UNA LEVEDAD…
Mirando una flor que en algunos países se llama diente de león, no pude menos que pensar en cómo es la vida de los humanos.
Muy bonita en apariencia pero de muy corta duración!
Tal vez convendría decir: De cortísima duración!
La flor cuando está en su plenitud es francamente atractiva, pero basta la más mínima brisa para que sus partes comiencen a desprenderse y solamente queda el cuerpo, que carece por completo de atractivo.
No es esto lo que nos sucede?
Seguramente pocas cosas deben ser más atractivas que el cuerpo humano en su plenitud, pero también pocas cosas son tan efímeras.
Si comparamos nuestra vida con relación al tiempo transcurrido desde la Creación del primer hombre, nuestra existencia debería ser de apenas unos segundos.
Solamente eso!
Sin embargo nos comportamos con la arrogancia y la prepotencia como si controláramos el tiempo y las decisiones fueran nuestras.
Por eso hubo quienes no entendieron a Jesús cuando anunció que el Reino se ha acercado y pensaron que ellos mismos lo verían. Y Pablo tuvo la misión de explicarles, que no era así.
Si verdaderamente fuéramos tan sabios como declaramos, entonces dejaríamos nuestros necios afanes y dedicaríamos nuestro tiempo a cosas mejores. A cosas mayores!
No estaríamos preocupados ni por la ansiedad del dinero, ni por la fama y mucho menos por la gloria que conceden los humanos.
Buscaríamos acercarnos al Hijo para llegar hasta el Padre, y comenzar a entender algo que me resulta tan inimaginable pero tan real, que es la Vida Eterna.
Pero nuestra levedad, nos impide ser sabios y nos afanamos por la belleza de la flor que llamamos diente de león.
Salmo 89:47
Pt – Lembra-te de quão breves são os meus dias;
por que criarias debalde todos os filhos dos homens?
ES – Recuerda cuán breve es mi tiempo;
¿Por qué habrás creado en vano a todo hijo de hombre?
Diego Acosta / Neide Ferreira