EL PELIGRO DE LA CEGUERA ESPIRITUAL

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO

La ceguera espiritual en los cristianos es peligrosa, porque hablan, viven y se comportan como religiosos, por tanto, ni sus palabras, ni sus hechos, ni su comportamiento bendicen a nadie, solo afectan a los sentimentales porque su vida es sentimentalismo puro, redireccionan la palabra de Dios para alentar y consentir comportamientos y actitudes que no tienen respaldo en la palabra de Dios, pero que emociona y no remueve las conciencias de los que viven como quieren.
Digo la ceguera espiritual, refiriéndome a los que no están llenos del Espíritu Santo, porque llenos del Espíritu de Dios, discernimos los espíritus, hablamos para bendecir sin adaptar la palabra de Dios a las corrientes de este mundo, oramos y suceden cosas.
Llenos del Espíritu podemos soportar la persecución, tener la gracia para llevar la enfermedad, permanecer gozosos y firmes en medio de la prueba y además ser herramientas vivas en las manos de Dios.
Llenos del Espíritu no seremos admirados, ni aceptados por los que no son del Camino, mucho menos por los que viven ahogados en delitos y pecados, es más en ocasiones hasta seremos incómodos para los de la familia de la fe.
Llenos del Espíritu Santo cuándo hablemos pueden suceder dos cosas:1 que los ciegos vean, los enfermos se sanen, los cautivos sean liberados y las vidas sean transformadas. 2 que nos repudien, nos persigan y nos maten.
Llenos del Espíritu Santo no tenemos comunión con lo mundano, aunque vivamos rodeados de lo mundano, porque el Reino de Dios y su justicia es lo que está establecido en nuestras vida.
Por tanto es tiempo de analizarnos como hijos de Dios ¿ Tenemos su Espíritu? O ¿Solo tenemos su palabra? Cuando decimos que la fe sin obras es muerta, estamos diciendo que por mucho que uno diga que cree en Dios si no le obedece, es un muerto más.
« Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.» Gálatas 2:20

Lourdes Diaz

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RESPETO Y SERENA ALEGRÍA

Blog del…TIEMPO!

En estos días quienes nos llamamos hijos de Dios, conmemoramos la muerte y Resurrección de Jesús.

Acontecimientos únicos en la historia humana, ante los que debemos pensar en el Amor que recibimos en la Cruz y en la Esperanza que nos dejó la Resurrección.

Jesús es el Hijo del Hombre!

NO es una religión ni tampoco un espectáculo!

Honremos su Memoria con el respeto que es propio de su Majestad y con el agradecimiento por su Sacrificio por cada uno de nosotros.

No seamos partícipes ni de la frivolidad ni de la tradición. En oración, de rodillas y en la intimidad demos Gracias por este Tiempo!

Honremos al Señor!

Diego Acosta

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VELAD!

Jesús siempre habló de manera categórica, para que podamos entender la importancia de sus mandatos.

Nunca se perdió en la vana palabrería que nos caracteriza, especialmente cuando se trata de cuestiones trascendentes.

Buscamos la manera de decir las cosas, con más suavidad, edulcoradas, se diría en términos coloquiales.

Esto revela que en la naturaleza humana prevalece más el sentido de la conveniencia o quizás el de la supervivencia, que la necesidad de transmitir mensajes claros y rotundos.

Pero Jesús habló con Autoridad y nos dio un mandato: VELAD!

Sin ninguna clase de adornos ni otros términos que puedan suavizar la gravedad de la situación, que exige que estemos atentos.

Este mandato tuvo vigencia en su Ministerio Terrenal y también en nuestros días, donde la maldad se enseñorea en la Tierra y en los hombres.

Cada día quedamos perplejos ante la infinita capacidad de la sociedad de perversiones inimaginables y lo que es peor, que las aceptamos con una dosis de fatalismo que resulta incompatible con nuestra condición de hijos de Dios.

Por qué ese fatalismo?

Simplemente porque nos avergonzamos del Evangelio y porque tenemos miedo de que la sociedad obre contra nosotros.

O porque tenemos  miedo a que las fuerzas del mal vengan contra nosotros, por oponernos a sus obras que enfrentan el Poder de Dios.

