CONTAGIO

DEVOCIONAL

En los tiempos difíciles, la responsabilidad de quienes nos llamamos hijos de Dios se aumenta en la misma proporción que los problemas.

Si nuestra misión es ser Luz para quienes nos rodean, no podemos caer en la tentación de contribuir a que los comentarios o las versiones preocupantes se extiendan.

Debemos de recordar permanentemente que nuestra confianza está puesta en el Señor y que por lo tanto, quienes no lo tienen en su corazón viven con angustia y con miedos que aumentan de forma desproporcionada.

Estas reflexiones surgieron, cuando una hermana me preguntó al borde del llanto, si las cosas que veía y escuchaba la iban a afectar a ella y a su familia y que eso lo aterraba.

Con Amor y con firmeza la respondí, que si ella se declaraba creyente no tenía derecho a tener esas dudas, porque debería saber que todo está bajo el control del Eterno. Incluso su vida y la de su familia. Y por añadidura, de la mía y la de mis amados.

El enemigo disfruta con el contagio de las malas nuevas. Pero sabemos que será derrotado.

Job 11:18
Tendrás confianza,
porque hay esperanza;
mirarás alrededor, y dormirás seguro.

11:18
E terás confiança,
porque haverá esperança;
olharás em volta e repousarás seguro.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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LA CONFESIÓN-1

ESTUDIO BÍBLICO

1ª Juan 1:8-9.

8Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros. 9Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.

La Palabra nos habla que para recibir el perdón de los pecados hay dos pasos importantes a dar, primero reconocerlos y segundo confesarlos.

Mateo 3:5-6.

5Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, 6y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados.

Ante la predicación de Juan el Bautista muchos fueron movidos por Dios a prepararse para la venida del Mesías, ellos confesaban sus pecados antes de bautizarse.

Hechos 19:17-18.

17Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Éfeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. 18Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos.

En Éfeso, al ver la diferencia de tener al Señor o no en las vidas, muchos tomaron una actitud correcta delante de Dios y empezaron a confesar sus pecados.

Daniel 9:20-21.

20Aún estaba hablando y orando, y confesando mi pecado y el pecado de mi pueblo Israel, y derramaba mi ruego delante de Jehová mi Dios por el monte santo de mi Dios; 21aún estaba hablando en oración, cuando el varón Gabriel, a quien había visto en la visión al principio, volando con presteza, vino a mí como a la hora del sacrificio de la tarde.

Pr. Ramón Ubillos

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CRECER

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

MENSAJE

Así como en la vida natural estamos en continuo proceso de crecimiento, en la vida espiritual debemos hacer exactamente lo mismo.

Pablo nos advirtió que no podemos ser siempre criaturas, sino que deberíamos acompañar la profundización de nuestra relación con Dios, en la medida en que profundizamos nuestros conocimientos sobre ÉL.

Con todo lo que tienen de lógica estas cuestiones, no siempre las entendemos y por consiguiente, tampoco las aplicamos. Lo que resulta evidente es que lo que se espera de nosotros es que seamos fieles en esta parte de nuestra vida de creyentes.

Cuando fuimos niños nos ayudaron, nos cuidaron y nos dieron las primeras lecciones. Es necesario que recordemos esto para tener actitudes buenas hacia quienes están comenzando el mismo proceso que iniciamos hace años.

Esta prudencia debe aplicarse especialmente en las congregaciones, en las que se registra un ingreso continuado de personas, que aceptaron a Jesús como su Señor y Salvador.

Cuando pienso en esta cuestión, tengo un especial agradecimiento a la mujer que Dios encomendó los primeros tiempos de mi conversión, porque fue gracias a ella, que el cambio en mi vida pudo dar frutos.

Lo sorprendente de este recuerdo, es que no está relacionado con las cuestiones gratas entre maestra-discípulo, sino que está vinculada con la dureza que a veces ella empleó en la enseñanza.

Recuerdo que una vez me dijo que ya no iba a orar más por mí, afirmación que me causó una profunda impresión e incluso una también profunda desilusión. Sin embargo, su condición de vieja maestra, le permitió abordar el tema para que la relación continuara y también mi necesario crecimiento.

Ella me dijo simplemente: Te ha molestado lo que te dije, verdad? Pero sí no lo hacía así, estarías siempre buscando intermediarios en tu relación con el Señor y ÉL no quiere eso. Desea que cada uno le hable, le honre, para que pueda obrar en tu vida. Dios no quiere intermediarios!

Así fue como comencé a crecer, de forma inesperada y gracias a esta lección de sabiduría que mi maestra me dio. La vida espiritual, no se corresponde con la física.

Cuando envejecemos, nuestro cuerpo lo evidencia. Pero en nuestra relación con Jesús, siempre deberemos ser como niños, porque así nos podremos postrar ante su Majestad, con temor y temblor, pero sin ninguna clase de miedos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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HACEDORES

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

MENSAJE

Pablo nos enseñó que debemos actuar como creyentes haciendo obras que demuestren nuestra fe.

