DECISIONES

Cuando tomamos decisiones generalmente las sometemos a la Voluntad del Eterno. Decimos generalmente porque en otras ocasiones, primero decidimos y luego las consultamos.

Es decir: Tomamos una decisión y en todo el proceso que lleva arribar a alguna conclusión, raramente nos recordamos que el Señor es el Soberano sobre todas las cosas.

Entonces prevalece sobre nuestro ánimo la alta cdeci4onsideración que tenemos de nosotros mismos y todo gira en torno a esa importancia que nos otorgamos y que nos creemos que tenemos el derecho de defender.

Nos olvidamos muy rápidamente de los propósitos que nos llevaron hasta una determinada situación, nos olvidamos que en algún momento del pasado estuvimos de acuerdo con lo decidido por el Señor.

Pero cuando no estamos de acuerdo con el presente y sobre todo no estamos de acuerdo con la importancia que creemos debemos de tener, tratamos de modificar el rumbo de nuestra vida.

Como tomamos decisiones incompletas sin la dirección de Dios, no percibimos que el cambio nos puede perjudicar o puede perjudicar a quienes dependen de nosotros y por tanto no tienen ninguna posibilidad de tomar decisiones.

En la hora de las decisiones no nos abandonemos a la poderosa razón de nuestra satisfacción personal y recordemos que el propósito superior de nuestras vidas, es ser siervos fieles y no siervos satisfechos por su importancia.

Salmos 40:8
Diego Acosta García

ATAVISMOS

Jesús nos mandó impactar al mundo, de influirlo de tal manera que el mensaje del Evangelio pudiera llegar hasta los confines de la tierra, para que todos sus habitantes lo pudieran escuchar.

Una colosal tarea que solo es posible de cumplir con el Poder del Espíritu Santo y con la voluntad de ser servidores fieles del Señor, sin tener en cuenta cuestiones personales o atavismos.

Este es el mandato, pero: ¿Cuál es la realidad? ¿Estamos influenciando al mundo o cada vez somos más influenciados por el mundo? Esta pregunta exige una respuesta categórica…y honesta.

Para poder influenciar debemos dejar de lado todasmultitud (5) aquellas formalidades que convierten a nuestras Iglesias en una muestra de cómo el mundo es capaz de influir en nuestros hechos.

Seguimos los dictados del mundo en prácticamente todo lo que hacemos, desde exigirnos resultados como una empresa hasta adoptar todas las tecnologías existentes, convirtiendo los Cultos en festivales tecnológicos.

¿Es que no debemos utilizar la tecnología? Lo que no debemos es convertirnos en sus esclavos y mucho menos convertir el trabajo maravilloso de la Iglesia en un muestrario sistemático de eficiencia.

Esos atavismos cada vez más poderosos son los que nos atan y nos impiden cumplir la Gran Comisión. Nos importa más el continente que el contenido y solamente cambiando esa actitud, podremos influir verdaderamente al mundo.

Salmos 145:21
Diego Acosta García

¿DEVOCIONAL?

¿Devocional? ¿Para qué un Devocional? Estas preguntas me asaltaron en plena madrugada cuando comencé a pensar en mi vida y en el sentido que tenía.

Podría decir que fue la típica noche en la que nos cuestionamos todo y declaramos con nuestra mente que estamos confundidos y que no comprendemos muy bien qué es lo que estamos haciendo.

Una vez más comprobamos lo peligrosa que resulta la thinking4noche cuando nos abandonamos a los pensamientos y dejamos que nuestras emociones y sentimientos nos controlen por completo.

En el mundo de las tinieblas podemos comprobar cómo la percepción de lo que hacemos se modifica sustancialmente y perdemos la perspectiva de cuáles son los propósitos que tenemos.

La ausencia de luz se convierte en una realidad y comenzamos a ver todo oscuro, no somos capaces de reaccionar ni siquiera para entender que es lo que nos está pasando.

Pero es en esos momentos tremendos cuando comienza a obrar el Espíritu que advierte los esfuerzos desesperados que estamos haciendo para salir de una situación tan difícil.

El Espíritu nos recuerda que nunca el mal prevalecerá sobre el Bien, que la Luz siempre triunfará sobre las tinieblas y que el control de nuestros pensamientos debe estar bajo la autoridad del Señor.

Salmos 94:19
Diego Acosta García

EL PODER

En una conversación de hermanos surgió un tema insólito: ¿Cuál es el poder más grande que hay sobre la tierra? Como es de imaginar ante semejante pregunta, las respuestas fueron no menos proporcionales.

Hicimos una larga lista de todas aquellas armas que considerábamos que eran las más poderosas que había creado el hombre, incluso hasta teorizamos sobre otras que se podrían estar fabricando.

