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DESCONCIERTO

DESCONCIERTO

Las personas que padecemos de vértigo, que somos muchos, sabemos que una de las reacciones que produce el mareo es una especie de irrealidad, porque lo que se percibe es como si todo girara alrededor de uno.

Esta sencilla explicación tiene que ver con una percepción que se puede hacer de todo lo que leemos, vemos o escuchamos, acerca de lo que ocurre en el mundo.

La vertiginosa fluidez e información sobre los más diversos hechos, produce en determinados momentos, una sensación parecida a la del vértigo.

Incluso, llegando a uno de sus niveles más altos, cuando se percibe como real el desconcierto hacia las distancias e incluso hacia el propio tiempo, el que medimos con los relojes.

Desconcierto. Esta es la palabra que viene a mi memoria, cuando hablo del vértigo, en los días en que me encuentro un poco peor que otros, a pesar de saber cómo afecta mi cuerpo.

Se habla al utilizar esta palabra, hasta de descomposición del propio cuerpo, algo que no he llegado a experimentar pero que sí tiene que ver con la complejidad de las reacciones sobre los acontecimientos de nuestro tiempo.

Jesús nos advirtió que veríamos cosas tremendas, pero que todavía no sería el fin. Un mensaje apocalíptico, pero que tiene que ver con lo que está ocurriendo.

Estamos perdiendo las referencias con casi todas las cosas. A lo que siempre lo consideramos bueno, ahora vamos menguando esta certeza y casi hasta lo podríamos llamar malo.

A lo que era perfectamente blanco o negro, ahora lo hemos hecho ingresar en una zona de grises, en donde se confunden los hechos verdaderos con los que no lo son.

Predicamos un Evangelio, que solo tiene en común el nombre, con el enseñado por Jesús. Estamos viviendo los tiempos del dinero, el tiempo del dios Mammón, a pesar de la advertencia bíblica acerca de que es el origen de todos los males del hombre.

Este es el desconcierto en el que vivimos. El día se está volviendo noche y las tinieblas prevalecen cobijando al mal, que cada vez es más victorioso según lo anunciado por las profecías bíblicas.

Nos falta un punto de referencia, como en el vértigo. Si fijamos la mirada en un punto, pareciera que todo vuelve a su orden natural. Si fijamos la mirada en Jesús, volveremos a la Luz que estamos necesitando.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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REPETIDAMENTE

MENSAJE

Jesús nos dejó una maravillosa lección y la regla de oro con relación a la oración: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

En un sentido literal todos comprendemos lo que el Hijo del Hombre nos quiso enseñar y para que lo tuviéramos en cuenta, en cada circunstancia de la vida.

Esta lección que podemos leer en los Evangelios de Mateo y de Lucas, nos abre la perspectiva acerca de la importancia que tiene la oración, en los momentos cruciales.

O cuando liberamos delante del Príncipe de Paz, los anhelos que están en nuestro corazón y los exponemos con la mayor claridad, en los momentos de máxima intimidad.

Cada vez que se nos exhorta a leer con profundidad y detenimiento la Palabra de Dios, se nos está indicando que si renovamos cotidianamente nuestra relación con el Creador, estaremos más cercanos a ÉL.

Y se nos abrirán nuevos horizontes espirituales con las revelaciones que solo ÉL nos puede conceder como una Gracia maravillosa. Pensando en todo esto, puedo afirmar que recibí una sorprendente versión a través de una persona muy amada.

Ella me comentó que el Señor le había señalado que aquello de pedir, buscar y llamar, adquiría una nueva dimensión cuando lo hacemos de una manera diferente.

Se trata de hacerlo un día y otro día, sin desmayar y esperando confiadamente la respuesta a nuestras oraciones. Por qué? Porque si obramos de esta manera estamos superando esa actitud tan humana de sentirnos frustrados ante el supuesto olvido de Dios.

Esa es la gran cuestión: El abatimiento sobreviene el día en que luego de orar, el enemigo comienza con sus engaños y mentiras y nos va quitando primero la paz y luego la confianza, que debería ser indeclinable hacia el Eterno.

Si somos además de perseverantes, insistentes con nuestras oraciones, mantendremos viva la esperanza y también la fe en que siempre habrá respuesta para aquello por lo que oramos.

