DISTINGUIR

 

El uso de nuestro tiempo forma parte también, de las responsabilidades que se originan en el mandato de la Mayordomía.

En su Ministerio Terrenal, Jesús nos dejó una grandiosa enseñanza con relación al significado de valorar el tiempo en cada día.

Más aún, nos enseñó a distinguir la diferencia entre lo que es lo importante y lo que es urgente!

Un buen ejemplo que nos debemos aplicar para que nuestra vida verdaderamente tenga una transformación, para liberarnos de las ataduras y los caprichos del mundo.

El Hijo del Hombre no perdió tiempo al convocar a los que luego serían sus discípulos. Simplemente les decía: Sígueme…!

Esta manera de proceder nos revela la importancia que tiene el no caer en el exceso de palabras, que bien podríamos llamar palabrería.

No por mucho hablar seremos más expresivos y se nos comprenderá mejor. Todo lo contrario: Quizás cuánto más hablemos menos se nos entenderá.

Cuando miro mis hechos cotidianos, percibo como perdemos el tiempo en cuestiones que no tienen la menor importancia y eso nos resta el margen que precisaríamos para dedicarnos a lo que sí lo tiene.

Las urgencias no se pueden convertir en un estilo de vida, ni tampoco son un buen método para lograr redimir nuestro tiempo.

Cada vez que postergamos algo importante porque tenemos una urgencia o creemos que la tenemos, estamos obrando en el sentido opuesto a lo que nos enseñó Jesús.

Seamos sabios y aprendamos de sus enseñanzas!

Seamos sabios y aprendamos a hacer lo que de verdad es importante y dejemos que las urgencias, sean satisfechas cuando llegue su momento. Nunca antes!

Efesios 5:15-16 –  Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.

Efésios 5:15-16 –  Portanto, vede prudentemente como andais, não como néscios, mas como sábios,  remindo o tempo, porquanto os dias são maus.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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CUIDARNOS…!

Al hablar de cuidarse, es importante distinguir la diferencia de conceptos que representan la egolatría y la mayordomía.

La vanidosa exaltación personal, no proviene de Dios, sino de la fatuidad del mundo y de nuestra aceptación de sus reglas y de sus demandas.

La mayordomía tiene relación con el mandato que nos dio el Supremo sobre toda la Creación, lo que significa que en ese mandato también estamos comprometidos personalmente con nuestro cuerpo.

Cuál es la razón para que esto sea así?

Somos Templos del Espíritu y por tanto debemos de cuidarlo y tenerlo limpio de todas las cosas que corrompen la relación con el Todopoderoso.

Es bueno tener en cuenta este mandamiento porque muchas veces lo olvidamos o lo dejamos de considerar envueltos como estamos, en el barullo ensordecedor de la vida cotidiana.

Cada vez que voy al médico, me recuerdo que soy mayordomo de mi propio cuerpo y tengo la responsabilidad de cuidarlo y por eso utilizo los servicios de un profesional.

También compro los remedios que me receta y trato de seguir las indicaciones que me dan para recuperar la salud.

Y como hacemos para cuidar nuestra salud espiritual?

Muy sencillo: Debemos dedicarle el mejor tiempo posible a la lectura de la Biblia, que no es otra cosa que lograr el conocimiento de Dios, tan indispensable para comprender su Majestad y para escucharlo cuando nos hable.

En esto consiste la mayordomía y lo debemos cumplir porque es un mandato irrevocable sobre la vida de cada uno de nosotros, que nos llamamos hijos de Dios.

Nunca lo olvidemos!

1 Corintios 4:2

PT –  Além disso,

        requer-se nos despenseiros que cada um se ache fiel.

ES – Ahora bien,

        se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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