La seducción del lujo

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Sin solución de continuidad podemos advertir como el lujo, se convierte en un poderoso imán para atraer a quienes lo pueden disfrutar y también a quienes lo anhelan.

Esta situación tiene su gravedad, a pesar de que su tratamiento se lo pueda considerar como otra frivolidad, que finalmente logra el fin del lujo: que se lo desee…

En realidad cuando hablamos del lujo estamos hablando de cuestiones que en la Biblia tienen claras definiciones.

Mencionamos la vanidad, el orgullo, para quienes lo tienen. Y también podemos mencionar la envidia, la frustración por codiciar lo que otros tienen.

En el fondo estamos hablando de la brutal influencia que tiene el dinero sobre la sociedad en la que vivimos. Y también queda en evidencia que la riqueza parece ser un fin necesario.

Ser pobre no es un baldón y no desear la riqueza, tampoco es una torpeza. La ostentación del lujo, ofende a quienes luchan por vivir con dignidad y no hacen del dios mamon, el dios dinero el centro de su existencia.

Tenemos un Dios verdadero que nos advierte sobre el afán por el dinero.

Diego Acosta