PAN DE VIDA – Reino
JESÚS dice:
El que no naciere de agua y del Espíritu,
no puede entrar en el Reino de Dios.
JESÚS dice:
El que no naciere de agua y del Espíritu,
no puede entrar en el Reino de Dios.
Al hablar de cuidarse, es importante distinguir la diferencia de conceptos que representan la egolatría y la mayordomía.
La vanidosa exaltación personal, no proviene de Dios, sino de la fatuidad del mundo y de nuestra aceptación de sus reglas y de sus demandas.
La mayordomía tiene relación con el mandato que nos dio el Supremo sobre toda la Creación, lo que significa que en ese mandato también estamos comprometidos personalmente con nuestro cuerpo.
Cuál es la razón para que esto sea así?
Somos Templos del Espíritu y por tanto debemos de cuidarlo y tenerlo limpio de todas las cosas que corrompen la relación con el Todopoderoso.
Es bueno tener en cuenta este mandamiento porque muchas veces lo olvidamos o lo dejamos de considerar envueltos como estamos, en el barullo ensordecedor de la vida cotidiana.
Cada vez que voy al médico, me recuerdo que soy mayordomo de mi propio cuerpo y tengo la responsabilidad de cuidarlo y por eso utilizo los servicios de un profesional.
También compro los remedios que me receta y trato de seguir las indicaciones que me dan para recuperar la salud.
Y como hacemos para cuidar nuestra salud espiritual?
Muy sencillo: Debemos dedicarle el mejor tiempo posible a la lectura de la Biblia, que no es otra cosa que lograr el conocimiento de Dios, tan indispensable para comprender su Majestad y para escucharlo cuando nos hable.
En esto consiste la mayordomía y lo debemos cumplir porque es un mandato irrevocable sobre la vida de cada uno de nosotros, que nos llamamos hijos de Dios.
Nunca lo olvidemos!
1 Corintios 4:2
PT – Além disso,
requer-se nos despenseiros que cada um se ache fiel.
ES – Ahora bien,
se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
Diego Acosta / Neide Ferreira
Pedro nos convoca a llevar una vida en santidad recordando que la Palabra permanecerá para siempre.
13 Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado;
14 como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia;
15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.
17 Y si invocáis por Padre a aquel que sin acepción de personas juzga según la obra de cada uno, conducíos en temor todo el tiempo de vuestra peregrinación;
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata,
19 sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación,
20 ya destinado desde antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros,
21 y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios.
22 Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro;
23 siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
24 Porque:
Toda carne es como hierba,
Y toda la gloria del hombre como flor de la hierba.
La hierba se seca, y la flor se cae;
25 Mas la palabra del Señor permanece para siempre. m Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada.
Paulo nos ensina sobre a necessidade de usar SEMPRE a Armadura de Deus.
10 No demais, irmãos meus, fortalecei-vos no Senhor e na força do seu poder.
11 Revesti-vos de toda a armadura de Deus, para que possais estar firmes contra as astutas ciladas do diabo;
12 porque não temos que lutar contra carne e sangue, mas, sim, contra os principados, contra as potestades, contra os príncipes das trevas deste século, contra as hostes espirituais da maldade, nos lugares celestiais.
13 Portanto, tomai toda a armadura de Deus, para que possais resistir no dia mau e, havendo feito tudo, ficar firmes.
14 Estai, pois, firmes, tendo cingidos os vossos lombos com a verdade, e vestida a couraça da justiça,
15 e calçados os pés na preparação do evangelho da paz;
16 tomando sobretudo o escudo da fé, com o qual podereis apagar todos os dardos inflamados do maligno.
17 Tomai também o capacete da salvação e a espada do Espírito, que é a palavra de Deus,
18 orando em todo tempo com toda oração e súplica no Espírito e vigiando nisso com toda perseverança e súplica por todos os santos
19 e por mim; para que me seja dada, no abrir da minha boca, a palavra com confiança, para fazer notório o mistério do evangelho,
20 pelo qual sou embaixador em cadeias; para que possa falar dele livremente, como me convém falar.
Pablo nos enseña acerca de la necesidad de usar SIEMPRE la Armadura de Dios
10 Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.
12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
15 y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz.
16 Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
17 Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
18 orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
19 y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
20 por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar.
JESÚS dice:
Velad y orad, para que no entréis en tentación;
el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es
débil.
Pablo en su magistral enseñanza, nos revela que la Justicia de Dios se manifiesta por fe y por eso el justo por la fe vivirá.
1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,
3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,
4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,
5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;
6 entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo;
7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
8 Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.
9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,
10 rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.
11 Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados;
12 esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.
13 Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles.
14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.
15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
O testemunho triplo do Pai, do Verbo e do Espírito deve proporcionar-nos fé para crer que o Filho de Deus tem a vida.
1 Todo aquele que crê que Jesus é o Cristo é nascido de Deus; e todo aquele que ama ao que o gerou também ama ao que dele é nascido. 2
Nisto conhecemos que amamos os filhos de Deus: quando amamos a Deus e guardamos os seus mandamentos.
3 Porque este é o amor de Deus: que guardemos os seus mandamentos; e os seus mandamentos não são pesados.
4 Porque todo o que é nascido de Deus vence o mundo; e esta é a vitória que vence o mundo: a nossa fé.
5 Quem é que vence o mundo, senão aquele que crê que Jesus é o Filho de Deus?
6 Este é aquele que veio por água e sangue, isto é, Jesus Cristo; não só por água, mas por água e por sangue. E o Espírito é o que testifica, porque o Espírito é a verdade.
