MÚSICA. U2 Y EL SALMO 116
https://www.youtube.com/watch?v=fq7_VWrXop4
La Banda que lidera Bono,
impacta con su versión del Salmo 116!
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La Banda que lidera Bono,
impacta con su versión del Salmo 116!
Mirando una flor que en algunos países se llama diente de león, no pude menos que pensar en cómo es la vida de los humanos.
Muy bonita en apariencia pero de muy corta duración!
Tal vez convendría decir: De cortísima duración!
La flor cuando está en su plenitud es francamente atractiva, pero basta la más mínima brisa para que sus partes comiencen a desprenderse y solamente queda el cuerpo, que carece por completo de atractivo.
No es esto lo que nos sucede?
Seguramente pocas cosas deben ser más atractivas que el cuerpo humano en su plenitud, pero también pocas cosas son tan efímeras.
Si comparamos nuestra vida con relación al tiempo transcurrido desde la Creación del primer hombre, nuestra existencia debería ser de apenas unos segundos.
Solamente eso!
Sin embargo nos comportamos con la arrogancia y la prepotencia como si controláramos el tiempo y las decisiones fueran nuestras.
Por eso hubo quienes no entendieron a Jesús cuando anunció que el Reino se ha acercado y pensaron que ellos mismos lo verían. Y Pablo tuvo la misión de explicarles, que no era así.
Si verdaderamente fuéramos tan sabios como declaramos, entonces dejaríamos nuestros necios afanes y dedicaríamos nuestro tiempo a cosas mejores. A cosas mayores!
No estaríamos preocupados ni por la ansiedad del dinero, ni por la fama y mucho menos por la gloria que conceden los humanos.
Buscaríamos acercarnos al Hijo para llegar hasta el Padre, y comenzar a entender algo que me resulta tan inimaginable pero tan real, que es la Vida Eterna.
Pero nuestra levedad, nos impide ser sabios y nos afanamos por la belleza de la flor que llamamos diente de león.
Salmo 89:47
Pt – Lembra-te de quão breves são os meus dias;
por que criarias debalde todos os filhos dos homens?
ES – Recuerda cuán breve es mi tiempo;
¿Por qué habrás creado en vano a todo hijo de hombre?
Diego Acosta / Neide Ferreira
CONGREGAÇÃO SÉTIMO MILÊNIO
Hoje lendo sobre o Salmo 138 experimentando um sentimento de adoração e gratidão a Deus por sua fidelidade fui conduzida pelo Espirito Santo ao Salmo 137, imediatamente meus sentimentos foram movidos.
Um novo sentimento de lamento foi gerado em meu coração diante de algumas expressões colocadas pelo Salmista:
«Sentamos e choramos com saudades de Sião »
«Nos salgueiros penduramos nossas harpas;ali nos exigiam alegria de nossa parte.
«Como poderíamos cantar as canções do Senhor em solo estrangeiro?
Era momento de profunda opressão que passava o povo de Israel, Deus estava silêncioso; sabe aquele momento que Deus fica so observando? os hebreus não conseguiam ter ânimo diante de tamanha condição há que foram submetidos e as margens dos rios da Babilônia eles se prostraram,perderam as forças e choram profundamente com saudades de Yerushalem (Jerusalém) .
E ali penduram suas harpas.
Fiquei um tanto reflexiva queria encontrar a palavra certa para trazer para o papel e transforma em palavras o sentimento deste instante que tanto incomodava o coração. Como os hebreus perderam à fé a inspiração a canção se fora?
Escravos em uma terra que não era sua,aculturados misturada,humilhados diante da idolatria de deuses que não eram o Deus de Israel a única coisa que tinham era os salgueiros a margem do rio e a lembrança de Jerusalém.
Este é o retrato da desobediência o fruto de más escolhas o juízo do Divino estava sobre eles.
Então percebemos hoje que passamos por instantes parecidos,é como se Deus estivesse mostrando:Olha esse é o risco daqueles que como igreja tem se deixado escravizar pela Babilônia deixando-se acuculturar,alterar mudar a forma.
Então me lembrei de Paulo quando diz em Rom.12 «não moldeis» não se coloquem na mesma forma,no mesmo estilo.
Tenho me sentido pesarosa por tudo que tenho visto estado pensativa sobre nossa identidade como povo de Deus o Santo e o profano vivendo paralelamente como se tudo fosse normal .
