COMERCIALMENTE…ENAMORADOS?

Blog del TIEMPO!

Para muchos de nosotros, este día puede resultar uno más, entre otros. Pero también para otros muchos, puede ser un día muy especial.

Recordamos que Jesús dijo que debíamos influir en el mundo, ser Luz. Y por tanto no nos podemos dejar influenciar por que propone el mundo!

Siendo así, nos permitimos recordar la maravillosa enseñanza del maestro galés Matthew Henry, sobre el hombre y la mujer, a propósito de Génesis 2:22:

“La mujer fue formada de una costilla (es decir, del costado) de Adán; no fue hecha de su cabeza, como para tener dominio sobre él; ni de sus pies, como para ser pisoteada por él; sino de su costado, para ser igual a él, de debajo de su brazo para ser protegida, y de junto al corazón para ser amada”

Hoy y todos los días recordemos esta lección, sobre la relación nás elevada entre el hombre y la mujer, que es el verdadero amor!

Diego Acosta

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MAGISTRAL LECCIÓN DE VIDA

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Si todos los hombres y mujeres fuéramos capaces de comprender la elevada trascendencia que nos dejó Dios, todo sería diferente.

Sencillamente, porque sabríamos que lugar ocupamos cada uno!

El Maestro Matthew Henry, dejó para la posteridad una LECCIÓN MAGISTRAL sobre esta cuestión, al comentar Génesis 2:22

“La mujer fue formada de una costilla ( es decir, del costado) de Adán, no fue hecha de su cabeza, como para tener dominio sobre él; ni de sus pies, como para ser pisoteada por él; sino de su costado, para ser igual a él, de debajo de su brazo para ser protegida, y de junto al corazón para ser amada”

Seamos sabios y aprendamos esta lección que nos fue legada hace casi tres siglos.

Diego Acosta

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LA SOLEDAD ELEGIDA

 

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CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

El escritor Jorge Luis Borges formuló una magistral exposición sobre la soledad. Dijo que había nos clases de soledad: Una la no deseada… y la otra era la elegida.

Sobre la primera, queda entendido el mensaje.

Sobre la segunda, la elegida, es sorprendente como Borges se refiere por oposición a uno de los primeros pensamientos de Dios cuando Creó a Adán: No es bueno que el hombre esté solo.

Dejaba establecido el Soberano que la Joya de su Creación era esencialmente un ser sociable y por eso le dio su ayuda idónea.

Con Eva, de acuerdo con el pensamiento del Eterno, Adán dejaba de estar solo e iniciaba un tiempo inédito: La de la socialización y multiplicación de la especie.

Sin embargo hay quienes regresan con sus decisiones al tiempo en el que Adán era el único habitante del Paraíso, lo que representa volver a la soledad del hombre como individuo.

Pero que significa elegir la soledad?

Seguramente habrá muchos pensamientos para definir esta situación, pero podemos concluir algunas cuestiones relacionadas con esta, para nosotros, dolorosa decisión.

Un hombre solo o una mujer sola, no puede dar ni puede recibir amor, quizás el más importante sentimiento que está relacionado con la humanidad.

Tampoco podrán saber lo que significa la comprensión, el tratar de entender y de ser entendido.

Y más aún: el de soportar o ser soportado, como nos exhorta Pablo en una de sus Cartas.

Un hombre solo o una mujer sola, no tienen con quién hablar y por tanto perderán inexorablemente la capacidad de saber escuchar, porque solamente oirán y gustarán de su propia voz.

Además siempre decidirán por sí mismos, con lo que no podrán tener la posibilidad de saber que hay otras formas de obrar y de pensar.

Si algún día decidieran tener descendencia, no lo podrán de hacer de acuerdo a la naturaleza que nos ha sido concedida por el Gran Autor.

Pensemos con Amor y Misericordia, por quienes han elegido estar solos. Pensemos en ellos en nuestras oraciones, para que puedan superar este supremo acto de egoísmo que es la soledad elegida.

Oremos para que Dios también deposite sobre ellos una mirada milagrosa para que los haga recapacitar sobre su rebeldía, de la que son sus primeras víctimas.

Diego Acosta

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UN NUEVO TIEMPO

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LA BIBLIA ENSEÑA

Noé y su familia luego de más de un año de permanecer en el arca, descendieron a tierra y se encontraron en una circunstancia única en la historia.

Un tiempo único e irrepetible, junto a los seres vivientes que también permanecieron en el arca durante más de doce meses: La Tierra estaba desierta!

Jehová había hablado para asegurar que mientras la tierra permanezca no cesarán la sementera y la siega y que las cuatro estaciones se repetirían, así como el día y la noche.

Génesis 9:1

Bendijo Dios a Noé y a sus hijos,

y les dijo:

Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.

Así como los padres Adán y Eva recibieron el mismo mandato, ahora Jehová lo repetía ante Noé y su prole. El antiguo tiempo había pasado y comenzaba uno nuevo, con la bendición del Eterno para que se pudiera cumplir su propio mandato.

Habría Suprema Benevolencia para los hombres pecadores y la certeza de que a pesar de sus rebeliones no se volvería a repetir el castigo del diluvio.

Debemos reparar que la Tierra está completamente despoblada y la familia del patriarca tiene la responsabilidad de poblarla nuevamente.

Génesis 9:2

 El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.

Jehová coloca sobre Noé, que se convierte en un nuevo padre de la humanidad, la autoridad sobre todos los seres inferiores de las distintas especies que poblarán la Tierra desierta.

Podemos advertir que a pesar de las similitudes, hay diferencias entre las situaciones que se presentaron a Adán y Eva y a Noé y los suyos después.

Los primeros padres eran inocentes y por tanto tenían la misma autoridad sobre las especies inferiores, pero desde la perspectiva del amor.

Noé y su familia, siendo como somos los hombres pecadores y libres de inocencia, tenemos autoridad pero desde el temor y el miedo.

El Supremo concede a los hombres todos los elementos para vivir y también nos concede todo aquello que nos resulta necesario para vivir placenteramente, 1 Tito 4:4.

Comienza un Nuevo Tiempo para la humanidad y para los seres vivos de la Tierra.

Diego Acosta

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