EN MI NOMBRE – I
Jesús según consta en el Evangelio de Marcos 16:17-18 nos anunció:
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas;
tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Específicamente nos detendremos en las dos afirmaciones que motivan estos mensajes:
En mi nombre echarán fuera demonios
sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Estas impresionantes promesas del Hijo de Dios las debemos tomar como propias, para ayudar al prójimo y para servirlo.
La cuestión es: Creemos en lo que nos anunció el Hijo del Hombre?
Estamos dispuestos a ponerlo en práctica?
Las respuestas son exclusivamente personales, pero deseamos ayudar a quienes tienen la certeza de un llamado para servir al prójimo EN EL NOMBRE DE JESÚS.
El Mesías vino para sanar a los hombres, en sus cuerpos y en sus espíritus!
Diego Acosta
LÍMITES
Siempre me ha sorprendido la capacidad de algunas personas para poner límites a su ayuda, a su solidaridad.
Esta capacidad para administrar el esfuerzo según la conveniencia personal, es visible no solo en la vida mundana, sino también en las congregaciones.
Lo del mundo lo podría entender, porque al fin de cuentas se trata de la supervivencia personal o el pleno ejercicio del egoísmo.
Pero en una congregación, el tema adquiere otra dimensión. Y para ejemplificar debe bastar el típico caso de la limpieza del lugar de culto.
Cuántos participan? Cuántos argumentan problemas insalvables para cumplir con su compromiso? Cuántos directamente ni se toman la molestia de explicar nada, simplemente faltan.
Lo que me duele es que estas personas no tienen idea del mal que se están haciendo. La congregación de una manera o de otra, siempre terminará solucionando sus necesidades.
Pero una persona, yo mismo me lo planteo, si ponemos límites a las obras que ponen en evidencia la fe, en qué nos convertimos?
Pienso y creo que deberíamos analizar, que ocurriría si Dios pusiera los mismos límites a su Misericordia, a su Amor, a su Gracia?
Tal vez así comprenderíamos que cada vez que ponemos límites a nuestro compromiso, nos estamos mostrando delante del Eterno, como lo que verdaderamente somos.
Egoístas, oportunistas, insolidarios y burladores del principio de amor al prójimo. Estos calificativos no son los mismos que se pueden aplicar a las personas del mundo?
Sabiendo esto busco cambiar mis actitudes, para demostrar y demostrarme, para intentar, de ser digno de llamarme hijo de Dios.
Salmos 4:4
PT – Perturbai-vos e não pequeis;
falai com o vosso coração sobre a vossa cama e calai-vos.
ES – Temblad, y no pequéis;
meditad en vuestro corazón estando en vuestra cama, y callad.
Diego Acosta / Neide Ferreira
POCA FE…
En los momentos que dedico a observar mis hechos, me sorprendo de cómo son de pobres, de cómo son de mejorables…
Me sorprendo porque mis obras no tienen nada que puedan servir de ejemplo para otros creyentes o para quienes podrían tener una visión de Jesús a través de mí.
Todo esto tiene una sola explicación: Mi poca fe!
La Palabra de Dios nos enseña que no basta con declaraciones ni palabras rimbombantes, sino que deben estar acompañadas por hechos que las reflejen.
La fe debe ser alimentada del mismo modo que alimentamos nuestro cuerpo para que permanezca sano y esté robusto para enfrentar las demandas cotidianas.
Si no alimento mi fe, estaré disminuyendo mi propia condición de hijo de Dios, aunque persista en mis palabras hablando de lo que mucho que creo y de lo mucho que confío.
Jesús nos advirtió a propósito de no ser engañados…y en primer lugar debemos observar esta advertencia, para no engañarnos nosotros mismos.
Me queda por delante la obra de aumentar mi fe. Confío en la Misericordia del Señor, para que siga haciendo su Obra en mí.