Me sinto triste por esse retrato dos aculturados pela Babilônia,vejo que Israel está as margens prostrados,sem siiguinificado sujeitos aos domínios da Babilônia embora os salgueiros e os rios estejam sempre no mesmo lugar eles preferem pendurar as harpas e entregar-se ao domínio babilônico esquecem de quem são e desistem, prostrados esperam que algo caia do céu e os liberte deste estado.
Se comportam como se a Babilônia fosse o seu lugar e pacivamente ficam as margens sem reação, produzem canções cuja a letra alenta a sua alma agradam os idolos mais não os leva a Adoração Ao Divino O SAGRADO. E o som do céu tem sido substituído,a glória se foi saiu do templo.
Que triste!
Mas por outro lado me lembro dos remanescentes que mesmo diante de tamanha aflição não estão as margens a visão de Jerusalém os tem sustentado Yerushalem os tem fortalecido e eles dizem:
«Que minha mão direita murche que minha língua se apegue ao céu da minha boca se eu deixar de pensar em ti»
O povo hebreu apesar de tudo que estavam vivendo havia algo imprimido em seu interior que não os deixava desistir a imagem a visão do Eterno! da cidade da promessa ! este sentimento os fazia permanecer na Babilônia na expectativa da libertação que viria.
O Salmo 138, é a consciência de que podemos adorar, porque os reis da terra se prostraram diante da face do Eterno e Jerusalém não mais será uma lenda!choremos por Sião.
Elá veio! ela virá! não desista Babilônia não é nosso lugar.
De: Vanda de Carvalho -Tocha Ardente
Tengo el convencimiento que los buenos deseos son legítimos, pero que también son producto de los sentimientos y la emotividad.
Es decir, es más que razonable que tengamos los mejores pensamientos para nuestros amados, pero no es menos cierto que en los momentos que los formulamos, nos olvidamos de cuestiones esenciales.
Una de ellas es que así como en el tiempo que hemos dejado atrás, en los días que vendrán tendremos buenos y malos momentos, alegrías y tristezas, risas y llanto.
Esto es lo que nos dice el sabio Eclesiastés y por tanto debemos estar preparados para esos momentos en que debemos apelar a toda nuestra entereza para seguir hacia adelante.
Que significa esto?
Que los momentos más peligrosos para la vida de un hombre, o por lo menos para la mía, son los de tristeza y más grave aún…los de alegría.
En la tristeza nos podemos olvidar de quién nos ha Creado o renegar de ÉL. En la alegría, nos sentimos tan profundamente fuertes y poderosos, que hasta podemos llegar a considerarnos iguales al Eterno.
Pero, debemos apelar a la Sabiduría contenida en la Palabra de Dios, para afrontar tanto lo bueno como lo malo, porque tanto una cosa como la otra, llegará en nuestro futuro…a pesar de los buenos deseos.
El rey David, agradecía por todo…!
Por todo lo que consideraba bueno y por todo lo que consideraba malo, por lo que lo hacía bailar o por lo que lo hacía utilizar el cilicio.
Hagamos entonces como David: Demos gracias por todo, en la bonanza y en la desesperanza! Siempre!
Ese tal vez sea el mejor de los buenos deseos: Agradecer al Soberano por todo!
Salmo 34:1
Bendeciré a Jehová en todo tiempo;
Su alabanza estará de continuo en mi boca.
Diego Acosta / Neide Ferreira
CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO
Estoy cansada.
Todos los días llegan a mis oídos, manos y conocimiento noticias que me causan cansancio. En esos momentos, anhelo las cosas que no se ven.
El ser humano se cree “cool” y no sabe que es “fool”. Esta sociedad amante de lo visible y previsible, de lo palpable, pero tan ciega como su propia justicia, me causa un enorme cansancio.
También me llena de tristeza, cuando pienso en amigos, conocidos e incluso hermanos, mis ojos se llenan de lágrimas, no puedo evitarlo. Es ese sentimiento de impotencia que me invade cuando veo la decadencia. No puedo evitar de preguntar: ¿hasta cuándo?
Estoy harta de la inmundicia que me rodea. El olor impregnado de carne putrefacta y nauseabunda me da ganas de echar fuera lo que llevo dentro. No puedo mirar, no puedo soportar esa realidad repugnante. El mayor holocausto jamás visto, todos caminando en unísono como ovejas al matadero.
