Debemos esforzarnos para rcuperar lo perdido, la honra a nuestros padres y la responsabilidad que Dios adjudicó al hombre, como cabeza de la mujer y por tanto como cabeza de su familia. Diego Acosta – MENSAJE CONGREGACIÓN del SÉPTIMO MILENIO
Jesús nos enseña en el Evangelio de LUcas: Mi madre y mis hermanos, son los que escuchan mis palabras y la hacen. Para recordar este día y todos los días. PAN DE VIDA
Recuerdo muy claramente las imágenes de mis abuelos maternos y sus dos hijos: Mi tío y la que sería mi madre. Mi abuelo con su mirada serena de siempre y mi abuela con su cabeza blanca como un copo de nieve.
En realidad nunca había visto la nieve, pero su cabeza parecía una tierra blanca, asombrosamente blanca. Nunca supe que ocurrió con esa foto.
Pero no importa, la conservo en mi memoria como un maravilloso testimonio precedente de lo que con el tiempo sería mi vida, padre, esposa y dos hijos.
Hoy la modernidad y la deliberada mala intención de destruir a la familia, va desvirtuando esa idea de padre-madre-hijos y la va transformando en imágenes de dos hombres o dos mujeres…con sus hijos.
Y mi testimonio ha perdido validez? O es la sociedad la que pretende que llamemos progreso, nuevos tiempos o la inexistencia de barreras, que limiten al concepto de familia?
Mi concepto de familia, fue y será el que el Eterno dispuso: padre-madre-hijos. Por siempre!
Génesis 1:27 Creó Dios al hombre a su imagen,
a imagen de Dios lo creó;
varón y hembra los creó.
Ser fieles a los Mandatos de Dios es la base de nuestro Pacto con su Majestad infinita. Cuando somos infieles, afectamos a nuestro matrimonio, a nuestra familia y a la honra a nuestros padres. Diego Acosta – MENSAJE