El Mandato que Dios estableció para nuestros padres Adán y Eva, se ha cumplido a través de los siglos. Somos más de 8 millones de habitantes de la Tierra y somos todos Mayordomos de la Casa común. Diego Acosta – BLOG del TIEMPO
La tremendamente variada Provisión del Señor nos revela la magnitud del Dios Infinito. Demos gracias y pensemos en los que nada tienen por la codicia de otros hombres. LA CREACIÓN
La Des-esperanza es lo opuesto a la Esperanza, es la forma en la que vive el mundo, rechazando a Dios, negándolo o rebelándose contra ÉL. Hay una nueva forma de vida con Jesús y el Padre. Diego Acosta – MENSAJE CONGREGACIÓN SÉPTIMOMILENIO
Tanto a Abraham como a David se le contaron su creencia por Justicia y no por obras, ya que la paga del que trabaja es deuda y bienaventurado al que Dios justifica sin obras. EN ESTE DÍA
Amenazamos constantemente a las abejas, indispensables para la vida de la humanidad. Otro ejemplo del olvido del Mandato de ser Mayordomos de la Tierra que nos será reclamado. LA CREACIÓN
El agua está indisolublemente ligada a la vida de la especie humana y de prácticamente la totalidad de las especies Creadas por el Señor. Cuidar el agua es deber de Mayordomos que somos. LA CREACIÓN
Como podríamos vivir sin tener noción del tiempo, de los días, meses, años, del sol y la luna? El Dios Infinito que nos ha Creado, nos dejó con el Tiempo una prueba más de su Infinito Amor! Diego Acosta – MENSAJE
CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO
La cuestión del cambio de sexo, es una transgresión a lo dispuesto por Dios en la Creación, cuando nos formó hombre y mujer, varón y varona, al decir de Adán para recibir a Eva. Diego Acosta – ANTIVIRUS
El Dios Todopoderoso realizó una Obra maravillosa, sorprendente, para ayudarnos a comprender la Infinita Grandeza de quién es el Autor de todo y de todos. LA CREACIÓN
Mientras miraba un gigantesco árbol que se levanta frente a mi casa, me impactó la visión de que en cierta forma los humanos somos como esa preciosa Obra de la Creación.
Durante un tiempo luce radiante con el verde más luminoso, ofreciendo sus ramas y follaje a los pájaros que encuentran cobijo, sombra y protección.
Luego llega el otoño y aquel colorido se convierte en una mezcla se ocres, naranjas, amarillos y entonces comienza a verse la estructura del gran árbol.
Lo mismo ocurre con los humanos que luego del tiempo de la plenitud, nos llega el tiempo del ocaso, aunque sigamos fuertes pero ofreciendo un colorido diferente.
No el soberbio del esplendor sino los suaves que se corresponden con la madurez, tal vez con la serenidad y en cierta forma con la sabiduría.
Si fuéramos capaces de admirar y entender la Obra del Eterno, seríamos capaces de comprender como es nuestra vida y qué hasta en los tiempos del final, como cuando caen las hojas de los árboles, podremos ser útiles al Prójimo.
Deuteronomio 32:2 Goteará como la lluvia mi enseñanza;
destilará como el rocío mi razonamiento;
como la llovizna sobre la grama,
y como las gotas sobre la hierba;