UNA FRASE…!

DEVOCIONAL

Todos sabemos o la mayoría de nosotros sabemos, que Dios utiliza muchas formas para hablarnos. Una vez más debemos exaltar su asombrosa e infinita creatividad.

En estos días podría afirmar que recibí su mensaje con la frase que dice: Cuando creo que soy odiado injustamente, busco recordar que soy amado injustamente.

Esta cuestión es una de las más importantes que debemos afrontar los hombres a lo largo de la vida: Considerar que somos tratados injustamente.

Y frente a esto nos revolvemos, algunos con más intensidad que otros y yo con más ímpetu que muchos. Por esta razón es que la frase me impactó tanto.

Es una rotunda enseñanza bíblica, pero que rara vez viene a nuestra memoria cuando nos encontramos ante una situación casi límite. Por eso es necesario buscar en nuestra memoria, en nuestro corazón la enseñanza de la Palabra de Dios.

Así como fui tratado injustamente, tengo la certeza de que soy amado por el Eterno, también injustamente.

Romanos 8:39

ES – Ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

PT – Nem a altura, nem a profundidade, nem alguma outra criatura nos poderá separar do amor de Deus, que está em Cristo Jesus, nosso Senhor!

Diego Acosta / Neide Ferrreira

Frase publicada por: Una Gota de Fe / RED Misionera digital

EL JUEGO DE LOS ESPEJOS

ANTIVIRUS

Apelamos al recuerdo de esos espejos que generalmente son una atracción en las ferias, donde las figuras se agrandan, empequeñecen, se estiran o se contraen.

Es una forma notable de deformar la realidad.  La de nuestra propia realidad, que identificamos con nuestra figura que tanto conocemos y que nos provoca risas al verla deformada.

La apelación a los espejos, está destinada a alertarnos una vez sobre las informaciones deformadas o directamente cambiadas y que por nuestra capacidad de buscar novedades transformamos en reales.

Alguien dice o comenta cualquier cosa en un país y a las horas, esa información ha sido transmitida no solamente a otros países, sino a otros continentes, generando inquietudes y sobresaltos.

Jesús nos advirtió que no nos dejemos engañar y ese mensaje también nos debe advertir que no seamos autores de nuestros propios engaños.

Si divulgamos o creemos en informaciones que no son reales o que nadie ha comprobado, estamos participando del engaño colectivo y haciéndoles las labores a los falsos profetas.

Recordemos que los tiempos finales tienen su fundamento en la necesidad de paz y de tranquilidad, de allí surgen el falso profeta y el anticristo.

Diego Acosta