Aunque a veces lo que recibamos no nos guste o no sea lo que esperamos, pero sabiendo que lo que Dios nos hable, SIEMPRE será lo mejor para cada uno de nosotros.

Esta lección la he aprendido y la pongo en práctica, repetidamente, con fe y con constancia.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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SUCEDÁNEO

MENSAJE

A veces para poder ejemplificar una situación es válido utilizar algunas palabras que por su significado, aportan claridad a los conceptos más complicados.

O para decirlo de otra manera, para tratar de explicar o entender algunos comportamientos, podríamos utilizar una palabra que por su origen ayuda a clarificar.

Esta suerte de introducción tiene que ver con la forma en que se enseña y practica el Evangelio que vino a proclamar al mundo, Dios hecho Hombre, Jesús.

Tanto hemos diluido sus conceptos fundamentales que bien podríamos decir que estamos frente a auténticos sucedáneos. Y que son los sucedáneos?

La respuesta que encontramos en el diccionario dice: De una sustancia: Que, por tener propiedades parecidas a las de otra, puede reemplazarla. Si la aplicamos al Mensaje de Salvación nos sorprenderemos.

Cada vez más se predica con tal levedad la enseñanza del Hijo del Hombre, que hemos entrado en auténticas zonas grises, donde cada vez se difuminan más lo que es bueno y lo que es malo.

El concepto de pecado se relativiza e incluso se le buscan otros nombres, para que no hieran la sensibilidad de los creyentes, que puedan encontrarse viviendo situaciones contrarias a lo enseñado en la Palabra de Dios.

Justificamos lo injustificable a través de palabras que diluyen la responsabilidad ante las malas acciones y pretendemos encontrar atajos que nos lleven a un final más o menos adecuado.

Ahora se entiende que un hombre y una mujer vivan juntos sin casarse y lo llamamos de distintas maneras, sin tratar de llegar al verdadero fondo de la cuestión.

Del mismo modo algunas congregaciones aceptan los casamientos de hombres con hombres y de mujeres con mujeres, olvidando que el lugar de culto es el lugar de reunión de los templos santos que deberían ser cada uno de los congregados.

Tengamos cuidado con los sucedáneos, porque tras ellos está el padre de la mentira y el engaño, que aprovecha todas las circunstancias para medrar en contra de los débiles de la fe a través de los mercaderes del Evangelio.

Recordemos que Jesús nos anunció que venía a servir y no a ser servido y esto lleva implícito, a que el servicio supone lealtad primero con Dios y luego con los creyentes que creen estar escuchando la voz del Buen Pastor.

Diego acosta / Neide Ferreira

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EL QUE MIRA…

 

MENSAJE

Se cuenta que un pescador llegó hasta la orilla del mar y lanzó su anzuelo y al poco rato, llegó un hombre que se sentó y pasó largo tiempo mirando lo que sucedía.

Al cabo de varias horas de infructuosos intentos, el pescador decidió poner fin a la pesca, guardó cuidadosamente todo lo que había traído y se alejó de la orilla.

Cuando pasó al lado del hombre que lo había estado mirando, este  le dijo: Que frustración, tantas horas de pesca y para nada. El pescador le respondió: La frustración debe ser la suya, horas sin hacer nada…yo por lo menos lo he intentado. Y se alejó.

Esta historia me hizo recordar algunos pasajes de mi propia vida. Incluyendo la época en que era un simple espectador, con el agregado de que además era un fuerte crítico de lo que hacían los demás.

Y profundizando en el tema, me vino a la Memoria lo relacionado con el Espíritu Santo. Solo cuando comprendí la magnitud de su Poder, fue cuando verdaderamente cambiaron mis actitudes.

Durante bastante tiempo, consideré que el Mandato de Jesús de predicar el Evangelio, no era para mí, porque nunca tuve la certeza de que tuviera el llamado para ser evangelista.

Pero esta conclusión no fue otra cosa que una trampa diabólica en mi vida, sencillamente porque hay muchas formas de evangelizar y con ese engaño de la falta de llamado, yo no había puesto en práctica ninguna.

Puedo evangelizar sin hablar, con mis actitudes, que tal vez sea lo más difícil de hacer, pero es la forma que nos permite llevar la Palabra de Salvación todo el tiempo, a cada momento, en todas las circunstancias.

Simplemente con ceder el asiento a quién lo necesite, estoy evangelizando porque siempre hay quienes advierten este tipo de actitudes. Y de esta manera, permitimos que el Espíritu Santo complete su Obra.

