TRAMPA

No hay peor trampa, que la que somos capaces de tendernos nosotros mismos.

Y caemos en ella con una facilidad sorprendente, porque es lo que tenemos en el corazón, aunque digamos lo contrario.

Y por mencionar una de esas trampas, para utilizarla como ejemplo, hablaremos de lo que llamamos la falsa modestia.

Es decir: Lo que simulamos delante de los demás, para aparecer como hombres y mujeres dotas de ese carácter tan especial que tienen los verdaderamente modestos.

La trampa consiste en que toda esa actuación casi teatral, la comenzamos a tomar como verdadera a medida que vamos viendo los buenos resultados que logramos.

Cada vez somos más osados en nuestro ejercicio de mostrar a los demás, la modestia que no tenemos pero que sí mostramos.

Y un día esa trampa nos atrapa y advertimos que nos habíamos olvidado de lo esencial: Podemos engañar a todos, menos a Dios.

ÉL sabe lo que hay en nuestro corazón, aunque nuestra boca proclame lo contrario. Y entonces nos sentiremos indefensos, para afrontar el Juicio que caerá sobre nosotros.

La falsa modestia quedará al descubierto, como lo que es: Otra forma de mentira, que comienza por afectarnos a nosotros mismos.

Miqueas 6:11

¿Daré por inocente al que tiene balanza falsa

y bolsa de pesas engañosas?

Miqueias 6:11

Seria eu limpo com balanças falsas?

E com um saco de pesos enganosos?

Diego Acosta / Neide Ferreira

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EL CUIDADO

Como una norma general de la especie, cuidamos de nuestros hijos.

Es algo que naturalmente hacemos la gran mayoría de los humanos y que también hacen la inmensa mayoría de las otras especies de la Creación.

Por estas razones es que nos llama tanto la atención, cuando conocemos casos de niños maltratados por sus padres.

Pero el cuidado tiene sus matices. Cuidar significa alimentar, vestir, proteger y en la mayoría de los casos también significa educar?

Probablemente la respuesta mayoritaria sería una rotunda afirmación. Pero sigue existiendo algo más que debemos considerar: Se trata de lo que enseñamos a nuestros hijos.

En primer lugar con nuestro ejemplo cotidiano y luego con lo que forma parte del diario vivir.

Si hablamos de respeto, debemos respetar, si hablamos de consideración, debemos considerar, si hablamos de humildad obviamente debemos ser humildes.

Pero sigue faltando lo más importante: Si nos expresamos a través de nuestro ejemplo diario, también nos debemos manifestar a través de enseñar acerca de nuestro Dios.

El mismo que nos ha Creado, nos ha dado la vida y lo que somos. Y debemos hablar de su Grandeza y de la entrega de Jesús por todos nosotros.

Si no hablamos a nuestros hijos del Hijo del Hombre, estaremos faltando seriamente a una de nuestras principales obligaciones. Una que nos será especialmente reclamada en el Juicio.

Si anhelamos que nuestros hijos sean personas saludables tanto en lo físico como en lo espiritual, debemos proporcionarles los alimentos indispensables.

Y el principal de ellos para que sean hombres y mujeres gratas y fieles al Señor, es hablarles de Jesús y sus enseñanzas.

Deuteronomio 4:9

Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos.

Deuteronômio 4:9

Tão somente guarda-te a ti mesmo e guarda bem a tua alma, que te não esqueças daquelas coisas que os teus olhos têm visto, e se não apartem do teu coração todos os dias da tua vida, e as farás saber a teus filhos e aos filhos de teus filhos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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CADA UNO

Al poco tiempo de haber aceptado al Señor me ocurrió algo que en ese momento, no comprendí muy bien.

Miraba a mí alrededor en la congregación y advertía como había hermanos que se distinguían más que otros por lo que hacía, por la forma en que oraban o por su capacidad para predicar.

Entonces pensaba: Me gustaría hacer lo que hace ese hermano o esa hermana, porque parece que es la manera de ser un buen cristiano.

Con el tiempo fui comprendiendo que cada uno de nosotros recibe lo que Dios le ha dado. Y por tanto anhelar lo que otros tienen, es un poco ignorar este principio básico.

Si somos diferentes los dones y talentos serán distintos, por lo que de nada vale hasta envidiar, algo que tiene otra persona.