¿Hasta cuándo, Señor?
Conozco mi problema. Soy consciente de lo que me pasa. He conocido la hermosura. Tengo que reconocer que desde que la he conocido, no puedo apartarme de ella. Me cuesta respirar si no la tengo a mano.
Contemplar… necesito elevar mis ojos y admirar, maravillar, sentir que me rodea, abraza, observa… y que me ama. Ese perfume, conozco su perfume. Esa mirada, ¡cómo es posible tanto amor!
Sus palabras.
Derriten todo hielo, destruyen toda barrera, dividen emociones. Son momentos de refugio, de consuelo. Mi alma descansa, pierde toda la gravitad, y vuela… Amo. Quedo sin palabras, todo es poco e inadecuado. Mi interior se llena de melodías, palabras incomprensibles cargadas de significado. Plenitud.
No quiero apartarme de ti, Hermosura, te necesito, Sabiduría, háblame y te oiré. Tus palabras me dan vida, tanta que deseo compartir. Es como aceite precioso sobre mi cabeza que desciende por mis manos y baja hasta mis pies.
¡No, hermanos! ¡No es por ahí!
¡Mirad el camino! ¡Es verdad! ¡Aquí tendréis vida!
¡Buscad lo que es puro! ¡Lavaros!
¡Elevad vuestros ojos, de ahí viene el socorro!
¡Por alto precio hemos sido comprados!
¡Somos libres!
Descansa, alma mía.
¿Por qué te abates dentro de mí?
Espera en Dios, tu salvación.
Hubiera yo desmayado si no creyese que veré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Salmos 27.13
Salma Ferreira
Por unas horas estuve viviendo en una casa donde residen dos familias, que recibieron el maravilloso presente de hijos recién nacidos.
Viví una experiencia reconfortante, porque en medio de la situación que plantea recibir a los primeros hijos, es asombroso como la Obra de Dios se proyecta sobre la vida de las personas.
Quién le enseñó a una joven a ser madre?
Quién le enseñó a comprender las necesidades de una criatura con horas de vida?
Quién le enseñó a los padres, a los esposos, a cuidar de sus esposas y de sus hijos?
Estas y otras cuestiones vinieron a mi mente y todas tuvieron la misma respuesta: Dios en su Grandeza y Misericordia, enseña a los humanos sobre las cuestiones fundamentales para conservar la vida.
Por muchos consejos que las personas mayores puedan dar a los jóvenes padres, ninguna enseñanza es mayor que la del Creador.
Tuve el privilegio de poder apartar unos minutos para reflexionar en todo lo que estaba viendo y viviendo y comprender la inmensa magnitud que tiene el nacimiento de un niño.
Y en mi predicación surgió el tema, inspirado por el Espíritu, para poder comprender lo que significa el nacimiento del Hijo del Hombre.
Así como un niño es una bendición para su familia, el nacimiento del Niño Jesús, es la bendición para toda la humanidad.
Maravillosa revelación que tenemos para que cada hombre y cada mujer, advierta todas las grandes Verdades contenidas en la Palabra de Dios.
Un niño nace de la unión de un hombre y de una mujer!
Un niño es el testimonio del milagro de la Vida!
Salmo 36:9
Porque contigo está el manantial de la vida;
En tu Luz veremos la luz.
Diego Acosta / Neide Ferreira
SÉPTIMO MILENIO
Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal rebuznó por horas mientras el campesino trataba de buscar la forma de ayudarle pero finalmente decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo necesitaba ser tapado con urgencia, así que echando tierra podría solucionar los dos problemas a la vez. Con ese fin pidió ayuda a sus vecinos.
Cada uno tomó una pala y empezaron a echar tierra al interior del pozo. El burro al notar lo que se le venía encima empezó a rebuznar con más fuerza pero después de un rato se aquietó. La gente no lo veía y pensaba que habría quedado enterrado pero lo que realmente sucedía era que el burro estaba ocupándose de sacudirse la tierra que le arrojaban con cada palada.
Al poco tiempo, para sorpresa de todos, empezaron a verse las orejas del asno que, apoyándose en la tierra que se sacudía y caía al suelo, estaba logrando elevarse. Cuando llegó a la altura de la boca del pozo, dando un salto, salió corriendo alegremente dejando boquiabiertos a sus supuestos enterradores.”