Era la típica y animada tertulia de un grupo de hermanos que se reunía al calor acogedor de la Iglesia en una muy fría tarde del invierno del norte de Europa.

Inesperadamente alguien dijo: El poder más grandpraying2e que hay sobre la tierra es la Oración… Nos quedamos más que perplejos ante semejante afirmación que en nuestra opinión tenía poco que ver con lo que estábamos hablando.

Pero sí tenía que ver. Casi como un coro comenzamos a recordar casos notables donde la oración había sido fundamental para resolver situaciones muy difíciles o sanar a personas con graves dolencias.

Al final cuando nos despedimos tuve oportunidad de pensar en solitario, acerca de por qué le damos tan poco valor a la oración, cuando se trata de hablar de poder.

Esto ocurre porque nuestra memoria es muy frágil para recordar cuántas veces acudimos desesperados a la oración, para que el Señor nos ayudara en aquello que éramos impotentes. ¡Nunca olvidemos el poder de la oración!

Salmos 42:8
Diego Acosta García

LA ACTITUD

En estos tiempos tan complejos en los que nos toca vivir, daría la sensación de que siempre estamos esperando algo que sea diferente a lo que estamos viendo todos los días.

En un clima casi opresivo de corrupción y de frivolidad, pareciera que estamos aguardando que algo ocurra para que las cosas mejoren o se modifiquen.

Hablando de eso, alguien nos dijo, que lo que estamos esperando es una actitud de las glasspersonas que tienen la responsabilidad de influir en la sociedad.

Esa actitud suena a bastante poco, lo que nos puede dar la medida de todo lo que está ocurriendo, cuando vemos que la avaricia y el deshonor son una forma de vida.

Y pensando en nosotros mismos, podríamos preguntarnos: ¿Y yo que hago por cambiar la sociedad en la que vivo? Respuesta: Bastante poco por no decir casi nada.

Sin embargo es a cambiar la sociedad para lo que fuimos llamados, para influir verdaderamente en el mundo es que recibimos el mandato de Jesús, para demostrar que verdaderamente somos sus discípulos.

Tal vez podamos concluir que para cambiar el mundo, tengamos que empezar por nosotros mismos. Seamos osados y valientes con la osadía y la valentía  que viene de lo Alto y comencemos a tener la actitud que se nos demanda como hijos de Dios.

Tito 2:7
Diego Acosta García

ANIVERSARIO

Nunca deja de sorprendernos como reaccionamos frente a un nuevo aniversario. Algunos verdaderamente lo celebramos y estamos contentos con agregar un año más a nuestra historia personal.

Pero también hay quienes se sienten abatidos, deprimidos cuando tienen que celebrar un aniversario, seguramente porque creen que se están acercan al final de su vida.

Entre una y otra realidad es importante tener en cuenta lo que representa cumplir un año más, lo que representa tener un año más de ecumple5xperiencia, un año más de luchas de triunfos y también de derrotas.

Jesús nos advirtió que en el mundo tendríamos aflicciones, por lo que es necesario asumir que siempre tendremos que luchar contra la adversidad y enfrentar con decisión los malos tiempos.

Estando advertidos, no tenemos lugar a declararnos sorprendidos por eventuales situaciones que nos puedan causar disgustos, penas e incluso tener que resolver graves problemas.

Si asumimos que un año más de vida es una gracia del Señor para nosotros, tenemos que aprender a disfrutar cada día, como nos enseña la Palabra.

Por esta razón debemos celebrar tener un año más de vida, tener un año más de oportunidades para servir al prójimo, porque de esta manera le daremos sentido a todos los años que nos conceda el Señor.

Salmos 26:7
Diego Acosta García

LA QUEJA

Pocas cosas hay que resulten más impactantes que escuchar a una persona que se está quejando por alguna razón, ya sea importante o no, pero que pone de manifiesto su estado de ánimo.

La queja es claramente un síntoma de que algo no está bien en nuestro interior y lo proclamamos de una manera que revela nuestros sentimientos de una forma lastimera.

Las personas nos quejamos por todo o por casi todo. Si tenemos trabajo, por las queja3condiciones que tenemos, si no tenemos trabajo nos quejamos por la urgente necesidad de conseguirlo.

Si estamos casados nos quejamos por las actitudes de nuestros conyugues y si estamos solteros nos quejamos por el anhelo de tener a una persona con la que compartir la vida.

La queja es una demostración de que una tribulación nos está atenazando y no nos permite vivir como quisiéramos. Somos esclavos de un espíritu que nos impide disfrutar del gozo.

Lo más peligroso de la queja es que nuestra actitud generalmente se conecta con la de otras personas que están viviendo circunstancias similares. Y entonces creamos un clima propicio no solo a la queja sino a la acusación.

