LLORAR CON EL QUE LLORA

DEVOCIONAL

Los tiempos difíciles siembran el desconcierto y el desánimo en el ánimo de muchas personas. Incluyendo naturalmente a muchos de quienes nos llamamos hijos de Dios.

Siempre me he preguntado: por qué ocurre esto?

Y la respuesta es única: Simplemente porque dejamos de tener confianza en el Dios Todopoderoso, el que sabe todas las cosas y el que tiene Autoridad sobre todo y sobre todos.

Y cuando dejamos de confiar abrimos una peligrosa brecha que el Diablo aprovecha para hacernos caer en las dudas y nos lleva a que escuchemos el bullicio del mundo.

Cuando me interrogo a mí mismo sobre estas cuestiones, me viene a la memoria de que debemos llorar con el que llora. Porque entonces y solo entonces dejaremos de preocuparnos por nuestros propios afanes.

Y entonces podremos comprender la profundidad de la Compasión de Jesús, cuando miraba a los sufrientes. Y podremos comprender que tener compasión es el primer paso hacia la Misericordia, que es la forma superior del Amor que proclamó el Hijo del Hombre.

Romanos 12:15
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran.

Diego Acosta / Neide Ferreira

QUE ES EL ESPÍRITU?

EL ESPÍRITU SANTO

Integra la Santísima Trinidad, junto al Padre y al Hijo. Comparte la condición de Eterno y es fundamental en la vida de los seres humanos.

En el Nuevo Testamento, la palabra griega pneuma identifica al Espíritu y lo ubica en una relación especial con el alma. Pero es por el Espíritu, que los hombres nos podemos relacionar con Dios.

Pablo en su Carta a los Romanos en el capítulo 8 versículos 14-16 nos enseña: Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. 15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.

El Espíritu tiene el Poder de iluminar nuestra alma y también de vivificarla divinamente. Por tanto el Espíritu debe prevalecer en todos nuestros hechos como seres humanos.

Pablo en su Carta a los Efesios en 4:29 nos enseña: ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.

El Espíritu es el Consolador prometido por Jesús antes de su partida para sentarse junto al Padre en el Trono de la Gloria. De allí la importancia que tiene el glorioso cumplimiento de esta promesa en Pentecostés.

El propio Jesús nos dejó una severa advertencia sobre el Espíritu, en Mateo 12:32: A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo del Hombre, le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será perdonado, ni en este siglo ni en el venidero.

Hasta aquí hemos cumplido un pequeña parte del propósito, de que no perezcamos por falta de Conocimiento.

Diego Acosta

LA OTRA MEJILLA

LA OTRA MEJILLA

EL Hijo del Hombre siguió en el llamado Sermón del Monte, abordando una de sus más conocidas enseñanzas que ha perdurado a través de los siglosMATEO 5:39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. La cuestión expresada por Jesús tiene múltiples enfoques.

El que podríamos llamar coloquial, explica que en aquellos tiempos un golpe en la mejilla, era considerado como la mayor de las ofensas personales.

La alusión al que es malo, está relacionada con cualquier persona a la que podamos llamar nuestro enemigo, en todos los órdenes de la vida.

Es obvio que este concepto no es de aplicación a los delitos punibles por la justicia, como pueden ser los crímenes o a las confrontaciones militares.

En el Antiguo Testamento, encontramos referencia a lo expresado por el Príncipe de Paz, en Samuel 22:36, aludiendo al cántico de David a Jehová dando las gracias por su ayuda frente a sus enemigos: Me diste asimismo el escudo de tu salvación, y tu benignidad me ha engrandecido.

 El propio rey de Israel, hace mención de su agradecimiento en términos muy similares en el Salmo 18:35 Me diste asimismo el escudo de tu salvación, y tu benignidad me ha engrandecido.

Pablo, en su Carta a los Colosenses  3:12 amplia la idea expresada por Jesús: Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia

Diego Acosta

QUE ES EL ALMA?

 

EL ALMA

En Génesis 2:7 podemos leer: Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.

