el valor del tiempo

EL VALOR DEL TIEMPO

Como podríamos vivir sin tener noción del tiempo,
de los días, meses, años, del sol y la luna?
El Dios Infinito que nos ha Creado,
nos dejó con el Tiempo una prueba más
de su Infinito Amor!
Diego Acosta – MENSAJE
CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

 

 

 

 

imaginemos

IMAGINEMOS

EL ABUELO SALOMÓN

Los buenos consejos a veces no los entendemos o no los queremos entender. Entonces seguimos obrando, ignorando lo que podría ser bueno para nuestra vida.

Cuando hablamos del Prójimo, deberíamos ser generosos no solo con nuestros pensamientos, sino también con la obra de nuestras manos.

Porque tenemos la idea de sentirnos superiores, al poder ayudar a alguien que está en necesidad y nos convertimos en seres capaces de hacer el bien casi sin límites.

Pero algún día deberíamos poner estas ideas por pasiva y pensar que somos nosotros los que precisamos ayuda. Que somos nosotros los que precisamos que alguien nos tienda una mano no con soberbia sino con Misericordia.

Tal vez entonces nos gustaría imaginar que la persona que llegue hasta nosotros tenga la bondad en su corazón y no la soberbia que hay en el nuestro.

Cuando pensemos en el Prójimo, pensemos que tal vez un día el que precise de un corazón compasivo, seamos nosotros mismos.

Diego Acosta

penosa frivolidad

PENOSA FRIVOLIDAD

ANTIVIRUS

Qué difícil es aceptar la idea del mundo de que la vida continúa…a pesar, por ejemplo, de los horrores de la invasión de Rusia a Ucrania.

Es difícil pero no nos debemos engañar, porque es nuestra actitud, cuando el dolor ajeno nos deja indiferentes y solo pensamos en las seducciones que el mundo nos propone.

Pero deberíamos comprender que el horror y la angustia que viven millones de personas, tienen que ver con nuestras vidas porque al final, todo tendrá su repercusión.

Esta frivolidad es la que nos permite ignorar todo lo malo que ocurre a nuestro alrededor, sin advertir que hay muchos hombres y mujeres, que tienen comportamientos diferentes.

Que lloran con los que lloran y sufren con los que sufren y por esas razones son impulsadas a ayudar a quienes lo necesitan, sin pensar en sus propios problemas o circunstancias.

Jesús nos mandó a ayudar al Prójimo y debemos entender que esa es la más elevada forma de poner en práctica el Mandamiento del Amor. Pensemos que algún día, los necesitados podríamos ser nosotros mismos.

Diego Acosta