Así fui comprendiendo que lo único que cabe en esta cuestión, es hacer de la mejor manera que sepamos y con la mayor diligencia posible, aquello que está en nuestras manos hacer.

Es precisamente de eso que responderemos en nuestro Juicio y no de otra cosa. Cada cual se hará responsable de sus hechos y de ninguna otra cosa más.

Jeremías 25:31

Llegará el estruendo hasta el fin de la tierra, porque Jehová tiene juicio contra las naciones; él es el Juez de toda carne; entregará los impíos a espada, dice Jehová.

Jeremias 25:31

Chegará o estrondo até à extremidade da terra, porque o Senhor tem contenda com as nações, entrará em juízo com toda a carne; os ímpios entregará à espada, diz o Semhor.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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OBJECIÓN…

Podemos negarnos a un mandato de Jehová?

Sí podemos, asumiendo las consecuencias que tiene la desobediencia al Creador de todas las cosas.

Moisés puso objeciones y cientos de años más tarde, también lo haría Jeremías. Pero tanto en un caso como en el otro, Dios ratificó que sus decisiones son inapelables.

Es llamativo el caso de Jeremías, a quién el Soberano anunció su decisión de convertirlo en uno de sus profetas.

Moisés declinó el mandato por ser un hombre mayor y también por ser torpe de lengua. Jeremías en cambio, defendió su situación con el argumento de la juventud.

Pero recibió una categórica respuesta!

Cada vez que este pasaje viene ante mi realidad, lo asumo como algo personal, porque me obliga a pensar sobre cómo reaccionaría si recibiera un mandato que no fuera el que yo podría esperar.

Y con el paso del tiempo, cada día comprendo más, que el principio de la Obediencia es del principio sobre el que se fundamenta la Bendición del Eterno.

Puedo pensar que el mandato no me gusta o que preferiría hacer algo diferente. Pero es un pensamiento pequeño como yo mismo soy, un hombre pequeño.

Además siempre miro por lo que mi mente considera que es lo bueno, pero me olvido que Dios siempre tendrá lo mejor para mí y para todos quienes acepten su Soberanía.

Jeremías recibió un duro mandato, con más precisiones para llevar advertencias  de Juicio que de buenos mensajes. Pero Jehová le prometió que siempre pondría palabras en su boca.

Y esa promesa es válida para él y también para mí y para todos.

Jeremias 1:7

 Mas o Senhor me disse: Não digas: Eu sou uma criança;

porque, aonde quer que eu te enviar, irás; e tudo quanto te mandar dirás.

Jeremías 1:7

Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño;

porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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PRE-CONCEPTO

Pocas cosas hay más peligrosas, arbitrarias e injustas que el preconcepto.

Lamentablemente a pesar de que se opone frontalmente a las enseñanzas de la Palabra de Dios, la practicamos, la practico todos los días.

De esta manera es como nos comportamos frente a los que padecen afecciones de cualquier tipo, a los que la vida ha llevado a vivir en situaciones extremas, a los que son más débiles que nosotros.

Por qué obramos así?

Tal vez porque lo que aprendimos de la Biblia, fue solo lo superficial, nunca llegamos al fondo de las cuestiones y porque nuestra propia fe es más que escasa.

Proclamar ser seguidores de Jesús, no supone otra cosa que más palabras dichas con ligereza, porque no demostramos con nuestros hechos que verdaderamente nos hemos convertido.

Más de una vez sentí una profunda pena por mis actitudes, porque demostraban que los conceptos sobre Jesús que decía haber recibido, eran simplemente una pompa de jabón.

Cada vez que debía demostrar que realmente era hijo de Dios, mis comportamientos eran deplorables, agraviantes a la Grandeza del Padre.

Solamente cuando la vida nos golpea y parece que nadie tendrá misericordia de nosotros, es cuando reaccionamos y nos damos cuenta del mal que causamos con nuestros preconceptos.

Olvidando además, que obrar con preconceptos con alguien, es otra manera de juzgar y por tanto estamos sometidos al mismo Juicio que hemos hecho.

El preconcepto se combate con el Amor del Supremo, con la humildad y mansedumbre de Jesús y con la Guía del Espíritu para hacernos sabios cuando lo debemos ser.

