ORACIÓN

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Oremos por los comicios que se realizan en Estados Unidos!

Oremos para que el Eterno conceda Sabiduría a los votantes!

Oremos para que el Todopoderoso tenga Misericordia por el país y por el resto del

mundo!

Oremos para que el resultado no lleve inquietud y traiga serenidad en los tiempos

difíciles que vivimos!

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SOLA LA ESCRITURA…

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Durante mucho tiempo la lectura de la Biblia estuvo prohibida y además su tenencia, castigada.

Lutero planteó radicalmente a la Escritura como la única fuente de Sabiduría de los hombres.

A casi 500 años de su planteamiento, podemos decir que tenía razón?

Podemos y debemos!

El rasgo esencial de la Escritura es el de que fue inspirada por el Supremo. Por tanto la debemos reconocer como la Palabra del propio Dios!

Este punto es definitivo en torno a varias cuestiones!

La Biblia se explica a sí misma.

No hay mediadores entre la Palabra y los hombres. Y menos quienes se declaren en autoridad para interpretarla.

La Biblia fue dada a los humanos no a alguna institución de los hombres!

Por tanto cuando estaba prohibida su lectura o su tenencia también prohibida se estaba violando un mandato del Soberano, pues su Palabra es para todos los hombres, sin distinciones.

Cuando Lutero planteó que la Escritura bastaba para entender el pensamiento del Creador, estaba declarando que las interpretaciones humanas fallan en lo esencial.

Dios se explica a sí mismo!

Ningún hombre puede interpretar a Dios!

No hay debate posible en torno a esta cuestión definitiva, aclarada por la propia Palabra, como lo podemos leer en el Libro de Salmos 19:7.

La osadía de los hombres nos lleva a las tradiciones y las tradiciones nunca pueden sustituir a Dios y mucho menos a interpretarlo.

Desde la humildad seamos sabios y cada vez que tengamos en nuestras manos la Biblia, pensemos que es un privilegio que nos ha sido dado el de poder leer nada más y nada menos que la propia Palabra de Dios.

Apocalipsis 22:18-19

Yo testifico a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añadiere a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro.

Y si alguno quitare de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida, y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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AHORRAR Y MALGASTAR

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Los que vivimos los tiempos finales de la existencia, tenemos calma para analizar lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer.

Sobre lo poco que hicimos bien y sobre lo mucho que obramos mal.

Como casi todas las personas, un día le concedí valor al dinero y a partir de entonces centré todos mis afanes en tenerlo y en la medida de lo posible de atesorarlo.

El gran precio que estaba pagando, yo lo ignoraba por completo. Estaba malgastando mi tiempo en algo que no tiene el menor valor, como no sea de aquel que precisamos para vivir.

Así fue que invertí muchos años de mi vida, desde esa errada y mezquina perspectiva. Dándole valor al dinero, se lo resté de lo que verdaderamente tenía y tiene importancia.

Para expresarlo de otra manera: Busqué ahorrar en lo que no debía y malgasté alocadamente lo que si debía administrar con sabiduría.

Es el dilema de nuestro tiempo: Buscamos el dinero a cualquier precio, malgastando lo único valioso que tenemos los humanos: El tiempo!

Es sorprendente como un día nos podemos dar cuenta que el dinero así como lo tenemos, otro lo perdemos y luego lo podemos volver a recuperar.

Pero el tiempo, este escaso período de vida que tenemos los humanos, no lo podemos recuperar NUNCA!

Como siempre estamos a tiempo de aprender: Aprendamos!

Lo único valioso que tenemos y que debemos preservar y administrar con la máxima Sabiduría, es nuestro tiempo de vida.

El que le dedicamos a Dios, a nuestra familia y a la Iglesia, en el sentido de servir como lo expresó Jesús.

No malgastemos lo único que de verdad tenemos!

Salmo 103:15-16

El hombre, como la hierba son sus días;
Florece como la flor del campo,

Que pasó el viento por ella, y pereció,
y su lugar no la conocerá más.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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