LAS VANAS PALABRAS

DEVOCIONAL

Pablo nos advirtió acerca de la vana-gloria, que no es otra cosa que recibir nuestra paga en la Tierra y no en el Reino.

Siguiendo con ese pensamiento es necesario que abandonemos el infantil juego del palabrerío bonito y entusiasta y nos centremos en lo Auténtico.

Es decir en el mensaje de Jesús!

Él y solo Él es el intercesor que tenemos los hombres de fe para llegar al Padre, para honrarle en su Majestad y para clamarle en su Misericordia.

Nadie está exento de caer en el facilismo de las palabras tan bellas como huecas, que alegrarán a muchos oídos pero que no salvarán a nadie de sus pecados.

En esta hora compleja, obremos como nos mandó Jesús: vivir sin engañarnos y cuidando de no ser engañados.

A cada uno le corresponde el ser atalaya que guarda a los suyos y que alerta a los hermanos. Es una responsabilidad personal guardarnos de las palabras vanas y de vivir según la Palabra verdadera.

Efesios 5:6
Nadie os engañe con palabras vanas,
porque por estas cosas viene la ira de Dios
sobre los hijos de desobediencia.

Efésios 5:6
Ninguém vos engane com palavras vãs;
porque por essas coisas vem a ira de Deus
sobre os filhos da desobediência
.

Diego Acosta / Neide Ferreira

SIETE AÑOS…!

Hemos cumplido siete años de SÉPTIMO MILENIO.

Hemos cumplido en todo este tiempo con el Propósito que nos inspiró: servir y nos Ser servidos.

Damos gracias al Espíritu por Guiarnos en todos estos años y pedimos perdón por todas las veces que no fuimos capaces de interpretarlo.

Damos las gracias a quienes nos ayudaron.

Damos las gracias a quienes nos criticaron, porque fueron una señal para mejorar.

Damos las gracias a quienes nos alentaron y a quienes nos desalentaron.

Damos las gracias por tener la certeza que el Espíritu no nos permitió desfallecer ni envanecernos.

Damos las gracias por servir al Reino.

Damos las gracias por tener el privilegio de servir a Jesús y no ser servidos!

Diego Acosta / Neide Ferreira

Y UN DÍA…!

CONSIGNA: SER PRUDENTES Y ESCUDRIÑAR

<< DEVOCIONAL

Para casi la mitad de la población mundial, un día se le terminaron todas las certezas cotidianas y comenzó un nuevo tiempo.

Aquello de ir a trabajar, de llevar los niños al colegio o de reunirse con los amigos, en pocas jornadas desaparecieron de la vida cotidiana y fue reemplazado por lo que llamamos el confinamiento.

Resulta raro que llamemos confinamiento a estar reunidos con nuestra familia, el esposo, la esposa, los hijos. Pero así lo definimos y así lo aceptamos.

Para más de tres mil millones de personas enfrentarse con miles de muertos y millones de infectados por la peste, este ha sido un impacto emocional de gran magnitud.

Y lo que es peor, el miedo al futuro se agiganta con cada día que no sabemos cuándo volveremos a la perdida normalidad o a una nueva forma de vida, que tampoco sabemos cómo será.

Para quienes nos llamamos hijos de Dios, la sola certeza de que Él está en el control de todo y de todos, nos debe dar serenidad y firmeza. La misma que debemos de transmitir al prójimo, como nos mandó Jesús.

No estamos afligidos por un día, sino confiados en que llegará el Reino!

Diego Acosta / Neide Ferreira

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ACATAR

CONSIGNA: SER PRUDENTES Y ESCUDRIÑAR

 << DEVOCIONAL

Un hermano mostraba su total oposición a que los lugares de culto estuvieran cerrados en los tiempos que vivimos.

Se olvidaba de que los riesgos se ampliarían por la presencia de muchas personas en un mismo recinto, olvidando también que la plaga no sabe de creencias.

Mientras intentaba acercarle razones sobre esta cuestión, me vino a la Memoria el versículo donde se nos manda a sujetarnos a las autoridades. Rápidamente se lo recordé al hermano, que insistía en sus argumentos.

Él me dijo que no tenía nada que ver una cosa con la otra. Pero en la lógica aplicación de los principios espirituales, es necesario comprender que si nos sometemos a las autoridades, es evidente que debemos aceptar sus decisiones.

Es por eso que oramos. Para que las disposiciones de los gobernantes sean las mejores, las más oportunas y eficaces. Mucho más en los tiempos complejos que nos toca vivir.

Seamos fieles cumpliendo el Mandamiento de orar y aceptando lo que debemos hacer, como ciudadanos del Reino que vivimos en este mundo.

Romanos 13:1
ES
Sométase toda persona a las autoridades superiores;
porque no hay autoridad sino de parte de Dios,
y las que hay,
por Dios han sido establecidas.

PT Toda alma esteja sujeita às autoridades superiores;
porque não há autoridade que não venha de Deus;
e as autoridades que há
foram ordenadas por Deus.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EJEMPLARIDAD

CONSIGNA: SER PRUDENTES Y ESCUDRIÑAR


►►DEVOCIONAL

Cuánto más difíciles sean las circunstancias que debamos afrontar como miembros de la sociedad, más grande será nuestra responsabilidad en nuestra condición de hijos de Dios.

Podríamos decir que contra más extremas se tornen las situaciones, en la misma proporción también deberá aumentar nuestro compromiso como Ciudadanos del Reino habitando en la Tierra.

Y estas no son meras palabras.

