EL MÉTODO DEL DIABLO

DEVOCIONAL

Podríamos decir que todos los años el enemigo de nuestra fe utiliza una forma casi perfecta para destruir nuestros mejores propósitos y para hacernos un daño que cada vez duele más.

El diablo conocedor de nuestras debilidades, alienta nuestra mente para imaginar planes y actividades, que en la mayoría de los casos están fuera de toda forma de realidad.

De esta forma consigue sus propósitos de acabar con las buenas intenciones e incluso de apartarnos de Dios.

Con la simpleza de lograr que finalmente le adjudicamos al Creador, los errores que cometemos, dejando que el desaliento termine la obra del enemigo.

Para romper la estrategia del diablo, debo ser sensato, abandonar la desmesura de mis proyectos y comprender en cada tiempo, mis posibilidades reales de concretarlos.

Teniendo siempre presente, que nada podremos hacer en contra de la Voluntad del Eterno, que siempre tiene los mejores propósitos para mi vida. NO debo permitir que mi mente controle aquello que solamente está en manos del Señor.

Salmo 143:10
ES –
Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud
.
PT – Ensina-me a fazer a tua vontade, pois és o meu Deus;
guie-me o teu bom Espírito por terra plana.

 Diego Acosta / Neide Ferreira

SE PUEDE HUIR DE UNA PESTE…?

Fuente: Escritos seleccionados de Lutero. Tomo 2: Renovación de la Devoción y Teología. Editora Insel de Frankfurt del Meno. Páginas 22-250. Autor David Fink

Parte1.

Sucedió que en el mes de octubre del año de nuestro Señor 1347, alrededor del primero de ese mes, doce galeras genoveses, huyendo de la ira de nuestro Señor que cayó sobre ellos por su fechoría, atracaron en el puerto de la ciudad de Messina. Trajeron consigo una plaga que llevaron hasta la médula de sus huesos, de modo que si alguien les hablaba, se contagiaba de una enfermedad mortal que le producía una muerte inmediata que no podía evitar de ninguna manera. Así comienza uno de los primeros relatos históricos de la «Peste Negra» en la Europa medieval tardía, escrito por el cronista siciliano Michele da Piazza. La plaga fue una pandemia verdaderamente aterradora. Las estimaciones modernas sugieren que la enfermedad puede haber matado a la mitad de quienes la contrajeron, y cuando llegó la muerte fue rápida, agonizante y absolutamente indigna. Considere esta descripción, por otro testigo italiano: No hay palabras para describir lo horribles que han sido estos eventos y, de hecho, quien pueda decir que no ha vivido en condiciones absolutamente espantosas puede realmente considerarse afortunado. Los infectados mueren casi de inmediato. Se hinchan debajo de las axilas y en la ingle y se caen mientras hablan. Los padres abandonan a sus hijos, las esposas a sus maridos y un hermano al otro. Al final, todo el mundo escapa y abandona a cualquiera que pueda estar infectado. . .  Y yo, Agnolo di Tura, llamado el Gordo, he enterrado a cinco de mis hijos con mis propias manos. Dado el horror de estos eventos, no es sorprendente que encontremos escritores de este período luchando con todo tipo de preguntas difíciles: ¿cómo evitar enfermarse? ¿Cómo evitar que otras personas se enfermen? ¿Cómo seguir manteniendo una apariencia de normalidad cuando el mundo parece estar patas arriba? Y sobre todo: ¿dónde está Dios en medio de todo este sufrimiento y muerte? Estas preguntas eran aún más urgentes para aquellos cuya vocación los llamaba al frente de batalla en la batalla contra la plaga: los médicos, que cuidaban los cuerpos de los enfermos; sacerdotes, que se preocuparon por sus almas; frailes, monjes y monjas, cuyos votos religiosos a menudo les obligaban a buscar a los enfermos y cuidar sus cuerpos y almas. Y a pesar de las sombrías observaciones de Agnolo el Gordo, no todos huyeron. En el verano de 1527, la peste volvió a arrasar Europa. Pero esta vez, cayó sobre una sociedad profundamente dividida — «polarizada», diríamos, por los eventos de la Reforma Protestante. Además de todos los viejos miedos a la muerte y el colapso social, las percepciones de la enfermedad se filtraron a través de nuevas capas de desconfianza arraigadas en las diferencias religiosas. Los protestantes consideraban la plaga como el juicio de Dios sobre la decadencia y la idolatría católicas; Los católicos acusaron a los protestantes de debilitar la unidad de la cristiandad en tiempos de crisis. Ambos bandos aprovecharon alegremente ejemplos de cobardía y otros pasos en falso para pintar a sus enemigos de la peor manera posible.

