EN MI NOMBRE – VII

 

El mayor obstáculo para la Sanidad que proviene del Poder de Dios, es la incredulidad de quienes precisan ser sanados.

Ese es el mayor impedimento para que le Gracia llegue hasta el cuerpo necesitado, tal y como Jesús lo proclamó como mandato.

Resulta sorprendente que sea ese y no otro el mayor argumento en contra de la Sanidad!

Todos sabemos que hay personas que son curadas!

Pero no siempre creemos que también nosotros podremos ser curados, ignorando que es la Voluntad de Dios que seamos sanos.

De allí que obramos sin esa osadía que se origina en la Confianza, cuando oramos al Eterno pidiendo que nos sane de nuestras dolencias.

Podríamos ejemplificar esta cuestión con un testamento. Para saber su contenido debemos leerlo y no permanecer en la incertidumbre.

Ese es el tema: Desafiar la Voluntad de Dios para que la sanidad vuelva a nuestro cuerpo, en forma de cura milagrosa.

Si no lo hacemos, estaremos siempre con la incertidumbre de pensar si en el testamento que no hemos leído, hay algo para nosotros!

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

LA VARA

La portentosa escena de Moisés alzando su vara para separar las aguas del Mar Rojo, puede ser una de las más notables revelaciones de la Biblia.

Los judíos acosados por los egipcios, se lamentaban de haber dejado ese país, ya que ahora también se enfrentaban a las aguas.

Tanto Moisés como los liberados, dudaron por lo que estaba ocurriendo!

Situación que tiene mucho de parecido con las que vivimos a diario, cuando dudamos primero de nosotros mismos y después del Eterno.

Por eso el patriarca le habló a su pueblo y les dijo que no temieran y permanecieran firmes.

Utilizó el temor, que pertenece a lo espiritual y no el miedo que afecta a lo físico. Y eso puede entenderse como la falta de confianza en el Señor.

Lo cierto es que aunque tengamos al enemigo acosando nuestra espalda y a nuestro frente un mar bravío, no debemos de temer.

No se debe inquietar nuestro ánimo, porque es evidente que no vendrá Moisés con su vara para darnos una solución, pero sí vendrá el Altísimo para ayudarnos en el momento preciso.

Todo depende de la medida de nuestra fe, como dependió de la medida de la confianza de Moisés en Jehová al extender su vara sobre el Mar Rojo.

Hoy y todos los días reflexionemos sobre esto…El Mar puede estar frente a nosotros en cualquier momento y es entonces cuando debemos tener la confianza necesaria y suficiente para esperar un milagro grandioso.

Esto lo digo y me lo digo, para que mi ánimo no decaiga, porque la vara de Moisés es el Poder de Dios!

Éxodo 14:15-17

 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.

Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo, y entren los hijos de Israel por en medio del mar, en seco.

Y he aquí, yo endureceré el corazón de los egipcios para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón y en todo su ejército, en sus carros y en su caballería.

Êxodo 14:15-17

Então, disse o Senhor a Moisés: Por que clamas a mim? Dize aos filhos de Israel que marchem.

E tu, levanta a tua vara, e estende a tua mão sobre o mar, e fende-o, para que os filhos de Israel passem pelo meio do mar em seco.  

E eis que endurecerei o coração dos egípcios para que entrem nele atrás deles; e eu serei glorificado em Faraó, e em todo o seu exército, e nos seus carros, e nos cavaleiros.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

LO SUPERIOR…!

Con mucha facilidad somos capaces de hablar del Poder de Dios!

Muchas veces lo imaginamos complaciendo nuestros deseos y otras, nos sorprende cuando verdaderamente obra sobre nuestra vida.

No nos conformemos con saber que ÉL ha obrado!

Busquemos Sabiduría de lo Alto, para tener la capacidad de interpretar lo que nos ha revelado.

De nada valen interpretaciones bien intencionadas o que se acomoden a nuestros propósitos. Lo único que debemos de buscar es su Decisión.

No importa si coincide con nuestros anhelos o si lo hace en un sentido diferente. Tenemos que saber que SIEMPRE SERÁ LO MEJOR para nuestra vida!

Romanos 12:2

ES  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

PT – E não vos conformeis com este mundo, mas transformai-vos pela renovação do vosso entendimento, para que experimenteis qual seja a boa, agradável e perfeita vontade de Deus.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

VELAD!

Jesús siempre habló de manera categórica, para que podamos entender la importancia de sus mandatos.

Nunca se perdió en la vana palabrería que nos caracteriza, especialmente cuando se trata de cuestiones trascendentes.

Buscamos la manera de decir las cosas, con más suavidad, edulcoradas, se diría en términos coloquiales.

Esto revela que en la naturaleza humana prevalece más el sentido de la conveniencia o quizás el de la supervivencia, que la necesidad de transmitir mensajes claros y rotundos.

Pero Jesús habló con Autoridad y nos dio un mandato: VELAD!