Por eso debemos estar más que atentos, escudriñando cada frase, cada hecho. Debemos tener la actitud de VELAR en todos los momentos y en todas las circunstancias.

Sin temor y sin dudas. Es la única manera de enfrentar el mal y para que no nos afecten los hacedores de maldad.

Apocalipsis 3:3

PT –  Lembra-te, pois, do que tens recebido e ouvido, e guarda-o, e arrepende-te. E, se não vigiares, virei sobre ti como um ladrão, e não saberás a que hora sobre ti virei.

ES – Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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NUESTROS NIÑOS…!

Blog del TIEMPO!

Jesús dijo que de los niños es el Reino de los Cielos!

Hacemos algo para ser fieles a esta afirmación?

Seguramente, NO.

Y en esto debemos pensar… que hacemos con nuestros niños?

Los propios y los de todos aquellos que nos rodean.

Que ejemplos de vida les damos?

Que actitudes ven en nosotros?

Cómo nos comportamos?

Cómo hablamos?

Qué palabras utilizamos?

Verdaderamente tenemos actitudes de hijos de Dios?

Es importante pensar en esto, porque los niños aprenden de lo que ven más de lo que oyen!

Esta es una verdad de siempre!

Diego Acosta

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ARGUMENTO…?

Quienes se permiten  negar la existencia de Dios, utilizan un razonamiento que es una auténtica forma del autoengaño.

Dicen: Si Dios existe, por qué hay tanta maldad en el mundo? Por qué ocurren tantas cosas terribles?

La respuesta es dramáticamente sencilla: La maldad del mundo existe por la maldad de los hombres, que niegan con sus hechos al propio Dios.

Es decir: El mal existe por lo que es natural en la  especie, desafiando con hechos brutales lo dispuesto por el Eterno como normas de vida para los hombres.

Cuando escucho estas preguntas, inmediatamente oro pidiendo al Supremo que tenga Misericordia de esas vidas, que reniegan de su existencia, condenándose al castigo eterno.

Creo que también debo orar por quienes prestan sus oídos y por tanto su atención a estos argumentos y los repiten sin tener en consideración que haciendo esto, exhiben su propia maldad.

Quienes nos llamamos hijos de Dios con toda seguridad nos enfrentaremos a dramáticas quejas, con relación a lo que se considera la inexistencia o la maldad del Supremo.

Y las respuestas deben estar llenas del Amor que se derramó sobre nuestras vidas, para que nuestras palabras sean de auténtico consuelo y no motivo de discusiones inútiles.

Preocuparnos por quienes niegan a Dios, es una de las maneras que tenemos de predicar el Evangelio como nos mandó Jesús!

Cada mensaje de nuestra boca, también tiene que estar acompañado por la oración para que el Espíritu obre en cada vida.

Solamente así y no con discusiones calmaremos los corazones dolidos y las mentes acusadoras.

Romanos 1:20-21

ES – Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.

PT –  Porque as suas coisas invisíveis, desde a criação do mundo, tanto o seu eterno poder como a sua divindade, se entendem e claramente se veem pelas coisas que estão criadas, para que eles fiquem inescusáveis;

 Porquanto, tendo conhecido a Deus, não o glorificaram como Deus, nem lhe deram graças; antes, em seus discursos se desvaneceram, e o seu coração insensato se obscureceu.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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CUIDARNOS…!

Al hablar de cuidarse, es importante distinguir la diferencia de conceptos que representan la egolatría y la mayordomía.

La vanidosa exaltación personal, no proviene de Dios, sino de la fatuidad del mundo y de nuestra aceptación de sus reglas y de sus demandas.

La mayordomía tiene relación con el mandato que nos dio el Supremo sobre toda la Creación, lo que significa que en ese mandato también estamos comprometidos personalmente con nuestro cuerpo.

Cuál es la razón para que esto sea así?

Somos Templos del Espíritu y por tanto debemos de cuidarlo y tenerlo limpio de todas las cosas que corrompen la relación con el Todopoderoso.

Es bueno tener en cuenta este mandamiento porque muchas veces lo olvidamos o lo dejamos de considerar envueltos como estamos, en el barullo ensordecedor de la vida cotidiana.