Podemos aprender de este burro, que a pesar de todos los problemas que se le venían encima al rato se aquietó y comenzó a elegir lo que le convenía hacer. No se dejó llevar por pensamientos negativos, tampoco se enganchó en las criticas o juicios que le hicieron, no quedo pensando en el pasado, en todo lo bueno que había hecho y que ahora con eso le pagaban, no se quedó quieto preso de la tristeza y el dolor, el desengaño que se había llevado de su amo, el no adoptó la posición de pobrecito yo, el dejó de ser víctima de las circunstancias y asumió responsabilidad por sus miedos, controló sus emociones y no esperó a que los demás lo hicieran feliz.
El burro se convirtió en protagonista, cada vez que le echaban tierra se sacudía fuertemente hasta que pudo salir del pozo. El transformó el problema en una bendición. Podemos salir del pozo de la desesperación o del lodo cenagoso si nos convertimos en gerentes de nuestra vida. Todos deseamos correr alegremente por la vida, sin estrés, sin angustia, sin presiones, llenos de paz y gozo.
“Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, y confiarán en Jehová” (Salmo 40:1-3).
Lourdes Dias
Es sorprendente como un solo vocablo puede tener tanto significado.
La Palabra…sintetiza nada más ni nada menos que la propia Biblia.
La Palabra, es la Palabra de Dios!
Cuando leo el Texto Sagrado, recuerdo como mis maestros me alentaban a hacerlo, pero de una manera muy especial.
Se trataba de encontrar un momento en el que tuviera sosiego, no solamente físico, sino también espiritual, para entonces sí beber de esta Fuente de Vida.
Soy plenamente consciente de que mis lecturas de la Biblia no se dieron en esas circunstancias, de sosiego, de paz interior.
Más bien, las lecturas fueron hechas…y son hechas, más con el signo de la necesidad y la prisa, que con la calma y la pausa.
Es importante recordar algo sobre lo que fui enseñado: El valor que tiene cada cosa que decimos, cada expresión que sale de nuestra boca tiene un poder que si lo apreciáramos en su justa medida, permaneceríamos en silencio la mayor parte del tiempo.
Desde los remotos tiempos de la escritura de los Salmos, los judíos le daban un valor notable a la palabra dicha, tanto en el sentido literal como en el de la alabanza a Jehová.
Cada vez que voy a decir algo, lentamente voy aprendiendo a callar. A tener plena conciencia de lo que voy a decir, porque puede ser de bendición o de maldición.
Una sola palabra puede destruir una vida, porque con una sola expresión, podemos sembrar la raíz de amargura en el corazón de una persona.
Hagamos como Jesús: Solamente hablemos lo que debamos hablar!
Todo lo demás, lo callemos!
Salmo 147:15
ÉL envía su palabra a la tierra;
Velozmente corre su palabra.
Diego Acosta / Neide Ferreira
David es autor de numerosos Salmos, en los que deja claramente manifestada sus actitudes frente al Creador.
Pocos hombres como él pueden exhibir luchas personales y también tantas muestras de confianza en el Eterno.
Su vida se torna como una suerte de gran espejo donde se magnifican todos los hechos de un hombre y todos aquellos que lo convierten en un personaje ejemplar.
Así como en la vida del Rey hay cosas que cuestionar y alabar, pensemos que del mismo modo también en nuestra vida hay situaciones similares.
Es evidente que la idea del gran espejo, aleja toda posibilidad de comparación entre quién fue uno de los grandes hombres de Israel, con cada uno de nosotros.
Pero es bueno que consideremos un aspecto de David, que es digno de valorar como uno de sus más notables méritos.
Y no es otro, que a pesar de su humana condición, tuvo siempre una ejemplar relación con el Señor.
Teniendo todo esto en cuenta, es bueno reflexionar en forma personal acerca de la vida de David y la de cada uno.
Bien podría decir, que como en la vida del Rey, en mi vida hubo dos tiempos claramente definidos. Uno en los que pensé que podía luchar contra el mundo y otro en los que comprendí que sin el Soberano nada podía hacer.
Así es como cuento mis errores, mis iniquidades y mis malos procederes, sabiendo que en el arrepentimiento de todo, está el principio del Perdón que es el único que nos redime.
Seamos como David: Que el amor y reverencia hacia el Supremo, sea más grande que nuestros errores.
Salmo 19:14
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti,
Oh Jehová, roca mía, y redentor mío.
Diego Acosta / Neide Ferreira