ESTAR ATENTOS

DEVOCIONAL

Viviendo en el mundo como en el que vivimos, pleno de impactos, anuncios y ofertas más que atrayentes, verdaderamente cuesta mucho trabajo, prestar atención a algo en concreto.

Si a esto le sumamos la humana propensión a dejarnos llevar por las tendencias mundanas, los resultados pueden ser catastróficos para nuestra vida espiritual.

Por tanto es completamente necesario dar un giro a nuestra vida y convertirnos en lo que verdaderamente somos, seres pensantes dotados para razonar todo lo que hacemos.

Debemos clamar por recibir Sabiduría de lo Alto, para poder Discernir con certeza sobre lo que nos rodea y muy especialmente para no cometer errores que comprometan nuestra fe.

Esto significa que debemos detener el vértigo en el que vivimos por propia decisión y ser capaces de esforzarnos en las cosas de Dios.

Solamente así seremos fieles hijos del Todopoderoso!

Santiago 3:13
¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre.

Diego Acosta / Neide Ferreira

BENDECIR A LOS HIJOS

DEVOCIONAL

El padre en su condición de autoridad espiritual de la familia, tiene la alta responsabilidad de ejercerla en todos los momentos importantes que vivan sus miembros.

Concretamente hablamos de bendecir a los hijos, cuando inician un tiempo trascendente en sus vidas, como es el comienzo de un año escolar.

Las imágenes de padres bendiciendo a sus hijos en Israel, al iniciarse un nuevo período lectivo, constituyen un recordatorio eficaz que no debemos dejar de ejercer.

Me resultó conmovedor ver como los padres de los niños israelíes bendecían a sus hijos, proclamando el Amor y el cuidado del Altísimo sobre la vida de quienes constituyen su heredad.

Las responsabilidades de los padres son indeclinables y se trata de cumplirlas cualquiera sean las circunstancias, en la intimidad del hogar y en la evidencia de las públicas.

Si no bendigo a mi hijo, lo estoy privando de la Bendición del Todopoderoso, para que crezca sabiendo que más importante que declarar, es obrar con Obediencia al Eterno.

Salmo 115:14
Aumentará Jehová bendición sobre vosotros;
sobre vosotros y sobre vuestros hijos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

EL VERDADERO MATRIMONIO

ANTIVIRUS

Si nos dejamos llevar por la influencia del mundo, podríamos llegar a la conclusión que la institución consagrada por Dios como la forma superior de la relación de un hombre con una mujer, es otra cuestión menor y sin importancia.

Incluso se ha llegado a exhibir como algo natural, que en un matrimonio se impliquen otras personas, con lo que se ha dado en llamar el amor compartido.

Y los bochornosos casos donde públicamente se muestran los acuerdos para simular convivencias, que no son otra cosa que meros acuerdos económicos.

Frente a esto, debemos ser extremadamente rigurosos para hablar de lo cierto y lo verdadero a nuestros hijos, para que el mundo no consagre la idea de que el matrimonio es algo que se puede usar y tirar como tantas otras cosas.

La gravedad de la situación exige máxima claridad y contundencia, para no enredarnos con las palabras ni usar argumentos que disimulen la gravedad de la situación.

Estamos llegando al tiempo en que cada palabra que digamos o que callemos, nos será reclamada.

Diego Acosta

LAS HORMIGAS

EL ABUELO SALOMÓN

En mis solitarios juegos de la infancia, me inventaba amigos, viajes y cosas parecidas. Buscaba que las horas pasaran y llegara el momento en el que mi padre volviera por la noche.

En esas largas horas un día descubrí a las hormigas. Y se convirtieron en mis mejores compañeras, porque en el patio de tierra de mi casa, las podía ver todos los días con sus idas y venidas.

De tanto verlas, me sabía el caminito que hacían desde las plantas hasta su hormiguero y como se cruzaban, siempre rápido y sin descansar.

A veces me llamaba la atención las pesadas cargas que llevaban y más me sorprendía, como en algunas ocasiones las cargas eran tan grandes que eran dos o tres las que se esforzaban para llegar hasta su casa.

Cuando le pregunté a mi padre por qué trabajaban tanto, me dijo que era para darles de comer a sus hijos y para guardar comida para cuando llegara el invierno y para qué en ese tiempo, no les faltara nada.

Ellas me enseñaron que había que ser laborioso y cumplidor, porque siempre habrá alguien confiando en nosotros.

Diego Acosta