ÉL es el que convence, ÉL es el que toca los corazones,  ÉL es el que actúa en la mente y el entendimiento de las personas, que recibieron el Mensaje de cualquiera de las maneras posibles.

Hagamos como el pescador que lanzó el anzuelo y dejemos que el Espíritu transforme las vidas. No seamos solamente…el que mira, porque es la más triste de las formas de vivir. Y la peor forma de presentarnos ante Jesús.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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Y EL HOMBRE…?

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Caminando recientemente por una calle, advertí que había cambios importantes, pero no conseguía concretarlos a pesar de que conozco las señas de identidad que caracterizan mi ciudad.

Que estaba ocurriendo?

Luego de pensar bastante en la cuestión llegué a la conclusión que los cambios que apreciaba, no eran los de la ciudad, sino de los hombres y mujeres que la poblábamos.

En qué sentido?

La mayoría de nosotros estaba totalmente pendiente de sus artilugios tecnológicos, sujetos a utilizarlos en cualquier momento y en cualquier circunstancia.

La ciudad era la misma, cautivante e impactante, pero había muchas personas que no advertían en el lugar en el que se desenvolvían, cada uno atento a su actividad.

Incluso, lo más sorprendente era que también hacían lo mismo las personas que habían llegado para visitar la gran capital, para recordar su pasado y para disfrutar de su notable patrimonio cultural.

En esa complejidad de pensamientos, no acertaba todavía a distinguir lo que estaba ocurriendo. Si el escenario era el que conocía, por qué no era capaz de discernir el cambio que apreciaba?

Y llegué finalmente a la conclusión que todo lo que ocurría estaba relacionado con las personas, con los seres que como yo, se dirigían en todas las direcciones, cada cual con su historia personal.

Pero, haciendo un breve ejercicio de Memoria, podía advertir que siendo la ciudad casi la misma, los que habíamos cambiado éramos los hombres, que dejamos de ser los mismos, por causa de la forma en la que la tecnología domina y controla nuestras vidas.

Así como en un tiempo, cuando aparecieron las pilas para las radios y luego las imágenes de la televisión, todo cambió, ahora también ha cambiado solo que de una manera más rápida, más directa, mucho más personal.

Seguramente es lícito preguntarse por el hombre? Qué ha sido de nosotros? los que deberíamos pensar, razonar, debatir e incluso conversar exponiendo las ideas y pensamientos que dan razón a nuestra personalidad.

Y si es difícil encontrar al hombre, más difícil es encontrar a Dios en este torbellino tecnológico en el que vivimos. Pero ÉL, que sabe todas las cosas, también sabe que un día volveremos sus ojos hacia su Majestad y entonces nos reencontraremos como sus joyas de la Creación, que somos.  

Diego Acosta / Neide Ferreira

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LA CONCIENCIA

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Hay quienes dicen ser conscientes y otros, a los que llamamos inconscientes!

Por qué usamos estas palabras?

Porque  evidentemente están relacionadas con la conciencia que todos los humanos tenemos y que son auténticas alarmas, que pueden ser escuchadas y también pueden ser ignoradas.

Por eso se habla tanto de la mala conciencia de algunas personas o de otras, que directamente son capaces de permanecer indiferentes a los llamados interiores.

Así es como vivimos en el mundo, buscando prestar la menor atención posible a todo lo que nos reclama la conciencia y dedicarnos a vivir como nos place y a disfrutarla.

Tan rotunda es esta realidad, que muchas veces nos podemos sorprender pensando acerca de cómo hay quienes son tan atrevidos, que se permiten cerrar su mente y su corazón a los llamados de su conciencia.

Los resultados de estas actitudes son los que vemos cotidianamente: vidas destruidas, sin rumbo, vacíos, estériles, deformadas por la errónea decisión de vivir sin límites y sin ninguna norma.

Adquiere entonces enorme importancia, el Mandato de Jesús que nos reclama que ayudemos al prójimo, que lo amemos y que lo liberemos de sus ataduras mundanas.

Un hombre o una mujer, que pretenden vivir sin responder a su conciencia, pueden llegar a pensar que están gozando de la libertad, pero en realidad son esclavos de sus propias decisiones. De sus propios errores, por dar máxima importancia a los placeres y propuestas de la sociedad.

