ley y legalismo

LEY Y LEGALISMO

EL VALOR DE LA LEY

El Príncipe de Paz habla como judío para los judíos que lo escuchaban, dejando de manifiesto que su mensaje era el que debía darles la certeza de que estaban delante del Mesías prometido en el Antiguo Testamento.

Al hablar como el Hijo del hombre, revela las diferencias que existen entre la Ley de Dios y el legalismo de los fariseos. Mostró la Ley en profundidad y que sus demandas estaban por encima del valor superficial de las palabras. De esta manera elevó la interpretación de su contenido.

Dejó claro que la Ley no daría la Salvación y que solo por la Gracia de Dios, era posible recibirla.

MATEO 5:3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Otra posible traducción sería: Bienaventurados los que tienen espíritu de pobres, que son los que no tienen puesta su confianza y su esperanza en el dinero ni en los bienes materiales que se pueden conseguir con la riqueza.

Esta forma de pobreza es opuesta a la autosuficiencia, ya que indica que el hombre es consciente de su estado y que su única esperanza es la Divina Gracia.

Diego Acosta

comienza el sermon

COMIENZA EL SERMÓN

EL SERMÓN DEL MONTE

El Hijo del Hombre se apresta a pronunciar el primero de sus cinco discursos.

MATEO 5:1-2  Viendo la multitud, subió al monte; y sentándose, vinieron a él sus discípulos.  Y abriendo su boca les enseñaba, diciendo. Como todo tiene importancia con relación al Príncipe de Paz, es necesario remarcar que la postura de sentarse para pronunciar el sermón, era la que adoptaban los rabinos cuando enseñaban.

La ubicación del monte desde donde habló Jesús, es motivo de controversia, pero hay quienes desde alrededor de 1.600 lo señalan como el Monte Eremos, que se levanta en la orilla noroeste del Mar de Galilea, entre Cafarnaúm y Genesaret, cerca de Tabgha.

MATEO 5:3  Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Jesús en el comienzo de su discurso utiliza la palabra Bienaventurados, que debe entenderse por encima de su sentido literal: feliz, afortunado, dichoso, es decir superior a las emociones que se expresan con estas palabras.

En realidad la palabra hace mención a la idea del bienestar concedido divinamente y solamente a los creyentes. Este concepto marca la diferencia que existe entre la felicidad que proclama el mundo y el verdadero camino hacia las bendiciones espirituales.

Diego Acosta