de Jehová, respondió endureciendo su corazón.

En la siguiente serie de tres plagas cambió el protagonista que pasó a ser Moisés, quién anunció las dos que azotarían a Egipto: tábanos y peste que afectó principalmente al ganado. La última llegó sin advertencia ninguna y fue la de las úlceras.

Moisés anunció el hecho sobrenatural que se abatiría sobre Faraón y su Reino: el del granizo gigantesco y el fuego, que desafió toda forma de lógica humana. Granizo y fuego, juntos…

Faraón se tendría que enfrentar a las siguientes pestes, que serían las finales hasta la liberación del Pueblo de Dios.

Diego Acosta

TIRAR COMIDA

ANTIVIRUS

Tirar comida…No faltará quién se moleste por esta afirmación. Se podrá argumentar que decir…tirar comida, es una auténtica exageración.

Pero a veces la contundencia de una afirmación puede movilizar la mente y el corazón de las personas, para que modifiquen su forma de obrar.

Tiramos comida?

Quién puede dudarlo, aunque para calmar conciencias se diga que solamente son los restos de las comidas familiares y por tanto no es algo hecho a propósito.

Sin embargo, si tiramos alimentos es porque hay algo que estamos haciendo mal. Por ejemplo, sabiendo cuántos se sientan a la mesa, por qué se cocina para más personas que las necesarias?

Desterrando este hábito, podríamos solucionar la cuestión de tirar la comida, porque ofende a la lógica y al sentido común. Y porque en el fondo es una manera de no cumplir con la ayuda al Prójimo que proclamó Jesús.

Diego Acosta

 

TRI…ABUELO

DEVOCIONAL

Lo que para muchos sería una simple carta, el conocimiento de un mensaje de un anciano pastor a un familiar, tuvo sin embargo una especial atención de mi parte.

En la carta aludía a su condición de ser tri-abuelo… un privilegio que no muchas personas pueden exhibir, pero que en este caso no era mostrado con orgullo sino con agradecimiento.

Esa condición de tener descendencia hasta la tercera generación era motivo de un profundo reconocimiento al Señor, por la Gracia que le había concedido.

Aún en estas circunstancias el anciano maestro, dejaba una lección acerca de como debemos obrar ante las Decisiones del Todopoderoso.

Nunca entender que determinadas cuestiones son producto de nuestro saber o de nuestro merecimiento, sino que la Gracia Divina se ha derramado sobre nuestra vida.

Solamente así preservaremos nuestro corazón de cualquier amenaza de orgullo o de vanidad, por valederos que puedan ser los motivos que puedan provocarlos.

Proverbios 3:3-4
Nunca se aparten de ti la misericordia y la verdad;
átalas a tu cuello,
Escríbelas en la tabla de tu corazón;
y hallarás gracia y buena opinión
ante los ojos de Dios y de los hombres.

Diego Acosta / Neide Ferreira

 

 

MUCHO O POCO

EL ABUELO SALOMÓN

Es curioso como el que mucho tiene siempre estará bajo sospecha cuando tiene un acto de generosidad. Siempre se dudará sobre lo que ha salido de su mano.

Se dirá que ha sido poco, que no ha sido generoso sino más bien lo contrario, rozando la categoría de miserable. Por mucho que haya dado.

En cambio el que poco o nada tiene, todo lo que ponga en la mano de otro, será siempre mucho. Simplemente, porque nadie pondrá en duda que está dando de lo que falta y no de lo que le sobra.

Pensando en esto, viene al caso saber que en el fondo se trata de tener buenos actos, no por el placer de hacerlo, sino por la necesidad espiritual de ayudar al Prójimo.

De allí que haya dadores alegres y personas que se piensan muy bien cuanto ofrecerán porque tratan de asegurar que ese hecho no afecte su tranquilidad futura.

La mano abierta siempre será generosa, aunque solamente tenga lo indispensable. Pero en una mano abierta, siempre es posible recibir de la generosidad de otro.

Diego Acosta