UN NUEVO TIEMPO

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LA BIBLIA ENSEÑA

Noé y su familia luego de más de un año de permanecer en el arca, descendieron a tierra y se encontraron en una circunstancia única en la historia.

Un tiempo único e irrepetible, junto a los seres vivientes que también permanecieron en el arca durante más de doce meses: La Tierra estaba desierta!

Jehová había hablado para asegurar que mientras la tierra permanezca no cesarán la sementera y la siega y que las cuatro estaciones se repetirían, así como el día y la noche.

Génesis 9:1

Bendijo Dios a Noé y a sus hijos,

y les dijo:

Fructificad y multiplicaos, y llenad la tierra.

Así como los padres Adán y Eva recibieron el mismo mandato, ahora Jehová lo repetía ante Noé y su prole. El antiguo tiempo había pasado y comenzaba uno nuevo, con la bendición del Eterno para que se pudiera cumplir su propio mandato.

Habría Suprema Benevolencia para los hombres pecadores y la certeza de que a pesar de sus rebeliones no se volvería a repetir el castigo del diluvio.

Debemos reparar que la Tierra está completamente despoblada y la familia del patriarca tiene la responsabilidad de poblarla nuevamente.

Génesis 9:2

 El temor y el miedo de vosotros estarán sobre todo animal de la tierra, y sobre toda ave de los cielos, en todo lo que se mueva sobre la tierra, y en todos los peces del mar; en vuestra mano son entregados.

Jehová coloca sobre Noé, que se convierte en un nuevo padre de la humanidad, la autoridad sobre todos los seres inferiores de las distintas especies que poblarán la Tierra desierta.

Podemos advertir que a pesar de las similitudes, hay diferencias entre las situaciones que se presentaron a Adán y Eva y a Noé y los suyos después.

Los primeros padres eran inocentes y por tanto tenían la misma autoridad sobre las especies inferiores, pero desde la perspectiva del amor.

Noé y su familia, siendo como somos los hombres pecadores y libres de inocencia, tenemos autoridad pero desde el temor y el miedo.

El Supremo concede a los hombres todos los elementos para vivir y también nos concede todo aquello que nos resulta necesario para vivir placenteramente, 1 Tito 4:4.

Comienza un Nuevo Tiempo para la humanidad y para los seres vivos de la Tierra.

Diego Acosta

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TRÁS EL DILUVIO NOÉ AGRADECE SER EL REMANENTE DE LA HUMANIDAD

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LA BIBLIA ENSEÑA

EL DILUVIO VII

Noé y los suyos han demostrado su plena conciencia de lo que es importante, por encima de todo lo demás.

Cuando el Patriarca comprendió que podía cumplir con el mandato de Jehová y salir del arca junto con todos los seres que la habitaron, tomó una decisión ejemplar.

No se preocupó por su cobijo ni el de su familia, en un medio inhóspito, hostil y devastado por los efectos de las aguas sobre la tierra.

Asumió que lo primero que debía hacer era dar gracias al Eterno por su cuidado en medio de tan mayúscula tragedia y testimoniar con sus hechos lo que guardaba en su corazón.

Por eso decidió levantar un altar y realizar sacrificios con animales limpios, que no resultaban tan sencillos de encontrar luego de la larga permanencia de más de un año sobre el arca.

Noé no se preocupó por el lugar donde vivirían ni donde morarían los seres que habían subido con él al ingenio mandado a construir por el Soberano. Se preocupó por honrarlo, primero que todo.

Las demás necesidades serían cubiertas luego, pero el altar y la honra al Creador, eran lo primero que debía hacer.

Pensemos en nuestra propia vida, cuál es el lugar que le concedemos al Dios Eterno!

Génesis 8:22

Mientras la tierra permanezca,

no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la

noche.

Jehová aceptó con benevolencia la actitud de Noé y los suyos, que constituían el remanente de su Creación. Las dudas que podía albergar el patriarca con relación a una probable repetición del castigo, quedaron disipadas por la solemne declaración del Omnipotente.

Resulta evidente que si una vez los hombres demostraron su capacidad para hacer el mal, era más que obvio que volverían a repetir su maldad con el paso del tiempo. Por esa razón Jehová miró con compasión a ese remanente y su descendencia futura y prometió que el diluvio no volvería a repetirse.

