PADRES HASTA EL FINAL

DEVOCIONAL

Inesperadamente tuve que asumir la condición de padre, hablando con suma claridad a uno de mis hijos, acerca de un tema que me preocupaba.

Asumí el riesgo de que reaccionara mal, por cuanto no solamente hace muchos años que tiene la mayoría de edad sino que además ya tiene gracias a Dios, su propia familia.

Respetuoso de lo que nos enseña la Biblia y entendiendo el significado de que el hombre debe abandonar a sus padres para ir a vivir con su mujer y formar una sola carne con el matrimonio, aún así obré para aportar una palabra de consejo sobre una cuestión muy seria.

Guiado por el Espíritu mis palabras fueron pocas y contundentes y fueron bien recibidas. Comprendí, que aún con los años, sigo siendo padre.

Que el Mandato de enseñar a los hijos es indeclinable y por tanto no podemos olvidarnos de lo que el Eterno ha establecido.

Job 12:30
Con Dios está la sabiduría y el poder;
suyo es el consejo y la inteligencia.

Diego Acosta / Neide Ferreira

 

DOS NIDOS EJEMPLARES

DEVOCIONAL

Todas las veces que me asomo por mi ventana, puedo ver como cada vez se hacen más grandes dos nidos, que están en la parte más alta de un árbol.

Y puedo ver también el laborioso cuidado con el que los pájaros hacen su labor, yendo y viniendo trayendo las ramitas que le van dando forma al lugar donde crecerán los polluelos.

Ver todo esto es reconfortante, porque es emocionante comprobar como el ciclo de la vida se cumple inexorablemente y como cada especie se comporta con el sentido que le ha dado nuestro Creador.

Comprobando todo esto, una y otra vez, me llamo la atención acerca si soy igual de diligente con mi familia, con el cuidado que les debo  brindar y con el comportamiento que tengo cada día.

Podré el día del final, presentarme delante del Eterno mostrando mis obras de fe? Podré decirle, no he sido siervo fiel por mis propias limitaciones, pero lo he intentado siempre? Tal vez los pajaritos me sigan enseñando para cumplir con lo que debo hacer.

Lucas 12:39
Pero sabed esto,
que si supiese el padre de familia
a qué hora el ladrón había de venir,
velaría ciertamente, y no dejaría minar su casa.

Diego Acosta / Neide Ferreira