Debemos estar muy alertas con relación a cuando nos comenzamos a quejar, porque bien puede significar que nuestra relación con el Señor ha sido dañada y que debemos restaurar urgentemente.

Hebreos 12:15
Diego Acosta García

SIN EXCUSAS

Una de las características que mejor define a los seres humanos, es nuestra capacidad casi infinita para inventar excusas, para disculparnos aún con los argumentos más extravagantes.

Siempre estamos dispuestos a encontrar algún motivo para justificarnos y si no lo encontramos también rápidamente buscamos a otra persona para que se haga responsable de nuestros propios actos.

Esta pareciera comprobar uno de los grandes problemas de nuestra nuestra especie, que no es otra cosa que una manifiesta incapacidad para asumir nuestra parte de culpa en cualquier hecho.

Siendo como somos tan amantes del protagonismsilence3o, cambiamos velozmente de actitud cuando se trata de asumir el rol principal ante un hecho errado o ante cualquier situación que nos represente una acusación.

¿Por qué obramos de esta manera? Seguramente porque a pesar de nuestro afán de notoriedad, no nos atrevemos a ser lo suficientemente osados para asumir nuestras culpas.

Por esta razón Jesús cuando vivió como hombre entre los hombres nos enseño que a partir de su Venida ya no tendríamos excusas con relación al pecado.

Él nos ha confrontado con nuestras malas acciones y por lo tanto ya no podemos argumentar ignorancia o falta de conocimiento sobre determinadas cuestiones.

Es la hora para que perentoriamente cambiemos de actitud y nos convirtamos en hombres y mujeres valientes, capaces de ser veraces y reconocer nuestros pecados. Solamente así vendrá el Perdón verdadero sobre nuestras vidas.

Juan 15:22
Diego Acosta García

ESE MOMENTO…

Hace algún tiempo quedamos asombrados acerca de todo lo que hacemos en un día y de todos los mensajes publicitarios que recibimos desde que nos levantamos hasta que nos acostamos.

En este mundo que es tan preciso en algunas cuestiones, el resumen de las estadísticas puede llegar a dejarnos abrumados porque se nos revela a que dedicamos nuestro tiempo en un día.

Tenemos un tiempo para el trabajo, para el ocio, para dormir, para viajar,  para ver orar1televisión, para Internet, para leer, para comer y para otras cosas que ni nos imaginábamos que hacíamos.

Fue entonces cuando descubrimos que faltaba un tiempo…que no se hacía mención en la estadística de ninguna forma y por supuesto tampoco figuraba en los mensajes publicitarios que recibíamos.

Faltaba ese momento que debíamos dedicar a lo estrictamente personal, faltaba el tiempo para la reflexión sobre lo que hacemos y sobre lo que dejamos de hacer.

Y lo que es más grave en las estadísticas no se hacía mención ni siquiera un segundo por día, a ese momento… a ese momento tan especial que le debemos dedicar al Señor.

Podríamos plantearnos que las estadísticas están equivocadas, pero tenemos el temor de pensar que tal vez estén más que acertadas. ¿Cuánto tiempo le dedicamos… a ese momento con el Señor?

Salmos 25:14
Diego Acosta García

TRAGEDIA

Cuando ocurren tragedias que dejan el ánimo perplejo por su magnitud y también por lo dolorosas que resultan, es casi inevitable que nos planteemos determinadas cuestiones.

Algunas están relacionadas con la torpeza con que se manejan los lugares públicos o la avaricia de quienes tienen como objetivo rentabilizar sus inversiones.

También nos recordamos tardíamente de las imprevisiones o de la falta de responsabilidad de quienes deben hacer cumplir las normas que rigen los espacios destinados al público.

Incluso se puede hablaTRAGEDIAr de eso que se llama destino de personas jóvenes que ven destruidas sus vidas y también destruyen las vidas de sus familias incapaces de reaccionar frente al dolor.

Esta escalada de reacciones lleva a muchas a preguntarse dónde estaba Dios en determinadas circunstancias, ¿por qué si nos ama como dicen, no impidió que ocurriera una tragedia?

Es en estos momentos cuando debemos reflexionar acerca de la responsabilidad de los actos de los humanos y de la responsabilidad de Dios sobre ellos.

Cuando ejercemos el libre albedrío para vivir como nos gusta sin normas y sin rendir cuentas a nadie, no nos acordamos de Dios. Es más renegamos hasta de su propia existencia.

En las horas del impacto de la tragedia y del dolor que produce, seamos reflexivos y pensemos en cuánto nos ama Dios a pesar de nuestras rebeldías y también de nuestras decisiones equivocadas.

Hebreos 6:18
Diego Acosta García