Hace unos días el Señor tuvo la Gracia de revelarnos que la gravedad de los problemas que estamos sufriendo, es proporcional a la maldad de los hombres.

Y esto nos coloca en el más que difícil escenario de ser ejemplares para todos quienes nos rodean, porque solamente así serán creíbles las palabras de aliento y tendrán valor nuestras oraciones.

Si no hay ejemplaridad en nuestros hechos, seremos vulgares hacedores de actitudes llenas de orgullo, de superioridad, de falsa humildad y también de soberbia, por nuestra supuesta relación con el Eterno.

En estos días la ejemplaridad, debe ser más que nunca, la norma que nos permita ser Luz en las horas oscuras que vivimos.

Mateo 5:14
Vosotros sois la luz del mundo;
una ciudad asentada sobre un monte
no se puede esconder.

Mateus 5:14
 
Vós sois a luz do mundo;
não se pode esconder uma cidade
edificada sobre um monte.

Diego Acosta / Neide Ferreira

EL TIEMPO

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

La primera Creación de Dios fue el tiempo. Por su Gracia los humanos recibimos el concepto que nos permite regir nuestra vida temporal. Por eso el Libro de Génesis comienza…En el principio!

Los hombres tuvimos una referencia desde lo que es Eternal, hasta lo que comienza y termina, tal y como es nuestra vida desde el pecado de nuestros padres Adán y Eva.

Pero es lo mismo, el tiempo para el Supremo que para nosotros los hombres?

Desde luego que no, porque para el Eterno no hay magnitudes, pero sí para quienes vivimos bajo su Omnipotencia, de allí que el valor que le podamos conocer es fundamental.

Recuerdo que en una predicación el Señor tuvo la Gracia de mostrarme que cada vez que decimos una frase muy común…aquí estoy matando el tiempo, es decir sin hacer nada.

Esa frase según lo revelado encierra una especie de suicidio, con relación al tiempo que nos ha dado el Supremo para que estemos en la Tierra, honrándolo por todo lo que somos.

Puede resultar exagerado hablar de suicidio, cada vez que estamos sin hacer nada, pero si profundizamos en la cuestión, advertiremos que no es para eso que estamos en el mundo.

Y si no hacemos lo que se nos ha dejado como Mandato, surge dominando la escena el atractivo del mundo, la seducción que conlleva aceptar vivir bajo sus dictados.

No hacer nada, es mucho más que una frase. Es lo mismo que cuando se induce a dejar la mente en blanco, con el hinduismo disfrazado de yoga. No podemos dejar nuestra mente en blanco porque debemos dedicarla a Jesús y a sus enseñanzas.

Una mente en blanco es el campo propicio para que el enemigo la ocupe con sus falsas promesas, sus tolerantes pensamientos con relación a toda forma de pecado.

El Tiempo de Dios tiene significado cuando lo dedicamos a llevar al prójimo el Mensaje de Salvación, que nos rescató del  lugar donde estábamos, sumidos en la tragedia cotidiana de no saber para qué vivimos.

El Tiempo del Eterno es el que nos transforma y nos hace ciudadanos del Reino, hombres y mujeres con un Propósito para vivir y para ser Luz en las tinieblas del mundo.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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POR QUÉ?

CONGREGACIÓN
SÉPTIMOMILENIO

Alguien hablaba de la decadencia de la especie humana, argumentando que cada día precisamos más ayudas para poder vivir. Y lo grave era que nada aseguraba que estemos viviendo mejor.

Esta sorprendente evaluación del tiempo presente, nos debe llevar a analizar la cuestión más elemental: Esto es una verdad en mi vida cotidiana?

Vivo mejor o peor?

En qué sentido?

Para decirlo de otra manera: La humanidad en su conjunto está evolucionando o involucionando?

Por la experiencia que supuestamente conceden los años, tal vez podríamos reconocer que en algunos aspectos no somos mejores que antes.

Sencillamente porque el modernismo o progresismo o cómo le queramos llamar nos está induciendo a vivir de una manera que se aleja casi por completo del ideal espiritual y moral bajo el que deseamos regir nuestra conducta.

Porque es verdad que en algunos aspectos hemos avanzado como nunca, pero con el alto costo de perder nuestra individualidad y convertirnos en un colectivo de miles de millones de personas.

No estamos exaltando al hombre desde la perspectiva humanista, pero sí destacando que cada día perdemos una parte de nuestra propia esencia.

Con quién? O con quienes?

Esa es la gran cuestión! Somos lo que otras pocas personas quieren que seamos, abandonando prácticas que fueron hermosas, por otras que nos alejan casi con violencia de los principios en los que creemos.

Una de ellas, es la del cuidado con los más débiles de la sociedad: las viudas y los huérfanos. Pero esencialmente el mundo nos lleva a olvidar a dar Amor y brindar Misericordia al prójimo.

Jesús nos enseñó que ese era el principio fundamental en el que se basaba el Reino que ÉL vino a anunciar que se estaba acercando. Y pareciera que cuanto más próximo está, más lejanos nos parecen los fundamentos del Mensaje de Salvación.

Hoy mismo es necesario reflexionar acerca de cómo vivimos, si lo hacemos de acuerdo a las normas en las que creemos o si por el contrario vivimos el mundo quiere que lo hagamos.

En esa diferencia, está la respuesta fundamental en estos difíciles tiempos en los que nos toca vivir. Recordando que quién nos demandará nuestros comportamiento en el Juicio, es el mismo que está a nuestro lado para siempre.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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