OLVIDOS SOSPECHOSOS

DEVOCIONAL

En otros tiempos tenía un amigo que siempre que le era infiel a su esposa, me decía: Menos mal que yo siempre me arrepiento después, nunca antes.

Tanto disfrutó de esta forma de olvido, que terminó por romper su matrimonio y ocasionar un grave daño a su familia. Un  caso muy parecido al mío. Lamentablemente.

Haciendo memoria de estas situaciones, me vuelvo a colocar en la vida de aquel amigo que quedó en el pasado, cuando acepté a Jesús.

Y lo que veo me entristece porque fácilmente puedo advertir que el engaño, comienza por el propio engaño, por la mentira que nos hacemos a nosotros mismos, para perseverar en las malas acciones.

Ahora que mi vida ha cambiado radicalmente, entiendo que ser un hombre nuevo, implica entre otras cosas la libertad de cumplir con los Mandatos del Eterno y la alegría de ser libre de la tragedia del pecado.

Lucas 7:48
Y a ella le dijo:
Tus pecados te son perdonados

Diego Acosta / Neide Ferreira

 

El vale todo

ANTIVIRUS

Cada vez que hablamos de los jóvenes ponemos el acento en sus actitudes, en su desapego de la realidad, en su conformismo o en su falta de visión, entre otros argumentos.

Pero, viendo cómo podemos ver las imágenes de los medios de comunicación en su abrumadora mayoría, bien haríamos en ser más prudentes en nuestras afirmaciones con relación a ellos.

Si les reclamamos por sus actitudes, no podrían ellos reclamar por las imágenes donde se pueden a supuestos personajes, que viven de exhibir sus propias miserias?

Qué tiene de edificante mostrar la falta de respeto, de decoro, de integridad cuando se ridiculiza la relación entre un hombre y una mujer, cuando se exalta la traición públicamente?

Qué tiene de realidad la morbosa exhibición de la infidelidad, como si fuera algo normal que ocurra o peor todavía, como si fuera lo deseable que ocurriera?

Si le reclamamos a nuestros jóvenes que no vivan pensando en el…vale todo, seamos verdaderamente adultos y no le demos crédito a aquello que nada vale. Como podría decir el sabio Eclesiastés, no hace falta exaltar la miseria humana, para saber que existe.

Diego Acosta