los desechadores

LOS DESECHADORES

EL ABUELO SALOMÓN

Quizás nos podamos sorprender cuando nos llamamos a nosotros mismos: desechadores.

Desechadores, de qué?

Pues desechadores de todo, principalmente de lo que nos dicen  nuestros padres o nuestros verdaderos amigos, cuando nos hacen reflexiones sobre algunas de nuestras decisiones.

Esto ocurre, porque nos consideramos más sabios que los sabios y por tanto no precisamos que nadie nos diga nada y mucho menos si se trata de cuestionar o modificar alguna idea que consideramos como la verdad absoluta.

Lo triste es que cuando nos damos cuenta de qué aquellos consejos o sugerencias estaban acertados y los nuestros muy equivocados, ya es tarde porque estaremos ante situaciones irreparables.

Ser sabio es una virtud que nuestra soberbia nos impide que tengamos, porque entender que el patrimonio de la sabiduría no lo tiene nadie, es el comienzo de una nueva forma de vivir. Mejor, claro está.

Diego Acosta

sinfonia otonal

SINFONÍA OTOÑAL

DEVOCIONAL

Mientras miraba un gigantesco árbol que se levanta frente a mi casa, me impactó la visión de que en cierta forma los humanos somos como esa preciosa Obra de la Creación.

Durante un tiempo luce radiante con el verde más luminoso, ofreciendo sus ramas y follaje a los pájaros que encuentran cobijo, sombra y protección.

Luego llega el otoño y aquel colorido se convierte en una mezcla se ocres, naranjas, amarillos y entonces comienza a verse la estructura del gran árbol.

Lo mismo ocurre con los humanos que luego del tiempo de la plenitud, nos llega el tiempo del ocaso, aunque sigamos fuertes pero ofreciendo un colorido diferente.

No el soberbio del esplendor sino los suaves que se corresponden con la madurez, tal vez con la serenidad y en cierta forma con la sabiduría.

Si fuéramos capaces de admirar y entender la Obra del Eterno, seríamos capaces de comprender como es nuestra vida y qué hasta en los tiempos del final, como cuando caen las hojas de los árboles, podremos ser útiles al Prójimo.

Deuteronomio 32:2
Goteará como la lluvia mi enseñanza;
destilará como el rocío mi razonamiento;
como la llovizna sobre la grama,
y como las gotas sobre la hierba;

Diego Acosta / Neide Ferreira

grave decision de australia

AUSTRALIA AFECTA A ISRAEL

ANTIVIRUS

El gobierno australiano decidió dejar de reconocer a Jerusalén oeste como capital de Israel. El argumento de la medida está relacionado, con los problemas que pueda haber creado el anterior reconocimiento.

En otras palabras: El gobierno australiano reclama dejar en manos de palestinos e israelíes, el destino de Jerusalén. De esta manera Israel deja de tener capital.

Una grave decisión porque afecta a un estado soberano y las decisiones que se adoptaron tras la Guerra de 1967, cuando se declaró a Jerusalén como capital única e indivisa de Israel.

La Ciudad de David es desde siempre la capital de Israel y su soberanía sobre la ciudad tiene siglos y siglos de antigüedad. Sin contar el significado espiritual que tiene para el Pueblo de Dios.

Diego Acosta

 

 

espejos vivientes

ESPEJOS VIVIENTES

DEVOCIONAL

Generalmente tenemos la tendencia de convertir en anécdotas o en episodios triviales, cuestiones que tienen más importancia que la que le atribuimos.

Una de ellas, es la de como los niños tienden a imitar en sus primeros años, todo lo que hacen los padres. O la mayoría de las actitudes de los padres.

Y en cierta forma puede resultar gracioso o simpático lo que ocurra. Pero pensándolo bien, también los niños pueden ver como los padres no se tienen respeto.

O más grave aún que un niño pueda ver agresiones físicas. Entonces es cuando comienzo a advertir que lo gracioso se convierte en tragedia, mucho más cuando una criatura no tiene el discernimiento suficiente como para entender lo que está ocurriendo.

De allí la importancia que tengamos siempre presente, que somos el espejo de nuestros hijos. Y que ellos buscarán imitar aquello que vieron. Sea para lo bueno o sea para lo malo malo.

Deuteronomio 11:19
Y las enseñaréis a vuestros hijos,
hablando de ellas cuando te sientes en tu casa,
cuando andes por el camino,
cuando te acuestes, y cuando te levantes.

Diego Acosta – Neide Ferreira