Además dejó claramente testimoniado que la Tierra tal y como la concebimos, algún día, quizás no muy lejano en nuestros tiempos, dejará de existir.

Los hombres solo encontrarán la Salvación por la obra del Espíritu y por sí mismos, seguirán siendo pecadores.

Jehová anuncia que a pesar del daño ocasionado por el diluvio a la tierra y a todo lo Creado, los ciclos vitales continuarán para hacer posible la vida y la continuidad del remanente elegido a través de Noé.

Diego Acosta

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QUIENES ERAN LOS JEBUSEOS?

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LA OTRA HISTORIA

Los jebuseos eran descendientes del tercer hijo de  Canaán, que era nieto de Noé y uno de los hijos de Cam. Debe recordarse que sobre Canaán recayó la maldición de a raíz del episodio en el que el Patriarca en estado embriaguez fue visto por su hijo Cam y por su nieto Canaán.

Los jebuseos habitaban al norte de Jerusalén, en la región montañosa que la rodea. Jerusalén recibía el nombre de Jebús, Josué 18:28, Jueces 19:10-11 y 1 de Crónicas 11:4-5. Jerusalén también recibió el nombre de Usuralim, Génesis 14:18.

Los jebuseos sufrieron la quema de Jerusalén por parte de Josué cuando venció a la confederación que se levantó contra Gabaón. Fue precisamente Adonisedec, rey de Jerusalén el que se enfrentó a las fuerzas de Josué y tras su derrota vino la destrucción de Jebús o Jerusalén.

Los jebuseos no abandonaron la región y convirtieron en una verdadera fortaleza la colina oriental de Jerusalén. Recién en los tiempos de David la tierra de los jebuseos fue conquistada, pero el Rey les permitió vivir en ella.

David le compró a Arauna que era el rey de los jebuseos, su era, según consta en 2 Samuel 24:16, 18, 23-24. Además de la era David le compró no solamente la era sino también los bueyes con los que ofreció un holocausto, en un altar especialmente levantado en honor de Jehová.

Luego los jebuseos se convirtieron en siervos del hijo de David, el rey Salómón, 1 Reyes 9:20-21.

Es destacable que luego del cautiverio de los judíos en Babilonia, todavía son mencionados como habitantes de Jerusalén, Esdras ):1-2, Nehemías 7:57 y Zacarías 9:7.

Los jebuseos forman parte de la historia del pueblo judío y especialmente de la región de Jerusalén, la Ciudad Santa.

Diego Acosta

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EL DILUVIO – VI

LA BIBLIA ENSEÑA

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Se acordó Dios de quienes estaban en el arca y se cerraron las fuentes del abismo y las cataratas de los cielos y la lluvia fue detenida.

El arca reposó sobre lo montes de Ararat y se descubrieron las cimas de los montes. Noé abrió la ventana que había hecho y un cuervo estuvo yendo y volviendo. El Patriarca envió una paloma que fue y volvió y por segunda vez, regresó con una rama de olivo. Noé la volvió a enviar y ya no volvió.

La tierra se había secado. Dios volvió a hablar a Noé.

Génesis 8:16

 Sal del arca tú, y tu mujer, y tus hijos, y las mujeres de tus hijos contigo.

Tras haber permanecido 378 días en el arca, Noé y su familia la abandonaron e hicieron salir a todas las especies de seres vivientes que estuvieron en ella.

Comenzaba un nuevo tiempo para la especie humana y para todas las demás especies con vida.

Génesis 8:20

Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar.

Con el altar y su ofrenda Noé testimoniaba el agradecimiento a Jehová por lo que había hecho con ellos y  las especies que se salvaron del diluvio.

Génesis 8:21

Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho.

Jehová percibió la honradez conque Noé había procedido con su ofrenda y entonces tomó una gran decisión. No habría de destruir de nuevo a los seres vivientes.

Esto también debe alentarnos a dirigirnos con humildad y honradez, con temor y temblor ante el Supremo para expresar nuestra gratitud por todo lo que ÉL hace por cada uno de nosotros.

La relación con el Eterno debe ser directa y profunda, como la que podamos haber tenido con nuestro padre carnal a lo largo de la vida.

Dios escucha a los suyos y escucha especialmente a sus hijos, cuando lo honran en justicia y verdad.

Diego Acosta

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