Incluso a ser esclavos de las supuestas normas que nos propone el mundo, para dominar nuestras mentes, nuestros ideales, nuestras emociones.

Escuchar a Jesús supone romper con el pasado, romper con todo aquello que forma parte de la seducción del enemigo y sobre todo, estar dispuestos a ser obedientes al llamado superior de nuestra conciencia.

Es el Espíritu el que nos advierte de lo que estamos haciendo mal, el que es capaz de corregir el rumbo de nuestros caminos, el que tiene la Verdad que nos libera.

En este día rompamos con todo lo que nos propone la sociedad mundana y seamos libres con Jesús. Para servir al prójimo, para darles el Amor que recibimos por Gracia y para ayudarlos a tener una vida con Propósito.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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UNA CASA

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En una ocasión una joven pareja planteó sus dudas acerca de irse a vivir juntos o casarse.

En ese momento nos pareció una cuestión sencilla y además casi innecesaria, pensando en que en el mundo cada uno hace lo que le parece bien.

Sin embargo con el paso de los años  y luego de haber reconocido a Jesús como Señor de mi vida, este tema se planteó con mucha frecuencia, pues los jóvenes persistían en planteamientos similares.

Es evidente que el mundo influye poderosamente sobre el ánimo y sobre las decisiones de quienes en un determinado momento, creen haber encontrado a su compañero o a su compañera perfecta.

Cuando estas circunstancias están claras, la cuestión del casamiento parece más una antigüedad o cosas de viejos o de los padres, que lo plantean como algo deseable.

Resulta bastante difícil intervenir y defender la necesidad del compromiso nupcial, porque además de innecesario se piensa que no agrega nada y simplemente es una convención de la sociedad.

Cuando este tema es cuestión de análisis en una congregación, adquiere otra dimensión y también son necesarios otros argumentos. Eso es precisamente lo que me hizo recordar lo relacionado con el casamiento.

Recordé que tuve el privilegio de haber tenido una sabia maestra, quién habló en una fría tarde de sábado en un estudio bíblico, acerca de la obligación que teníamos los creyentes de casarnos para convivir.

Ella hizo alusión a aquella frase, que un hombre y una mujer cuando se unen forman una sola carne. Se refería a lo establecido por el Eterno en Génesis 2:24.

Eso traducido a la práctica, la maestra nos explicó que era como construir una casa en la arena o una casa firmemente apoyada en la roca. A una casa basada en la arena, una tormenta fuerte, podía destruirla fácilmente.

Y ese sería el caso de un hombre y una mujer que decidían vivir juntos sin casarse.

Pero quienes construyeron su casa sobre la roca, es decir uniendo sus vidas delante de Dios, podrían afrontar las tormentas de la convivencia, sin que peligrara esa vivienda maravillosa que es el matrimonio.

En definitiva esa es la cuestión. Casarse para un hombre y una mujer, no es otra cosa que decidir construir su morada sobre arenas movedizas o sobre la Roca inmutable. Para no olvidar nunca, cuando se deba tomar esta gran decisión del matrimonio!

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EL NIÑO SOLO

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Observando con algún detenimiento, podemos advertir como este tiempo se ha convertido en lo que siempre nos temimos: Un auténtico festival de emociones y compras.

Y a ese clima, de regalos y sonrisas forzadas, lo llamamos fiestas!

Pareciera que nos hubiéramos olvidado de lo importante, de lo trascendente y simplemente nos quedamos con lo superfluo, con lo estrictamente prescindible.

Y a eso le llamamos fiestas!

Por estas razones nos puede llegar a sorprender cuando vemos algún mensaje callejero que menciona a la Navidad. Y nos parece sorprendente y por qué no, hasta fuera de lugar.

Pensándolo bien, Jesús no precisa de nuestro reconocimiento o de nuestra memoria!

Ni siquiera que hagamos mención de su nacimiento, porque ÉL está por encima de la pequeñez y ruindad de los hombres, a los que vino a Salvar y a concederles el perdón por sus pecados.

De aquella humildad con la que impactó a los hombres y mujeres de su tiempo, nadie se acuerda y mucho menos lo toma como una referencia para sus vidas.

De aquella decisión Soberana del Padre de enviar a su Hijo para cumplir su plan de Salvación para la humanidad, casi nadie hace Memoria, porque estamos ocupados en los pequeños menesteres festivos de este tiempo.

