SERÁS PROSPERADO…!

En tiempos de doctrinas anti bíblicas relacionadas con la prosperidad, pareciera que debiéramos limitarnos en mencionar las bendiciones que existen sobre el tema.

Lo que evidentemente es diferente, es que lo hacemos sin convertirnos en mercaderes de la Palabra, ni en temerarios que se atreven a tergiversarla.

David, cuando llamó a su hijo para que edificara la Casa de Jehová, usó unas palabras preciosas: Entonces serás prosperado…!

Pero el Rey agregó el condicionante imprescindible para  ese anuncio: Salomón debía cumplir con los estatutos y decretos que Moisés recibió para el Pueblo de Israel.

Como aplicamos esta enseñanza en nuestra vida?

Como debo entender estas palabras de David para que me sean de edificación?

En su infinita Misericordia el Supremo, siempre nos Guía hacia el entendimiento de las cuestiones más profundas, para que nada quede oculto.

El Espíritu revela que la gran promesa que había sobre la vida de Salomón, estaba condicionada para todo el tiempo que cumpliera con sus obligaciones delante del Eterno.

Esto significa que mientras yo sea fiel, las promesas del Todopoderoso se mantendrán sobre mi vida. El día en que deje de serlo, la Mano Poderosa se puede apartar de mí.

Tremenda realidad que debo asumir para darle sentido a mi vida diaria, porque es así como debemos obrar. Un día y otro día, siendo fieles y obedientes al Mandato recibido para poder ser aptos para cumplir el Propósito para el que fuimos Creados.

Siendo como somos hijos del mismo Padre, sus promesas son para siempre!

Y su cumplimiento, también!

1 Crónicas 22:13

Entonces serás prosperado, si cuidares de poner por obra los estatutos y decretos que Jehová mandó a Moisés para Israel. Esfuérzate, pues, y cobra ánimo; no temas, ni desmayes.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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INCREÍBLE

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Muy frecuentemente utilizo esta palabra, increíble, que puede entenderse como algo que no se puede creer o que resulta muy difícil de creer.

Y lo que más me preocupa, es que casi siempre que uso la palabra en cuestión, es cuando algo me sorprende con relación a las cosas de Dios.

Cada vez que advierto que estoy a punto de utilizarla, trato de no hacerlo, porque increíble, está estrechamente relacionada con hechos o situaciones, que solamente el Soberano puede provocar o ejecutar.

Como es evidente, en lugar de increíble…debería decir extraordinario, milagroso!

Esta es una de mis luchas cotidianas, pensando en alcanzar esa meta de la que habló Pablo, siendo plenamente consciente de la humildad de mis recursos para lograrla.

Este pensamiento viene en momentos difíciles, no tanto personales sino por cuestiones que se relacionan con nuestros amados.

Que son las más difíciles y las que más nos afectan. Esto solo lo puede entender desde la condición de padres o de abuelos.

Nos duele y nos afecta más lo que pasa con nuestros hijos o con nuestros nietos, que nuestros propios dolores o afecciones.

Pero este es el momento de no rendirnos ni entregarnos al desánimo. Muy por el contrario, este es el tiempo de clamar al Todopoderoso por nuestros amados.

Nada hay más importante que podamos hacer por ellos que orar por los tiempos que están viviendo, que nadie conoce mejor que el propio Dios.

No digamos: Solo nos queda orar. Demos gracias al Hijo del Hombre, que nos dio la libertad de pedir al Padre en su Santo Nombre!

Oremos, clamemos, porque el Eterno siempre nos escucha! Y olvidemos lo increíble!

Juan 14:13-14

Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.

Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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Y SI FUERA…

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En los difíciles tiempos de mis luchas personales y también de mis fracasos, siempre venía a mi memoria una frase que recuerdo con especial cariño.

Un compañero de trabajo, bastante mayor que yo, me comentó un día acerca de lo corta que era la vida y de lo poco que valía vivirla.

Era desde luego un comentario muy propio de una persona próxima a la vejez y con la carga de frustración que significa no haber podido estudiar medicina y tener que ganarse el sustento en una radio a la que detestaba.

Otro de los compañeros que estaba escuchando nuestro diálogo intervino y dijo: Y si fuera…diferente de lo que Ud. cree?

El mayor de nosotros se quedó mirándolo sin saber muy bien que decir y allí  acabó la conversación.