Sin ninguna clase de adornos ni otros términos que puedan suavizar la gravedad de la situación, que exige que estemos atentos.

Este mandato tuvo vigencia en su Ministerio Terrenal y también en nuestros días, donde la maldad se enseñorea en la Tierra y en los hombres.

Cada día quedamos perplejos ante la infinita capacidad de la sociedad de perversiones inimaginables y lo que es peor, que las aceptamos con una dosis de fatalismo que resulta incompatible con nuestra condición de hijos de Dios.

Por qué ese fatalismo?

Simplemente porque nos avergonzamos del Evangelio y porque tenemos miedo de que la sociedad obre contra nosotros.

O porque tenemos  miedo a que las fuerzas del mal vengan contra nosotros, por oponernos a sus obras que enfrentan el Poder de Dios.

Por eso debemos estar más que atentos, escudriñando cada frase, cada hecho. Debemos tener la actitud de VELAR en todos los momentos y en todas las circunstancias.

Sin temor y sin dudas. Es la única manera de enfrentar el mal y para que no nos afecten los hacedores de maldad.

Apocalipsis 3:3

PT –  Lembra-te, pois, do que tens recebido e ouvido, e guarda-o, e arrepende-te. E, se não vigiares, virei sobre ti como um ladrão, e não saberás a que hora sobre ti virei.

ES – Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

LO CONTRARIO…!

Hace un tiempo leí una frase que renovó mí convicción acerca de algo que los cristianos deberíamos de tener siempre presente: Que la victoria solo es posible de rodillas delante de Dios!

Esta idea resulta totalmente opuesta a los conceptos del mundo. Nadie se prepara para combatir poniéndose de rodillas.

Nadie!

Sin embargo esta es una de las grandes diferencias que tenemos con el mundo. Podríamos decir, que una de las mayores.

Con la exaltación del hombre por el hombre mismo, que no es otra cosa que humanismo, el mundo se hace la idea de que el hombre es invencible cuando se decide a luchar por sus conflictos.

No estamos hablando de ideales, porque no son la cuestión más importante. Lo que sí resulta más relevante es que el hombre por su capacidad es capaz de sostener esos ideales, por confusos que sean.

Frente a esta postura del mundo de exaltación del potencial de los hombres, los cristianos sabemos que no es de pié como debemos combatir.

Y mucho menos pensar en la victoria adoptando la posición de erguidos!

Todo lo contrario!

Puestos de rodillas podremos vencer cualquier situación o adversario, porque solamente así estaremos depositando nuestra confianza en el Único que puede lograr la Victoria Final.

En esto confío en mis batallas cotidianas!

En esto confío cuando la adversidad adopta la forma de cualquier enemigo, por tremendo que me parezca, pues lo estoy midiendo con mis ojos. Y quién lo derrotará es el Poder de Dios.

Así que a la hora de luchar, de rodillas! Esta es la postura para triunfar con el Eterno!

Salmo 55:18

PT – Livrou em paz a minha alma da guerra que me moviam;

       pois eram muitos contra mim.

ES – El redimirá en paz mi alma de la guerra contra mí,        

        Aunque contra mí haya muchos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

LAS SEÑALES

Los discípulos pidieron señales al Hijo del Hombre!

Estoy convencido de que todos nosotros, también deseamos y esperamos que el Señor nos conceda señales para nuestra vida.

Puede que sea un reconocimiento, aún sin saberlo, de la debilidad y de la pequeñez que nos caracteriza a los humanos.

En mi caso lo reconozco sobradamente, porque todo lo que hago y los frutos que  consigo, son producto única y exclusivamente de la Gracia del Soberano.

Alguna vez pensé que los discípulos habían sido muy osados en su pedido de señales, pero la respuesta de Jesús fue generosa y misericordiosa.

Estando a su lado, era preciso pedirle señales?

Acaso no las estaban recibiendo en cada enseñanza?

Acaso no estaban viviendo el tiempo más asombroso de la historia humana?

Todas estas preguntas llevan a la misma respuesta, como ocurre conmigo cuando pienso en que necesito señales para seguir avanzando cada día.

Es decir: No me bastan los pequeños milagros cotidianos que percibo en cada momento de mi existencia, sino que además soy capaz de reclamar más pruebas del Poder de Dios sobre mi vida.

En el fondo se trata de una declaración de torpeza y de falta de agradecimiento por todo lo que he recibido y por todo lo que recibiré.

Reclamar señales creo que ha sido y será una falta de Confianza en el Único en el que podemos confiar!

No permitamos que el ruidoso fragor de nuestra ansiedad nos impida escuchar la Palabra del Señor y que la frivolidad nos impida reconocer sus mensajes.

Demos gracias por existir y por el cuidado que Él tiene de nuestra existencia!

Mateo 24:30

 Então, aparecerá no céu o sinal do Filho do Homem; e todas as tribos da terra se lamentarão e verão o Filho do Homem vindo sobre as nuvens do céu, com poder e grande glória.

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria.

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com