Mateus 17:20
E Jesus lhes disse: Por causa da vossa pequena fé; porque em verdade vos digo que, se tiverdes fé como um grão de mostarda, direis a este monte: Passa daqui para acolá e há de passar; e nada vos será impossível.
Mateo 17:20
Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.
Diego Acosta / Neide Ferreira
QUÉ GLORIA…?
Como la historia se repite una y otra vez, según enseña Eclesiastés, también la cuestión de la gloria, es un tema que a lo largo del tiempo sigue vigente.
Cuando los judíos rechazaron a Jesús, tenían sus motivos para hacerlo, aunque estuvieran equivocados en sus apreciaciones.
Ellos pretendían que el Mesías que esperaban cumpliera con las expectativas que se habían imaginado, en torno a su condición.
Es decir: Ellos creían que el Hijo de Dios que descendería a la Tierra, tendría algunas características que eran muy diferentes de las que Jesús mostró en su Ministerio.
No vino como un rey libertador, sino como un humilde y manso siervo, a enseñar sobre el Reino y su Justicia y sobre el mandamiento del Amor.
Por estas razones Jesús los amonestó!
Y lo hizo en torno a una cuestión que en aquellos tiempos y hoy mismo, tiene importancia para muchos hombres.
Se trata de la gloria personal, para el cumplimiento de todo lo que demanda la vanidad y el afán de distinguirse sobre el resto.
El Hijo del Hombre les advierte, que ellos ya tienen todo eso, pues se concedían y nos concedemos la gloria los unos a los otros.
Pero en esa actitud, se olvidaron y nos olvidamos de buscar la única Gloria verdadera, que es la que proviene del Eterno.
La gloria humana es efímera como nuestra propia condición de mortales. La Gloria del Supremo es Eterna, como corresponde a su propia condición.
Pensemos en esto. No dejemos que los afanes humanos nos desvíen de lo único Verdadero!
ES – Juan 5:44 – ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?
PT – João 5:44 – Como podeis vós crer, recebendo honra uns dos outros e não buscando a honra que vem só de Deus?
Diego Acosta / Neide Ferreira
PRE-CONCEPTO
Pocas cosas hay más peligrosas, arbitrarias e injustas que el preconcepto.
Lamentablemente a pesar de que se opone frontalmente a las enseñanzas de la Palabra de Dios, la practicamos, la practico todos los días.
De esta manera es como nos comportamos frente a los que padecen afecciones de cualquier tipo, a los que la vida ha llevado a vivir en situaciones extremas, a los que son más débiles que nosotros.
Por qué obramos así?
Tal vez porque lo que aprendimos de la Biblia, fue solo lo superficial, nunca llegamos al fondo de las cuestiones y porque nuestra propia fe es más que escasa.
Proclamar ser seguidores de Jesús, no supone otra cosa que más palabras dichas con ligereza, porque no demostramos con nuestros hechos que verdaderamente nos hemos convertido.
Más de una vez sentí una profunda pena por mis actitudes, porque demostraban que los conceptos sobre Jesús que decía haber recibido, eran simplemente una pompa de jabón.
Cada vez que debía demostrar que realmente era hijo de Dios, mis comportamientos eran deplorables, agraviantes a la Grandeza del Padre.
Solamente cuando la vida nos golpea y parece que nadie tendrá misericordia de nosotros, es cuando reaccionamos y nos damos cuenta del mal que causamos con nuestros preconceptos.
Olvidando además, que obrar con preconceptos con alguien, es otra manera de juzgar y por tanto estamos sometidos al mismo Juicio que hemos hecho.
El preconcepto se combate con el Amor del Supremo, con la humildad y mansedumbre de Jesús y con la Guía del Espíritu para hacernos sabios cuando lo debemos ser.
Lucas 6:37
PT – Não julgueis, e não sereis julgados;
não condeneis, e não sereis condenados; soltai, e soltar-vos-ão.