Pero me quedé con la idea: Y si fuera…

Siempre me he creído una persona con una cierta dosis de intuición, pero luego del milagro de la Salvación, creo que lo que llamaba de esa manera no era otra cosa que el Espíritu Santo obrando en mí.

Aquella frase fue como una señal inesperada en tiempos de afanes y de pequeñas victorias y grandes desilusiones. Es que había algo más que todo eso?

Por esta razón fue que el día en que fui por primera vez a una iglesia evangélica, todo ocurrió serenamente. Me sentí en mí lugar…y la frase comenzó a cobrar sentido.

Y si fuera…Jesús el Salvador?

Y si fuera…Dios el principio de una nueva vida?

Y si fuera…la fuerza poderosa del Amor la que acabara

con el pasado?

Juan 5:21

 Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida,

así también el Hijo a los que quiere da vida.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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NO ENTENDER…

confiar

Cuando no entiendo algo que ocurre, tengo la sensación de ser un poco ignorante, un poco torpe en mis pensamientos.

Principalmente cuando no entiendo algunas cosas de Dios!

Por qué ocurre esto?

Es una cuestión personal?

Esta situación de ninguna manera es algo que me afecta solamente a mí, puesto que he escuchado y he leído comentarios en la misma dirección.

Sabiendo esto es bueno interrogarse sobre los fundamentos de nuestra fe y los principios que la sustentan.

No resulta un poco osado pretender abarcar a Dios?

No resulta algo alejado de nuestras posibilidades tratar de interpretar sus decisiones?

Tal vez la respuesta afirmativa, sea el principio de llegar a una conclusión sobre la cuestión de entender lo que el Eterno hace o ha dispuesto.

Recuerdo que en una ocasión ante un hecho de dolorosa realidad de mi vida, me pregunté por qué ocurrían cosas como esas.

Y también recuerdo como lo único que recibí del Supremo fue su Consuelo!

No hubo ninguna respuesta ni nada que pudiera ser interpretado como tal. Solamente esa maravillosa e inolvidable percepción del Consuelo del Amor Superior.

Con el tiempo llegué a la conclusión que ese día en el que recibí el Consuelo, si me hubiera rebelado contra el Padre, no lo habría recibido, sencillamente porque mi corazón hubiera estado endurecido.

Creo que cuando no alcanzamos  a comprender las decisiones del Todopoderoso, lo único que nos cabe hacer es mantener nuestra confianza en ÉL, recordando que aunque nos duela, ÉL está en el control de todas las cosas.

Así como agradecemos las bendiciones, seamos sabios y aceptemos lo que nos hace gemir.

Proverbios 16:20

El entendido en la palabra hallará el bien,
Y el que confía en Jehová es bienaventurado.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EL PRÓJIMO…

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Muchas veces me he preguntado, quién es el prójimo…?

Confieso que buscaba una respuesta bastante incierta, porque tenía dificultades para definir quién era esta persona a la que se alude en la Palabra de Dios.

La respuesta, como siempre provino del Espíritu: El prójimo es quién está tu lado…

Seguí pensando…Si lo conociera lo entendería, pero si no lo conozco, cómo puede ser mi prójimo?

Esta clase de dudas revelan el estado del corazón y de nuestra relación con el propio Dios. Si en nuestro interior hay dureza, difícilmente tendríamos intimidad con el Señor, porque lo más probable es que ni la buscaríamos.

Pero, si entendemos que nuestro prójimo es quién está a nuestro lado, es porque en principio entendemos lo que significa ser hijo de Dios…y no un allegado más o menos próximo.

Por crudo que resulte este razonamiento así es en la realidad. Si estamos cerca del Eterno entenderemos quién es el prójimo.

Caso contrario nos debatiremos en mil conjeturas, sin llegar a saber nunca quién es espiritualmente hablando, esta persona que está sentada a nuestro lado o que camina delante de nosotros.

Cuando lo entendamos…oremos por él. Sin saber quién es y tal vez sin saber nunca quién era! Pero oraremos por él y los bendeciremos!

Esta es la gran misión personal: Bendecir al prójimo!

Porque de esta manera estaremos derramando sobre su vida bendiciones que ni se imagina que existen. Y porque tal vez sea la única vez que alguien lo bendiga.

Demos el amor que recibimos inmerecidamente de nuestro Padre!

Desatemos las tremendas fuerzas de la oración sobre la vida de quienes nos rodean. En primer lugar de nuestro prójimo!

Proverbios 3:27

No te niegues a hacer el bien a quien es debido,

Cuando tuvieres poder para hacerlo.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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