IGLESIA USA CONTRA ISRAEL

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La Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos, votó en su 225 Asamblea General, una resolución con graves acusaciones contra Israel.

Señaló textualmente: Las leyes, políticas y prácticas de Israel con respecto al pueblo palestino cumplen con la definición legal internacional de apartheid, ya que determinaron que los palestinos fueron sistemáticamente oprimidos a través de actos inhumanos con el objetivo de la dominación racial.

La Iglesia Presbiteriana americana afirmó: que los árabes no judíos que viven en Israel y los territorios en disputa tienen «un estatus inferior» y que los palestinos no pueden participar en la «vida política, social, económica y cultural de su país.

Destacó además que: la propuesta se lleva a cabo con la esperanza de que conduzca a una reconciliación pacífica para el pueblo de Israel y Palestina similar a la que ocurrió en Sudáfrica cuando el apartheid fue reconocido internacionalmente y que Los cristianos se pronunciaron en la década de 1950 contra la segregación en Estados Unidos y más tarde contra el apartheid en Sudáfrica.

La Iglesia Presbiteriana estableció el día 15 de Mayo, como recordación de la Nakba Palestina, que es el día de la catástrofe que se desencadenó en 1948, con la creación del Estado de Israel.

La resolución de la Iglesia Presbiteriana de Estados Unidos es más extensa y reitera los argumentos que hemos expuesto. Por nuestra parte señalamos que NO compartimos los términos expuestos, y los respetamos por ser una decisión soberana de la Asamblea presbiteriana.

Básicamente porque comete el error de afirmar que a los árabes se les niega la participación en la vida de Israel, cuando fueron parte del último gobierno del país, con el Partido Ra´am, que representó a la Lista Árabe Unida.

Finalmente recordamos la Palabra de Dios en Génesis 12:2-3, que ilustran sobre la promesa hecha a Abram: Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Diego Acosta
Fuente: Jerusalén Post – Israel

DÍA DE PENTECOSTÉS

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Conmemoramos el cumplimiento de la promesa de Jesús antes de su Gloriosa Ascensión, de que seríamos bautizados con el Espíritu Santo.

En el Libro de Hechos de los Apóstoles se nos testimonia de ese grandioso momento en Jerusalén en el aposento alto, en Pentecostés.

Hechos 2:1-6 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

Moraban entonces en Jerusalén judíos, varones piadosos, de todas las naciones bajo el cielo. Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar en su propia lengua.

Conmemoremos este grandioso cumplimiento de la promesa de Dios, transmitida por el Hijo del Hombre a todos nosotros, en el día de Pentecostés. Anhelemos ser dignos de esta Promesa y de esta Gracia.

Diego Acosta

JERUSALÉN INDIVISA

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En medio de grandes tensiones, se recordó en Israel la unificación de su histórica capital: Jerusalén.

La llamada marcha de las Banderas conmemoró el momento de hace 55 años, cuando las fuerzas israelíes tomaron el control por completo de la Ciudad de David, en el marco de la guerra de 1967

Miles de personas marcharon hacia el Muro de los Lamentos, en el Monte del Templo, a través de la Puerta de Damasco, ante la hostilidad de los palestinos.

Jerusalén fue anexionada definitivamente en 1980, consagrando el derecho histórico y espiritual, de la capitalidad de Jerusalén para Israel.

Hubo fuertes presiones de las bandas terroristas y de los sectores políticos de la izquierda israelí, para que la Marcha no utilizara la Puerta de Damasco para ingresar a la Ciudad Vieja.

Diego Acosta