QUE ES EL ALMA?

 

EL ALMA

En Génesis 2:7 podemos leer: Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

En este versículo podemos ver que el alma es el soplo del aliento de Dios que nos convierte en seres vivientes. La palabra hebrea nefesh es traducida al idioma inglés como alma.

El alma, es la portadora de la semejanza con Dios. Nuestra alma posee entendimiento, voluntad para decidir y capacidad para ejecutar.

Los griegos identificaban el alma con la palabra psyché de la que se deriva siquis. Y en muchas traducciones, principalmente de la Biblia Septuaginta, se utiliza alma por yo o viceversa.

El alma nos define como personas, determina nuestra idiosincrasia y atesora todo aquello que pertenece a nuestra vida personal. Nos relaciona con nuestros congéneres, con todo lo que nos rodea.

Cuando los hombres recibimos el Espíritu Santo, se inicia al proceso que lleva a que el Espíritu penetre en el alma y el alma en el cuerpo. Los problemas surgen cuando este proceso se interrumpe o cuando los seres humanos no tenemos el Espíritu en nosotros.

Pablo, en su Carta a los Romanos, en el capítulo 8 versículos 6-8 enseña sobre esta cuestión:  Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 

Las cuestiones carnales pueden identificarse con la obra del alma y de allí la importancia que tiene, cuando dejamos que todas las influencias mundanas obren en nuestros comportamientos. La sede del alma es la sangre.

Diego Acosta

DÉCIMA PLAGA

ESCUDRIÑAR

El proceso iniciado por Jehová para la liberación de su pueblo cautivo en Egipto, culminó con el anuncio de la décima plaga, que sería peor que la horrorosa novena de las tinieblas.

En este caso morirían todos los primogénitos de Egipto y las muertes no afectarían a los israelíes ni a sus animales, tal y como aconteció en las plagas anteriores.

La muerte el primogénito tenía especial trascendencia, pues en el caso de Faraón, era su heredero natural y daba continuidad a la dinastía, además de recibir el doble de la herencia de los bienes de su padre.

Jehová estableció la fiesta de la Pascua y mandó pintar con sangre todos los portales de las casas donde habitaban los israelitas, con el fin de que la muerte no los afectara.

La muerte de los primogénitos tuvo una gran repercusión en el aspecto religioso, porque muchas de las deidades egipcias estaban representadas por animales y su muerte, significaba la manifiesta falta de poder ante el Dios de Moisés y de los israelitas.

Finalmente Faraón tomó una decisión que se recoge en Éxodo 12:31-32 hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho. 32 Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí.

Faraón no se había arrepentido pero sí admitido su derrota. Culminó así uno de los episodios más extraordinarios de la historia del Pueblo de Israel.

Diego Acosta

NO DEBEMOS JURAR

NO DEBEMOS JURAR

El Hijo del Hombre cambió de argumento en el Sermón del Monte y se refirió a la cuestión de los juramentos y detalló lo que no debemos hacer.

MATEO 5:33-36 33 Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. 34 Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; 35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. 36 Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello.

La primera advertencia estuvo relacionada con el hecho de no perjurar, fundamentado en Levítico 19:12 Y no juraréis falsamente por mi nombre, profanando así el nombre de tu Dios. Yo Jehová. Y también en Éxodo 20:7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.

Jesús determinó que no podemos jurar de ninguna manera ni por el cielo, que es el Trono del Padre. De esta manera rebatió las ideas de que había distintos grados de cumplimiento de los juramentos y también con el uso descuidado y hasta profano de esta clase de pronunciamientos.

Los otros juramentos que prohibió el Príncipe de Paz eran verdaderos timos que algunos judíos hacían al no mencionar a Jehová y por tanto evitando que sus mentiras estuvieran bajo el juicio divino.

Olvidaban con esas actitudes lo destacado en el Salmo 11:4 Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.

Diego Acosta