Diego Acosta

POR QUÉ DAVID…?

 

DEVOCIONAL

Repasando la historia de los reyes de Judá y de Israel, podemos preguntarnos por qué Dios preservó su herencia, para que de su casa naciera el Mesías?

La historia revela como la mayoría de los reyes se rebelaron contra el Eterno, con sus hechos y fundamentalmente con su idolatría a dioses menores impulsados en muchos casos por sus mujeres.

Y se puede pensar: Fue David un hombre perfecto?

De ninguna manera, pero lo que sí tuvo el hijo de Isaí fue un corazón dispuesto hacia el Todopoderoso, con una fe inquebrantable y temeroso de sus Mandatos.

Apreciando esto, me puedo preguntar: Preservaría mi casa el Dios de Israel?

Si es por su Amor y Misericordia, con toda seguridad, pero si dependiera de mis hechos, no lo haría. Es tiempo entonces de obrar en la buena dirección.

No basta con la fe, sino obrar con su inspiración para poder tener un corazón propicio para el Señor!

2 Samuel 22:51
ES –
El salva gloriosamente a su rey,
y usa de misericordia para con su ungido,
a David y a su descendencia para siempre.

PT – Ele é a torre das salvações do seu rei
e usa de benignidade com o seu ungido,
com Davi e com a sua semente, para sempre.

Diego Acosta / Neide Ferreira

DESPEDIDA DEL AÑO DE LA PESTE

En los días finales de 2020 es necesario pensar
en que estos difíciles tiempos que vivimos
son una ayuda para prepararnos
para tiempos más difíciles todavía.
Confiemos en el Señor y en sus promesas!
Diego Acosta – MENSAJE
CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

UNA FRASE…!

DEVOCIONAL

Todos sabemos o la mayoría de nosotros sabemos, que Dios utiliza muchas formas para hablarnos. Una vez más debemos exaltar su asombrosa e infinita creatividad.

En estos días podría afirmar que recibí su mensaje con la frase que dice: Cuando creo que soy odiado injustamente, busco recordar que soy amado injustamente.

Esta cuestión es una de las más importantes que debemos afrontar los hombres a lo largo de la vida: Considerar que somos tratados injustamente.

Y frente a esto nos revolvemos, algunos con más intensidad que otros y yo con más ímpetu que muchos. Por esta razón es que la frase me impactó tanto.

Es una rotunda enseñanza bíblica, pero que rara vez viene a nuestra memoria cuando nos encontramos ante una situación casi límite. Por eso es necesario buscar en nuestra memoria, en nuestro corazón la enseñanza de la Palabra de Dios.

Así como fui tratado injustamente, tengo la certeza de que soy amado por el Eterno, también injustamente.

Romanos 8:39

ES – Ni lo alto, ni lo profundo,
ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios,
que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

PT – Nem a altura, nem a profundidade, nem alguma outra criatura nos poderá separar do amor de Deus, que está em Cristo Jesus, nosso Senhor!

Diego Acosta / Neide Ferrreira

Frase publicada por: Una Gota de Fe / RED Misionera digital

EL PREPOTENTE

DEVOCIONAL

Un prepotente conductor casi chocó contra otro automóvil y estuvo a punto de producir un accidente absurdo, en el que yo también podría haber sido seriamente perjudicado.

Un accidente difícil de entender en un lugar señalizado por obras y cabe preguntarse: cómo es posible obrar con semejante actitud?

Luego del momento de tensión vino la calma y el agradecimiento al Señor porque finalmente no ocurrió nada. Aparentemente, porque si habían ocurrido varias cosas.

Una de ellas era que la prepotencia, había dominado casi por completo a una persona al punto que no desencadenó una grave situación, solamente porque la otra persona que conducía fue más prudente y porque Dios no lo permitió.

Que tiene en su corazón un prepotente? O cabría decir, que tenemos en nuestro corazón los prepotentes? O qué tengo en mi corazón cuando me comporto como un prepotente?

Creo que cuando permitimos que nuestra soberbia nos lleve a la prepotencia, estamos olvidando el Grandioso ejemplo de Jesús, que cuando pudo ser arrogante se comportó como un cordero, manso y tranquilo.

Y así nos trajo la salvación a todos, con humildad y sin prepotencia.

Mateo 11:29
Llevad mi yugo sobre vosotros,
y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón;
y hallaréis descanso para vuestras almas;

Mateus 11:29
Tomai sobre vós o meu jugo, e aprendei de mim,
que sou manso e humilde de coração,
e encontrareis descanso para a vossa alma.

Diego Acosta / Neide Ferreira