Esta cuestión esencial es la que pone en evidencia que realmente somos hombres y mujeres nuevos, nacidos tras el bautismo, en el que demostramos públicamente nuestra aceptación del Señor como nuestro Salvador.

Con estos sencillos argumentos debemos mostrarnos al mundo como ejemplos vivientes de la transformación que ha cambiado nuestras vidas, en cosas tan evidentes como nuestro comportamiento, nuestra actitud, nuestra vocación de servir al prójimo.

Frente a estos planteamientos podemos analizar otra clase de situaciones, principalmente las que se verifican en muchas congregaciones. Según Pablo somos hacedores de obras que muestran nuestra fe.

Pero esa forma de obrar, se transforma en un vértigo de actividades que convierten a las iglesias en auténticos ámbitos donde pareciera que quienes no participen o lo hagan con menos intensidad, son menos creyentes o tienen una fe no tan grande.

Es esto correcto?

De ninguna manera. Pablo no nos demandó ser hacedores frenéticos, nos habló de que debemos de hacer obras, pero no convertirnos en máquinas que están siempre en movimiento.

Podría entenderse esto como una crítica, pero nada es más alejado de la intencionalidad con que ha sido formulada la idea. El propósito es llamar la atención sobre este frenesí de hacer cosas, todos los días a ser posible.

Las congregaciones tienden a mostrar su nivel de actividades como una medida de la fe que las mueve, pero esta afirmación es muy discutible, si la interpretamos con otra forma de entender la vida de creyentes.

Servir al prójimo, SÍ. Servirnos del prójimo, NO. Pero esto es diferente de caer en el frenesí de ocupar todos los días con actividades, que tal vez lo que demuestran en la voluntad de exhibirse como hacedores.

Y tal vez lo más importante: Qué tiempo le dedicamos a nuestra relación como congregación con el Señor?

Las actividades son buenas y necesarias, pero es fundamental que se vean respaldadas por tiempos preciosos de oración y comunión con el Eterno, porque entonces sí verdaderamente podemos crecer como hacedores de la fe.

Reflexionar sobre esto, puede parecer frustrante, porque significaría que estamos abandonando las actividades que nos tienen ocupados constantemente, pero el frenesí no es sinónimo de relación con el Señor.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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LA CONDENACIÓN / 1

ESTUDIO BÍBLICO

Juan 3:19.

19Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.

La Enseñanza de Jesús nos habla claramente de la condenación, que consiste, ni más ni menos, que en rechazarle a Él.

Juan 5:28-29.

28No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; 29y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.

Hay una condenación eterna para aquellos que mueran sin haber recibido la salvación, ya que sólo podemos hacer lo bueno si Dios nos da la gracia para ello, pues sino incluso nuestras buenas obras son trapos de inmundicia para el Señor.

Romanos 13:2.

2De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.

El que resiste a lo establecido por Dios se va procurando su propia condenación. Si andamos en el Espíritu, es decir, guiados por el Espíritu Santo, entonces, podremos decir confiadamente que estamos seguros de nuestra salvación. Tengamos en cuenta que el hecho de decirlo, si no tenemos la convicción de la fe, no será suficiente.

Pr. Ramón Ubillos

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LEER….

DEVOCIONAL

En el poco tiempo que dedico a la lectura de la Biblia, comprendí que era necesario hacer grandes cambios. El más importante de ellos, era el de dejar de mirar la hora a cada momento.

Este llamado a la reflexión me alertó acerca de algo que no era bueno, fundamentalmente para mí, porque sin desearlo, esa actitud me estaba alejando todos los días, un poco más del Eterno.

Pensando en esto, reparé que esos minutos que dedico a la lectura de la Palabra, son muy escasos con relación al que dedico, por ejemplo a otro tipo de lecturas.

Es decir, siempre tengo otras ocupaciones más urgentes, con lo que voy postergando lo que verdaderamente es importante parta mi vida, como hijo de Dios.

Por estas razones, desde hoy he cambiado mis tiempos y ahora me he propuesto leer la Biblia, sin pensar en lo que tengo que hacer y en las complicaciones de cada día. Estar cerca del Señor es lo más importante para mí.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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UNA CASA

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

En una ocasión una joven pareja planteó sus dudas acerca de irse a vivir juntos o casarse.

En ese momento nos pareció una cuestión sencilla y además casi innecesaria, pensando en que en el mundo cada uno hace lo que le parece bien.

Sin embargo con el paso de los años  y luego de haber reconocido a Jesús como Señor de mi vida, este tema se planteó con mucha frecuencia, pues los jóvenes persistían en planteamientos similares.

Es evidente que el mundo influye poderosamente sobre el ánimo y sobre las decisiones de quienes en un determinado momento, creen haber encontrado a su compañero o a su compañera perfecta.

Cuando estas circunstancias están claras, la cuestión del casamiento parece más una antigüedad o cosas de viejos o de los padres, que lo plantean como algo deseable.