Así es como nos fuimos alejando del espíritu con que el Padre cumplió con sus promesas de enviar un Salvador al mundo, que es completamente ajeno a la hipocresía mundana.

Con Jesús no hay lugar para la frivolidad ni para la hipocresía, tal y como podemos ver en estos días, en los que el falso-amor inunda al mundo de esa armonía que solo parece resolverse con compras y más compras.

Mientras tanto hay un niño que está más solo que nunca, en la humildad de su lugar de nacimiento, con el amor de su madre y el respeto de quién sería su padre terrenal.

Con humildad y temor y temblor, nos inclinamos ante la Majestad de ese niño que vino al mundo como Salvador y volverá muy pronto como Rey de reyes y  Señor de señores.

Aunque muchos puedan ignorar a ese niño que está solo en su humildad, somos también muchos los que lo honramos dando gracias por su Amor.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EL TIEMPO

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La primera Creación de Dios fue el tiempo. Por su Gracia los humanos recibimos el concepto que nos permite regir nuestra vida temporal. Por eso el Libro de Génesis comienza…En el principio!

Los hombres tuvimos una referencia desde lo que es Eternal, hasta lo que comienza y termina, tal y como es nuestra vida desde el pecado de nuestros padres Adán y Eva.

Pero es lo mismo, el tiempo para el Supremo que para nosotros los hombres?

Desde luego que no, porque para el Eterno no hay magnitudes, pero sí para quienes vivimos bajo su Omnipotencia, de allí que el valor que le podamos conocer es fundamental.

Recuerdo que en una predicación el Señor tuvo la Gracia de mostrarme que cada vez que decimos una frase muy común…aquí estoy matando el tiempo, es decir sin hacer nada.

Esa frase según lo revelado encierra una especie de suicidio, con relación al tiempo que nos ha dado el Supremo para que estemos en la Tierra, honrándolo por todo lo que somos.

Puede resultar exagerado hablar de suicidio, cada vez que estamos sin hacer nada, pero si profundizamos en la cuestión, advertiremos que no es para eso que estamos en el mundo.

Y si no hacemos lo que se nos ha dejado como Mandato, surge dominando la escena el atractivo del mundo, la seducción que conlleva aceptar vivir bajo sus dictados.

No hacer nada, es mucho más que una frase. Es lo mismo que cuando se induce a dejar la mente en blanco, con el hinduismo disfrazado de yoga. No podemos dejar nuestra mente en blanco porque debemos dedicarla a Jesús y a sus enseñanzas.

Una mente en blanco es el campo propicio para que el enemigo la ocupe con sus falsas promesas, sus tolerantes pensamientos con relación a toda forma de pecado.

El Tiempo de Dios tiene significado cuando lo dedicamos a llevar al prójimo el Mensaje de Salvación, que nos rescató del  lugar donde estábamos, sumidos en la tragedia cotidiana de no saber para qué vivimos.

El Tiempo del Eterno es el que nos transforma y nos hace ciudadanos del Reino, hombres y mujeres con un Propósito para vivir y para ser Luz en las tinieblas del mundo.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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HIJOS ÍNTEGROS

CONGREGACIÓN
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Debemos esforzarnos por ser hijos íntegros, y por tener hijos íntegros.
El Salmo 51:6 dice
» yo sé que tu amas la verdad en lo íntimo;
en lo secreto me has enseñado sabiduría».
Todos los padres queremos y necesitamos creer que nuestros hijos son sinceros, que no nos engañan, que no nos mienten; pero cuando descubrimos que uno de nuestros hijos nos ha estado engañando nos sentimos hundidos, decepcionados ¿ verdad?, es necesario que ellos aprendan a sentir la satisfacción que les queda cuando son sinceros y dicen la verdad, sobre todo que sepan que el Señor aborrece la mentira, sentirán la libertad cuando perseveran en la verdad, sobre todo es necesario que descubran que la recompensa de la mentira es vacía, no deja buen sabor y no produce buenos resultados.
Señor tu quieres que la verdad habite en el corazón de nuestros hijos, revela tu verdad, pedimos protección para ellos en medio de tanta maldad y aliéntalos a ser sinceros en las pequeñas cosas, sabiendo que algún día tendrán que asumir grandes responsabilidades y que solo las alcanzarán siendo fieles en lo poco.

Lourdes Diaz

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