TEMPLOS VIVENTES
Paulo nos enseñó en su carta a los Efesios, que cada uno de nosotros somos parte del Glorioso edificio de la Iglesia de Jesús. Clamemos por ser dignos de esto.
Diego Acosta – MENSAJE
Paulo nos enseñó en su carta a los Efesios, que cada uno de nosotros somos parte del Glorioso edificio de la Iglesia de Jesús. Clamemos por ser dignos de esto.
Diego Acosta – MENSAJE
Pablo advirtió a los Corintios y a nosotros sobre el cuidado que debemos de tener con los incrédulos,
en nuestra relación personal con ellos,
porque la Justicia no es compañera de la injusticia y somos Templos de Dios y no de los ídolos que adora el mundo.
Diego Acosta- MENSAJE
ANTIVIRUS
Tristemente hemos podido advertir como frecuentemente confundimos el crecimiento espiritual con los logros materiales.
Especialmente cuando se trata de las iglesias o las congregaciones donde se exhiben con grandes elogios, las obras realizadas en los lugares de culto, principalmente.
Es necesario que estemos atentos con esta clase de manifestaciones porque pueden llevar al engaño de creer, que estamos llamados a edificar o a tener grandes templos.
Cuánto más nos afanemos en las construcciones materiales, seguramente menos empeño pondremos en las cuestiones espirituales.
Sencillamente porque podemos interpretar o creer de buena fe, que cada ladrillo que ponemos en un templo, es para edificar la Gloria de Dios.
Cuando en realidad, lo que estamos edificando es la vana-gloria de un grupo de líderes y de hombres y mujeres, que creen en esta auténtica trampa espiritual.
Dios no precisa de grandes templos. Solamente cuando extendemos el Reino, es cuando verdaderamente podremos decir que estamos construyendo con fe y para su Única Gloria y Honra.
Diego Acosta
Pablo habló en el Aerópago
sobre el Dios que hizo el mundo
y todas las cosas que en él hay,
siendo Señor del cielo y de la tierra,
no habita en templos hechos por manos humanas.
Hechos 17:22-31
EN ESTE DÍA
Al hablar de cuidarse, es importante distinguir la diferencia de conceptos que representan la egolatría y la mayordomía.
La vanidosa exaltación personal, no proviene de Dios, sino de la fatuidad del mundo y de nuestra aceptación de sus reglas y de sus demandas.
La mayordomía tiene relación con el mandato que nos dio el Supremo sobre toda la Creación, lo que significa que en ese mandato también estamos comprometidos personalmente con nuestro cuerpo.
Cuál es la razón para que esto sea así?
Somos Templos del Espíritu y por tanto debemos de cuidarlo y tenerlo limpio de todas las cosas que corrompen la relación con el Todopoderoso.
Es bueno tener en cuenta este mandamiento porque muchas veces lo olvidamos o lo dejamos de considerar envueltos como estamos, en el barullo ensordecedor de la vida cotidiana.
Cada vez que voy al médico, me recuerdo que soy mayordomo de mi propio cuerpo y tengo la responsabilidad de cuidarlo y por eso utilizo los servicios de un profesional.
También compro los remedios que me receta y trato de seguir las indicaciones que me dan para recuperar la salud.
Y como hacemos para cuidar nuestra salud espiritual?
Muy sencillo: Debemos dedicarle el mejor tiempo posible a la lectura de la Biblia, que no es otra cosa que lograr el conocimiento de Dios, tan indispensable para comprender su Majestad y para escucharlo cuando nos hable.
En esto consiste la mayordomía y lo debemos cumplir porque es un mandato irrevocable sobre la vida de cada uno de nosotros, que nos llamamos hijos de Dios.
Nunca lo olvidemos!
1 Corintios 4:2
PT – Além disso,
requer-se nos despenseiros que cada um se ache fiel.
ES – Ahora bien,
se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
Diego Acosta / Neide Ferreira