Resulta bastante difícil intervenir y defender la necesidad del compromiso nupcial, porque además de innecesario se piensa que no agrega nada y simplemente es una convención de la sociedad.

Cuando este tema es cuestión de análisis en una congregación, adquiere otra dimensión y también son necesarios otros argumentos. Eso es precisamente lo que me hizo recordar lo relacionado con el casamiento.

Recordé que tuve el privilegio de haber tenido una sabia maestra, quién habló en una fría tarde de sábado en un estudio bíblico, acerca de la obligación que teníamos los creyentes de casarnos para convivir.

Ella hizo alusión a aquella frase, que un hombre y una mujer cuando se unen forman una sola carne. Se refería a lo establecido por el Eterno en Génesis 2:24.

Eso traducido a la práctica, la maestra nos explicó que era como construir una casa en la arena o una casa firmemente apoyada en la roca. A una casa basada en la arena, una tormenta fuerte, podía destruirla fácilmente.

Y ese sería el caso de un hombre y una mujer que decidían vivir juntos sin casarse.

Pero quienes construyeron su casa sobre la roca, es decir uniendo sus vidas delante de Dios, podrían afrontar las tormentas de la convivencia, sin que peligrara esa vivienda maravillosa que es el matrimonio.

En definitiva esa es la cuestión. Casarse para un hombre y una mujer, no es otra cosa que decidir construir su morada sobre arenas movedizas o sobre la Roca inmutable. Para no olvidar nunca, cuando se deba tomar esta gran decisión del matrimonio!

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EL NIÑO SOLO

CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO

Observando con algún detenimiento, podemos advertir como este tiempo se ha convertido en lo que siempre nos temimos: Un auténtico festival de emociones y compras.

Y a ese clima, de regalos y sonrisas forzadas, lo llamamos fiestas!

Pareciera que nos hubiéramos olvidado de lo importante, de lo trascendente y simplemente nos quedamos con lo superfluo, con lo estrictamente prescindible.

Y a eso le llamamos fiestas!

Por estas razones nos puede llegar a sorprender cuando vemos algún mensaje callejero que menciona a la Navidad. Y nos parece sorprendente y por qué no, hasta fuera de lugar.

Pensándolo bien, Jesús no precisa de nuestro reconocimiento o de nuestra memoria!

Ni siquiera que hagamos mención de su nacimiento, porque ÉL está por encima de la pequeñez y ruindad de los hombres, a los que vino a Salvar y a concederles el perdón por sus pecados.

De aquella humildad con la que impactó a los hombres y mujeres de su tiempo, nadie se acuerda y mucho menos lo toma como una referencia para sus vidas.

De aquella decisión Soberana del Padre de enviar a su Hijo para cumplir su plan de Salvación para la humanidad, casi nadie hace Memoria, porque estamos ocupados en los pequeños menesteres festivos de este tiempo.

Así es como nos fuimos alejando del espíritu con que el Padre cumplió con sus promesas de enviar un Salvador al mundo, que es completamente ajeno a la hipocresía mundana.

Con Jesús no hay lugar para la frivolidad ni para la hipocresía, tal y como podemos ver en estos días, en los que el falso-amor inunda al mundo de esa armonía que solo parece resolverse con compras y más compras.

Mientras tanto hay un niño que está más solo que nunca, en la humildad de su lugar de nacimiento, con el amor de su madre y el respeto de quién sería su padre terrenal.

Con humildad y temor y temblor, nos inclinamos ante la Majestad de ese niño que vino al mundo como Salvador y volverá muy pronto como Rey de reyes y  Señor de señores.

Aunque muchos puedan ignorar a ese niño que está solo en su humildad, somos también muchos los que lo honramos dando gracias por su Amor.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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INESTABLE

DEVOCIONAL

Los especialistas del tiempo, comentan que las condiciones estarán inestables, cuando a lo largo del día puede haber momentos de sol y momentos tormentosos.

Esta clase de previsiones se asemejan bastante a lo que ocurre con mi vida, que en algunos períodos son de alegría y otros de incertidumbre y problemas.

Son los tiempos en los que en el mundo se duda entre salir o no salir con paraguas a la calle. Lo mismo puedo decir cuando me arriesgo y me olvido que debo estar bajo el paraguas protector del Eterno.

Cuando asumo esos riesgos, es evidente que estoy confiando en mis propias fuerzas y también olvidando que la obediencia es la que asegura la protección de Dios.

La única certeza que puedo tener frente a las condiciones de mi vida provienen del Señor. Si los tiempos son buenos, en agradecimiento y si son malos, también de agradecimiento. Porque solo ÉL sabe que es lo mejor para mí, aunque me empeñe en contradecirlo.

Salmo 143:10
ES – Enséñame a hacer tu voluntad,
porque tú eres mi Dios;
Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud.

PT – Ensina-me a fazer a tua vontade,
pois és o meu Deus;
guie-me o teu bom Espírito por terra plana.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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