LA OFENSA

 

DEVOCIONAL

Si algo tenemos los seres humanos, es una notable capacidad para reaccionar ante cualquier forma de ofensa, que nos afecte en relación con aquello que nos creemos que somos.

Me incluyo entre quienes tenemos esa capacidad que aflora ante la menor circunstancia que la provoque y también en la rapidez con la que soy capaz de imaginar una respuesta adecuada.

En esta forma de obrar, me estoy olvidando de varias cuestiones fundamentales. Hay alguien que como hombre haya sido más ofendido que Jesús?

Cuál fue su reacción? Ninguna.

Si ÉL siendo quién era no esgrimió ninguna defensa ante las ofensas injustificadas, por que yo sí me creo con el derecho de reaccionar airadamente?

Por qué no sigo el Ejemplo maravilloso de Jesús?
Sencillamente porque ÉL era manso y humilde, como nadie lo ha sido y lo será. Que bueno resultaría para mi vida, sí mínimamente tuviera esa actitud ante el ofensor y lo perdonara.

Habría guardado mi corazón y hubiera abortado la terrible semilla de la amargura y el rencor.

Marcos 11:25
Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.

Diego Acosta / Neide Ferreira

QUITAR EL ENOJO

EL ABUELO SALOMÓN

Si aceptáramos los buenos consejos, podríamos llevar sosiego a nuestro corazón si quitamos el enojo, para que no sea un obstáculo en nuestra vida.

Decía mi padre que el que se enojaba perdía…era una manera muy sencilla de dar un ejemplo concreto, acerca del mal que produce este sentimiento.

Sí es cierto que una cosa es decir y otra muy diferente es hacer, pero intentarlo nos ayudará a resolver una cuestión que según pasan los días se agranda sin remedio.

Una forma de empezar es tratar de recordar qué es lo que ha originado nuestro enojo, porque puede tratarse de un exceso de nuestro ánimo en un determinado día.

Porque lo que motivó nuestro enojo y desencadenó nuestra ira, puede tratarse de algo que no tiene trascendencia. Pero si la tuviera, con más razón debemos obrar para librarnos de la carga.

Si apelamos al perdón, nos llevará a la solución. Porque solamente el perdón, nos hará a recuperar el sosiego y la paz.

Diego Acosta

EL MAL QUE DESEAMOS

EL ABUELO SALOMÓN

Como empezar un texto teniendo en el corazón la tristeza que provoca la propia maldad, la que
muchas veces inspira desear lo peor para alguien con el que tenemos graves diferencias?
Como es posible que el corazón pueda desear tanta desgracia a una persona?
Solamente se explica porque nuestro corazón es el origen de todas las emociones y de los sentimientos, que muchas veces nos llevan a cosas tremendas.
Quién tiene la maldad en su interior, vive y piensa con ese impulso que primeramente destruye a quién lo alimenta, con rencor o con envidia.
Esto recuerda esa penosa anécdota de un hombre que le pregunta otro que estaba haciendo y recibe como respuesta: una fosa. Y entonces el que inició el diálogo le replica: Cuídate de no caer en ella.
Para curar los impulsos de maldad, lo primero que deberíamos hacer es perdonarnos nosotros mismos y perdonar a los demás. Y mucho más si se trata del Prójimo.

Diego Acosta

EL AFÁN DEL CORAZÓN

EL ABUELO SALOMÓN

Día tras día, luchas tras luchas, nos debatimos en la búsqueda de concretar los logros que se alimentan en los deseos más íntimos del corazón.

Y con el paso de los días y las heridas de las luchas, comenzamos a advertir que todo lo que ansiamos, quizás sea demasiado para nuestras fuerzas.

Entonces nos damos cuenta que los fracasos y los engaños provienen principalmente de nuestro interior, desde las fantasías de nuestro corazón que ansía cosas que son demasiados grandes para nuestra capacidad.

Y cuando llega ese día en el que comprendemos que todas nuestras luchas y nuestros afanes, al final son tan irrealizables como frustrantes por inalcanzables, pensamos todo de nuevo.

Y esos pensamientos nos guiarán hacia verdades que nos negamos una y otra vez, porque no aceptamos que haya nada superior a nosotros mismos.

Y aunque nos duela y nos rebelemos contra esta verdad, nada podremos hacer por cambiarla, pero sí podemos hacer todo por aceptarla.

EL VALOR DEL DINERO

ANTIVIRUS

La Biblia advierte acerca de lo que el dinero significa para el hombre: Uno de sus peligros mayores, porque afecta al corazón en forma directa.

En qué forma lo afecta?

Porque domina las conductas, porque pervierte la razón y esclaviza a quienes se rinden a su dudoso poder. Al fin de cuentas, el dinero en sí mismo no tiene valor.

El valor del dinero es el valor que cada hombre le concede. Desde quienes lo utilizamos como un medio para la vida cotidiana, hasta los que lo convierten en su razón para vivir.

Precisamente por esa razón es lamentable comprobar cómo hay muchas personas que por su amor al dinero son capaces de vender sus miserias, en suma para vender su triste intimidad.

Lo grave de esta cuestión, es que cuando se pretende recuperar el valor de la intimidad, siempre es demasiado tarde porque lo mostrado por dinero, se sigue exhibiendo gratuitamente. Ese es el perverso poder del dinero.

Diego Acosta