Una cuestión de modas

Blog del TIEMPO

El mundo sigue con su dictadura sobre quienes solo saben vivir cuando se les dice cómo deben hacerlo.

De esta manera somos condescendientes con todo, especialmente con lo malo, porque en realidad no significa otra cosa que el triunfo del mal sobre el Bien.

Lo dramático de las modas es que no solo afectan las formas de vivir, sino que permiten que se intente que los padres pierdan las potestades irrevocables sobre sus hijos. Entre otras cosas…

Del mismo modo la cuestión de las modas también está afectando a las congregaciones, donde prevalece lo superficial sobre lo que debería ser absolutamente espiritual.

A los cultos-espectáculos se sumas las predicaciones-cordiales, con lo que Dios queda relegado a un plano puramente formal y distanciado cada vez más de lo verdadero. Y Jesús, casi olvidado en el fragor de su exaltación vacía y lejana.

Estamos advertidos. Las modas serán causas en el Juicio.

Diego Acosta

SIN RESULTADOS

resultados

Vivimos en una sociedad donde todo se cuantifica, aún las cosas espirituales. Y también en las congregaciones.

Hacemos estadísticas sobre:

Cuántas visitas realizamos,

Cuántas Biblias entregamos,

Cuántas personas convertimos con la Evangelización,

Cuántos hermanos participaron de los Estudios Bíblicos,

Cuántos hermanos asisten a los cultos,

Cuántas veces ensayaron los levitas de la congregación…

Si pensamos un momento, quizá podamos agregar nuevos datos a estas planillas que supuestamente reflejan la vida de una Iglesia.

La pregunta es: Que ocurre con los resultados?

Lo que ocurre con los buenos números, es una obviedad.

Pero que sucede cuando los números no resultan los esperados o demuestran una baja en lo que podríamos llamar la “productividad” de la Iglesia?

Me pregunto, que ocurriría si Jesús entrara en mi congregación y se le ofrecieran planillas y más planillas?

Las aceptaría?

Las rechazaría?

Pensando en estas cuestiones es que siempre recuerdo a un querido maestro que un día dijo, que la mejor forma de servir al Señor, era no ver nunca los resultados de nuestra tarea.

Es decir, trabajo…sin resultados!

He pensado y pienso que es muy difícil asumir esta forma de servir, pero también es necesario recordar que quienes siembran, casi nunca recogen las cosechas.

Si esta forma de obrar estuviera librándonos de la envidia o de la vanidad, tal vez sería buena como consejo. Trabajar sin ver resultados, puede resultar saludable para nuestra vida espiritual.

Tengamos mucho cuidado con aplicar los métodos del mundo en la Iglesia. Porque es otra manera de que el mundo prevalezca en lo que Jesús ha depositado en nuestras manos.

1 Corintios 3:17

Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él;

porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

QUIÉN LIMPIARÁ…?

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Es más que habitual que se nos exhorte a obrar ante cada situación, pensando en cómo lo haría Jesús.

Creo que de tanto usar este argumento lo hemos desvirtuado y ha pasado a ser, una fórmula más de un tipo de mensaje pretendidamente constructivo.

Si de verdad debiéramos obrar como el Hijo del Hombre, muchas de nuestras tradiciones cambiarían y de un modo rotundo.

Una de ellas sería la de especular con la forma de decir determinadas cosas, para tratar de hacerlas más suaves y más fáciles de asimilar por quienes las reciben.

Es decir: Tratamos que aquellas decisiones que son duras pero ineludibles, sean expresadas de una manera más atemperada, para que no resulten tan ásperas.

Ahora bien: Es así como obraría Jesús?

Rotundamente NO!

El Mesías nunca usó medias palabras ni las dulcificó. Cuando consideró que debía ser directo, lo hizo sin ninguna clase de contemplaciones.

Soy yo, el creyente de este tiempo, el que trata de que las palabras sean menos contundentes, menos claras y por tanto, corro el riesgo de que no sean todo lo eficaces que deberían ser.

Las congregaciones no son reuniones sociales!

Las congregaciones son constituidas por personas que debemos ser exhortadas, alentadas y también corregidas. Sin juzgar a nadie y siendo generosos con quienes se apartan de los mandatos del Supremo.

Si no procedemos como Jesús lo haría, estamos desvirtuando sus propias Palabras y las estamos convirtiendo en tristes remedos que no ayudan a nadie, salvo a la obra destructiva del enemigo.

Quién limpiará el templo como Jesús?

Mateo 21:12-13

Y entró Jesús en el templo de Dios, y echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y volcó las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas;

y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.

Diego Acosta / Neide Ferreira