LA CALMA…

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Puede que cada uno de nosotros esté en condiciones de recordar aquellos momentos tormentosos, en los que súbitamente se produjo la calma.

Antes de ser creyente, pensaba que esos momentos eran fruto de mi capacidad, de mi habilidad para manejar situaciones complicadas.

Más aún: casi me había convencido que era un notable estratega resolviendo problemas y como resultado de ello, los tiempos difíciles pasaban rápidamente y sobrevenía el sosiego.

Vana es la condición humana al creer que puede ser capaz de semejantes obras, sin contar con otra cosa que la propia determinación.

Pero que ocurre verdaderamente con los tiempos tormentosos?

No son acaso el resultado de nuestras obras?

Si sembramos tempestades, vientos huracanados, que esperamos que ocurra?

Que lleguen suaves brisas que apenas agiten las copas de los árboles?

O la recia fuerza que incluso es capaz de abatir hasta los más majestuosos bosques?

Mucho nos engañamos cuando creemos que somos nosotros los capaces de controlar las grandes tormentas de nuestra vida.

Mucho me he engañado con esta cuestión!

Arrebato insensato: No preciso de nadie ni que persona alguna extienda su mano generosa para ayudarme!

Hasta que un día comprendí como es la realidad. Amarga comprobación para la vanidad y gloriosa revelación para el espíritu!

Solamente el Eterno puede ayudarnos por su Misericordia a superar las más violentas tempestades. Solamente Él puede apaciguar las fuerzas desatadas.

Por eso inclino humildemente mi corazón hasta su Majestad y pido perdón por la torpeza de mi soberbia.

Qué puedo hacer yo, si solamente soy un hombre?

Salmo 107:29

Cambia la tempestad en sosiego,
Y se apaciguan sus ondas.

Diego Acosta / Neide Ferreira

LAS TINIEBLAS

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Por experiencia personal, puedo asegurar que uno de los grandes riesgos que corremos los seres humanos, es pensar en nuestros problemas en las horas de la noche.

Durante bastante tiempo a pesar de saberlo, persistí en el error, llegando a situaciones de angustia y ansiedad.

Hasta que el Señor con su infinita Paciencia y Misericordia me enseñó cómo debía obrar en el momento en el que los pensamientos conflictivos buscan adueñarse de la mente.

Hay algo que resulta tan evidente, que quizás por eso lo ignoramos y procedemos de una manera tan poco acertada.

Las tinieblas son el ámbito natural del enemigo!

La noche es el ámbito natural donde mejor puede obrar el espíritu de maldad!

Cómo no creer entonces que la noche no es el momento más idóneo para pensar en los problemas que tenemos?

Y mucho menos en las soluciones!

Cuando el Soberano me indicó la manera de evitar los pensamientos nocturnos, me dio una solución tan efectiva como maravillosa.

La noche, la madrugada, son los mejores momentos para orar y para leer la Palabra de Dios!

Son los mejores momentos para buscar un encuentro poderoso con el Creador, para que podamos encontrar en ÉL no solo el consuelo sino también la Guía que necesitamos.

Desde aquel tiempo en que fui enseñado, he podido recuperar el dominio de mis pensamientos y someterlos a la Voluntad del Supremo.

Mi noche ya no está dominada por el amo de las tinieblas, sino por el Eterno que guarda mis ideas y me Guía por el Camino correcto.

No seamos insensatos y busquemos al Señor en medio de las tinieblas y así encontraremos laLuz.

Salmo 19:8

Los mandamientos de Jehová son rectos, que alegran el corazón;
El precepto de Jehová es puro, que alumbra los ojos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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