7 Porque três são os que testificam no céu: o Pai, a Palavra e o Espírito Santo; e estes três são um.
8 E três são os que testificam na terra: o Espírito, e a água, e o sangue; e estes três concordam num.
9 Se recebemos o testemunho dos homens, o testemunho de Deus é maior; porque o testemunho de Deus é este, que de seu Filho testificou.
10 Quem crê no Filho de Deus em si mesmo tem o testemunho; quem em Deus não crê mentiroso o fez, porquanto não creu no testemunho que Deus de seu Filho deu.
11 E o testemunho é este: que Deus nos deu a vida eterna; e esta vida está em seu Filho.
12 Quem tem o Filho tem a vida; quem não tem o Filho de Deus não tem a vida.
13 Estas coisas vos escrevi, para que saibais que tendes a vida eterna e para que creiais no nome do Filho de Deus.
14 E esta é a confiança que temos nele: que, se pedirmos alguma coisa, segundo a sua vontade, ele nos ouve.
15 E, se sabemos que nos ouve em tudo o que pedimos, sabemos que alcançamos as petições que lhe fizemos.
16 Se alguém vir seu irmão cometer pecado que não é para morte, orará, e Deus dará a vida àqueles que não pecarem para morte. Há pecado para morte, e por esse não digo que ore.
17 Toda iniquidade é pecado, e há pecado que não é para morte.
18 Sabemos que todo aquele que é nascido de Deus não vive pecando; mas o que de Deus é gerado conserva-se a si mesmo, e o maligno não lhe toca.
19 Sabemos que somos de Deus e que todo o mundo está no maligno.
20 E sabemos que ja o Filho de Deus é vindo e nos deu entendimento para conhecermos o que é verdadeiro; e no que é verdadeiro estamos, isto é, em seu Filho Jesus Cristo. Este é o verdadeiro Deus e a vida eterna.
21 Filhinhos, guardai-vos dos ídolos. Amém!
“El triple testimonio del Padre, el Verbo y el Espíritu, nos debe dar para creer que el Hijo de Dios tiene la vida”.
1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.
2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
6 Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.
8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.
9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
17 Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
21 Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
“Sendo filhos de Deus, devemos distanciar-nos do pecado, amar ao próximo e ser fiéis a Jesus Cristo”.
1 Vede quão grande amor nos tem concedido o Pai: que fôssemos chamados filhos de Deus. Por isso, o mundo não nos conhece, porque não conhece a ele.
2 Amados, agora somos filhos de Deus, e ainda não é manifesto o que havemos de ser. Mas sabemos que, quando ele se manifestar, seremos semelhantes a ele; porque assim como é o veremos.
3 E qualquer que nele tem esta esperança purifica-se a si mesmo, como também ele é puro.
4 Qualquer que pratica o pecado também pratica iniquidade, porque o pecado é iniquidade.
5 E bem sabeis que ele se manifestou para tirar os nossos pecados; e nele não há pecado.
6 Qualquer que permanece nele não vive pecando; qualquer que vive pecando não o viu nem o conheceu.
7 Filhinhos, ninguém vos engane. Quem pratica justiça é justo, assim como ele é justo.
8 Quem pratica o pecado é do diabo, porque o diabo vive pecando desde o princípio. Para isto o Filho de Deus se manifestou: para desfazer as obras do diabo.
9 Qualquer que é nascido de Deus não vive na prática do pecado; porque a sua semente permanece nele; e não pode viver pecando, porque é nascido de Deus.
10 Nisto são manifestos os filhos de Deus e os filhos do diabo: qualquer que não pratica a justiça e não ama a seu irmão não é de Deus.
11 Porque esta é a mensagem que ouvistes desde o princípio: que nos amemos uns aos outros.
12 Não como Caim, que era do maligno e matou a seu irmão. E por que causa o matou? Porque as suas obras eram más, e as de seu irmão, justas.
13 Meus irmãos, não vos maravilheis, se o mundo vos aborrece.
14 Nós sabemos que passamos da morte para a vida, porque amamos os irmãos; quem não ama a seu irmão permanece na morte.
15 Qualquer que aborrece a seu irmão é homicida. E vós sabeis que nenhum homicida tem permanente nele a vida eterna.
16 Conhecemos o amor nisto: que ele deu a sua vida por nós, e nós devemos dar a vida pelos irmãos.
17 Quem, pois, tiver bens do mundo e, vendo o seu irmão necessitado, lhe cerrar o seu coração, como estará nele o amor de Deus?
18 Meus filhinhos, não amemos de palavra, nem de língua, mas por obra e em verdade.
19 E nisto conhecemos que somos da verdade e diante dele asseguraremos nosso coração;
20 sabendo que, se o nosso coração nos condena, maior é Deus do que o nosso coração e conhece todas as coisas.
21 Amados, se o nosso coração nos não condena, temos confiança para com Deus;
22 e qualquer coisa que lhe pedirmos, dele a receberemos, porque guardamos os seus mandamentos e fazemos o que é agradável à sua vista.
23 E o seu mandamento é este: que creiamos no nome de seu Filho Jesus Cristo e nos amemos uns aos outros, segundo o seu mandamento.
24 E aquele que guarda os seus mandamentos nele está, e ele nele. E nisto conhecemos que ele está em nós: pelo Espírito que nos tem dado.