Lucas 6:37

PT – Não julgueis, e não sereis julgados;

        não condeneis, e não sereis condenados; soltai, e soltar-vos-ão.

ES – No juzguéis, y no seréis juzgados;

         no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

Diego Acosta – Neide Ferreira

SERVIR A JESÚS

Blog del… TIEMPO!

Cuando el Hijo del Hombre declaró que había venido a servir y no a ser servido, dejó una grandiosa lección de humildad.

Recuperar el sentido de su actitud es uno de los compromisos que debemos asumir quienes nos llamamos sus seguidores y aspiramos a ser sus discípulos.

Servir representa lo contrario de lo que muchos líderes hacen en sus congregaciones, donde solamente buscan ser servidos olvidando el mandato de Jesús.

Estamos advertidos una vez más. En el Juicio no podremos alegar ignorancia y por el contrario, más se nos reclamará porque sabemos, que debemos servir y no ser servidos.

Diego Acosta

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HONRADAMENTE…!

Acabo de leer una frase que me dejó más que sorprendido y dice más o menos textualmente: Aquel que se gane honradamente su sustento, debe quedarse en paz, sin preocuparse…

Este mensaje estaba relacionado con la continua información que recibimos sobre los casos de corrupción, que se repiten en todos los países.

La advertencia de quedarse en paz, hacía referencia al peligro que corren algunas personas que por una mera cuestión sin importancia, pueden perder su libertad en una cárcel.

Este caso, frente a los que delinquen a sabiendas de lo que hacen y escondiéndose detrás de sus fueros o de sus cargos.

Con todo lo dramático y de repugnante que tienen estas situaciones, es necesario recordar que la Palabra de Dios nos advierte acerca de la condición de corrupto del corazón del hombre.

Por tanto frente a la corrupción solamente cabe reclamar el juicio legítimo, que muchas veces cuando son hombres los que juzgan, no se termina cumpliendo.

Sí debemos recordar que siempre hubo y habrá, un Juicio inapelable, un Juicio ineludible, un Juicio que afectará a todos por igual, ricos y poderosos y también a los pobres y desamparados.

El Juicio del Supremo afectará a todos por igual, solamente que se le reclamará más a quién más se le ha dado, a quién más se le ha distinguido con cargos y otros honores.

Entonces será el llorar y el crujir de dientes. Por mucho que ahora tengan a su alcance los frutos dañinos que brinda la corrupción.

Quedémonos en paz y no envidiemos a nadie. No sea que también seamos sancionados en el Juicio.

Génesis 3:19

 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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LA IGLESIA DE JESÚS

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La Iglesia es de Jesús!

Esta rotunda afirmación está presente en mi ánimo y en mi espíritu desde siempre.

Por eso adquirió un valor muy especial una frase que acompañó un mensaje de un líder espiritual por quién tengo un alto concepto.

El dejó este pensamiento: No os olvideis que la Iglesia es de Jesús y no nuestra, pero debemos de dar cuenta por las ovejas.

Con precisión y contundencia dejó claro los dos conceptos fundamentales que se relacionan con el servicio al prójimo y en cada congregación.

La Iglesia es de Jesús y las ovejas son su rebaño, puesto al cuidado de quienes servimos!

Estos conceptos muchas veces son olvidados por la múltiple coincidencia de distintas causas. Una de ellas, es lamentablemente, la actitud de algunos líderes.

Consideran a la Iglesia como propia e incluso a veces la identifican con su nombre y luchan por la posesión del rebaño del Hijo del Hombre, con otros líderes para asegurar su pertenencia a su congregación.

Esta cuestión es fundamental para entender como es el presente y el futuro de la Iglesia. Si la consideramos propiedad personal, deberemos asumir las consecuencias de la decisión y rendir cuentas en el Juicio.

Si consideramos que la Iglesia está a nuestro cuidado por mandato de Jesús, entonces comprenderemos que las ovejas también son de ÉL y en ningún caso, pertenencia personal.

Por la Gracia tengo claros los conceptos y también por la Gracia, siempre he tratado de cumplirlos. Y cuando no me ha sido posible, he optado por alejarme. Sin rebeldías personales, pero descansando en el Señor!

Por eso me alegré de este mensaje: No os olvideis que la Iglesia es de Jesús y no nuestra, pero debemos de dar cuenta por las ovejas.

1 Pedro 5:2

Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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