En este versículo podemos ver que el alma es el soplo del aliento de Dios que nos convierte en seres vivientes. La palabra hebrea nefesh es traducida al idioma inglés como alma.

El alma, es la portadora de la semejanza con Dios. Nuestra alma posee entendimiento, voluntad para decidir y capacidad para ejecutar.

Los griegos identificaban el alma con la palabra psyché de la que se deriva siquis. Y en muchas traducciones, principalmente de la Biblia Septuaginta, se utiliza alma por yo o viceversa.

El alma nos define como personas, determina nuestra idiosincrasia y atesora todo aquello que pertenece a nuestra vida personal. Nos relaciona con nuestros congéneres, con todo lo que nos rodea.

Cuando los hombres recibimos el Espíritu Santo, se inicia al proceso que lleva a que el Espíritu penetre en el alma y el alma en el cuerpo. Los problemas surgen cuando este proceso se interrumpe o cuando los seres humanos no tenemos el Espíritu en nosotros.

Pablo, en su Carta a los Romanos, en el capítulo 8 versículos 6-8 enseña sobre esta cuestión:  Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 

Las cuestiones carnales pueden identificarse con la obra del alma y de allí la importancia que tiene, cuando dejamos que todas las influencias mundanas obren en nuestros comportamientos. La sede del alma es la sangre.

Diego Acosta

NO SER ADÚLTEROS

NO SER ADÚLTEROS

El Hijo del Hombre continuó con su prédica en el Sermón del Monte, enseñando sobre las relaciones entre el hombre y la mujer.

MATEO 5:27:28  Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón.  Con una drástica afirmación Jesús define una situación sobre la que no debe haber ninguna duda.

ÉL hizo referencia a tres textos del Antiguo Testamento, que son iguales en dos de ellos y forman parte de los 10 Mandamientos. Éxodo 20:14 No cometerás adulterio. Deuteronomio 5:18 No cometerás adulterio.

Jesús pone de manifiesto la importancia de comprender el sentido de la Ley y obedecerla con el mismo espíritu, no ciñéndose al mero enunciado de la letra.

Esta enseñanza confrontaba de manera directa con la tradición rabínica, que apelaba solamente al conocimiento del Texto y no a su comprensión y sentido.

La restante cita del Antiguo Testamento la podemos encontrar en el Libro de Job 24:15 El ojo del adúltero está aguardando la noche, diciendo: No me verá nadie; Y esconde su rostro.

 

Obviamente los adúlteros deben contar con la complicidad de las tinieblas, en una alusión a que sus hechos deben permanecer ocultos.

 

Pablo en su Carta a los Romanos 7:3 formula una magistral lección sobre el tema: ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.

Diego Acosta

 

 

 

HACER Y ENSEÑAR

HACER Y ENSEÑAR

El Príncipe de Paz formuló nuevas precisiones acerca de la vigencia de la Ley.

MATEO 5:19 De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, este será llamado grande en el reino de los cielos.

Jesús enseñó sobre una cuestión fundamental: Qué en el Reino de los Cielos, hay rangos que son determinados únicamente por Dios y están relacionados con nuestros comportamientos.

De allí la importancia que tiene que vivamos como enseñamos, es decir que nuestras obras no contradigan nuestras palabras.

El Hijo del Hombre mencionó el hecho de quebrantar alguno de los mandamientos pequeños y enseñarlos de la misma manera, lo que determinará que será llamado pequeño en el Reino.

Debemos entender que no habrá impunidad para quienes desobedezcan, desacrediten o menosprecien la Palabra de Dios. Esto no significa perder la Salvación, pero en el rango del Reino, seremos considerados pequeños.

Por el contrario quienes obren correctamente, serán llamados grandes en el Reino de los Cielos. Pablo en su Carta a los Romanos en 2:12 profundiza en esta cuestión: Porque todos los que sin ley han pecado, sin ley también perecerán; y todos los que bajo la ley han pecado, por la ley serán juzgados.

Diego Acosta