Cada vez que voy al médico, me recuerdo que soy mayordomo de mi propio cuerpo y tengo la responsabilidad de cuidarlo y por eso utilizo los servicios de un profesional.

También compro los remedios que me receta y trato de seguir las indicaciones que me dan para recuperar la salud.

Y como hacemos para cuidar nuestra salud espiritual?

Muy sencillo: Debemos dedicarle el mejor tiempo posible a la lectura de la Biblia, que no es otra cosa que lograr el conocimiento de Dios, tan indispensable para comprender su Majestad y para escucharlo cuando nos hable.

En esto consiste la mayordomía y lo debemos cumplir porque es un mandato irrevocable sobre la vida de cada uno de nosotros, que nos llamamos hijos de Dios.

Nunca lo olvidemos!

1 Corintios 4:2

PT –  Além disso,

        requer-se nos despenseiros que cada um se ache fiel.

ES – Ahora bien,

        se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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LA BIBLIA – 1 Juan 3:1-24

«Siendo hijos de Dios, debemos alejarnos del pecado, amar al próximo y ser fieles a Jesús Cristo»

3:1 Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 
3:2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 
3:3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. 
3:4 Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. 
3:5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. 
3:6 Todo aquel que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha conocido. 
3:7 Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es justo. 
3:8 El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. 
3:9 Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios. 
3:10 En esto se manifiestan los hijos de Dios, y los hijos del diablo: todo aquel que no hace justicia, y que no ama a su hermano, no es de Dios. 
3:11 Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
3:12 No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas. 
3:13 Hermanos míos, no os extrañéis si el mundo os aborrece. 
3:14 Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte a vida, en que amamos a los hermanos. El que no ama a su hermano, permanece en muerte. 
3:15 Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él. 
3:16 En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos. 
3:17 Pero el que tiene bienes de este mundo y ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el amor de Dios en él? 
3:18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad. 
3:19 Y en esto conocemos que somos de la verdad, y aseguraremos nuestros corazones delante de él; 
3:20 pues si nuestro corazón nos reprende, mayor que nuestro corazón es Dios, y él sabe todas las cosas. 
3:21 Amados, si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios; 
3:22 y cualquiera cosa que pidiéremos la recibiremos de él, porque guardamos sus mandamientos, y hacemos las cosas que son agradables delante de él. 
3:23 Y este es su mandamiento: Que creamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, y nos amemos unos a otros como nos lo ha mandado.
3:24 Y el que guarda sus mandamientos, permanece en Dios, y Dios en él. Y en esto sabemos que él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado.

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RESPLANDECER

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Ayudando torpemente a limpiar, pasé un paño sobre un espejo que según mi opinión estaba limpio.

Cuál no sería mi sorpresa, cuando luego de frotar su superficie, comenzó a mostrarse de otra manera, porque resultó que ya no estaba sucia, sencillamente estaba limpia.

Había desaparecido el polvo que con el tiempo se acumuló y a pesar de ello, mostraba una apariencia engañadora.

Inmediatamente pensé en mi vida. Cuantas motas de polvo se han acumulado en mi conciencia y en mi corazón!

Y lo más sorprendente: Siempre creyendo que estaban impolutos!

En esto consiste uno de los mayores engaños de quienes nos llamamos hijos de Dios. Llegamos a pensar que hasta podemos ser merecedores de esta Gracia!

Durante muchos años me acompañó el recuerdo de cuando en mi vida interior estaba regida por la religiosidad y por la creencia en las buenas obras y del dinero dejado en la iglesia el día domingo.

Creía que con eso estaba todo bien!

Creía que en cuanto abandonara el lugar de culto, nuevamente tendría la libertad para volver a mis cosas habituales sin pensar ni en el pecado ni tampoco en sus consecuencias.

Hasta el domingo siguiente!

Pensándolo bien, esa vida pasada se parece bastante a la de mi vida presente, porque sin admitirlo y sin verlo, voy dejando que la suciedad vaya cubriendo una superficie que debería estar resplandeciente.

Por eso es imprescindible en mirar cada tanto como está nuestra relación con Dios, como obramos o como dejamos de obrar, como servimos o como dejamos de servir.

Comenzaremos a vivir más sinceramente y no nos engañaremos con nuestros supuestos méritos.

1 Pedro 1:15

sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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