ES – No juzguéis, y no seréis juzgados;
no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.
Diego Acosta – Neide Ferreira
MÉTODO
Por asombroso que parezca, más de una vez he escuchado esta pregunta: Existe un método seguro para tener éxito en la vida?
Respuestas también escuché varias, pero hubo una que me llamó poderosamente la atención, porque ponía las cosas en su verdadero lugar.
El método seguro para triunfar es: Ante las asechanzas de Satanás ponerse de rodillas y enfrentarlo!
Siempre de rodillas!
Esta es la actitud más conveniente para alguien que se llama hijo de Dios y que pretende ser cada día más conocedor y hacedor de su Palabra.
Pero esta respuesta, no está relacionada con el éxito?
Y que mayor éxito se puede tener que enfrentar a Satanás y derrotarlo?
Como ocurre en la mayoría de las situaciones, todo está relacionado con lo que entendamos por éxito. Si es por dinero, fama, honores mundanos…este no es el caso.
Pero si lo que buscamos es ser fieles a Jesús y no rendirnos ante los ataques del enemigo de la fe, entonces derrotarlo con la Oración poderosa, estamos en el Camino cierto.
Cuando alguna vez me pregunté como hacían algunas personas para tener éxito, no sabía lo que estaba diciendo.
Ahora tengo claro que todo lo que tengo es lo que el Proveedor cree que necesito y por tanto no me falta nada ni me sobra nada.
Al contrario aún así, me alcanza para ayudar a quién precisa una mano tendida!
Si el triunfo está relacionado con Jesús, entonces no dudemos en ponernos de rodillas. En esa supuesta indefensión, está la clave de la victoria!
Efesios 3:14
PT – Por causa disso,
me ponho de joelhos perante o Pai de nosso Senhor Jesus Cristo.
ES – Por esta causa
doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Diego acosta / Neide Ferreira
LA BIBLIA – Romanos 1:1-17
Pablo en su magistral enseñanza, nos revela que la Justicia de Dios se manifiesta por fe y por eso el justo por la fe vivirá.
1 Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras,
3 acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne,
4 que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos,
5 y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre;
6 entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo;
7 a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
8 Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo.
9 Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones,
10 rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros.
11 Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados;
12 esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.
13 Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles.
14 A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor.
15 Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.
17 Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.
LABIBLIA – 1 Juan 5
“El triple testimonio del Padre, el Verbo y el Espíritu, nos debe dar para creer que el Hijo de Dios tiene la vida”.
1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.
2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos.
3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.
5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?
6 Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
7 Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno.
8 Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan.
9 Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.
16 Si alguno viere a su hermano cometer pecado que no sea de muerte, pedirá, y Dios le dará vida; esto es para los que cometen pecado que no sea de muerte. Hay pecado de muerte, por el cual yo no digo que se pida.
17 Toda injusticia es pecado; pero hay pecado no de muerte.
18 Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.
19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
21 Hijitos, guardaos de los ídolos. Amén.
LA POBREZA
CONGREGACIÓN
SÉPTIMO MILENIO
Un amigo me dijo: Que triste es ser pobre!
Me dejó doblemente sorprendido, porque no me lo esperaba de él y porque el tono de su voz era francamente desolador.
Entonces le pregunté: Y por qué dices eso…?
Y con el mismo tono me respondió: Porque hace días que vengo pensando en esto y estoy cansado de luchar siempre por lo mismo.
Como se obra en una situación como esta?
Como siempre pedí auxilio al Espíritu para darle a mi amigo una respuesta que le fuera de ayuda y no de controversia.
Entonces le pregunté varias cosas:
Alguna vez te ha faltado cobijo? No
Alguna vez te ha faltado el pan para tu familia? No
Alguna vez has estado desprotegido por Dios? No
Entonces tu problema no es por la pobreza, es por otras cosas. Y no eres el único que se encuentra en esa situación, yo mismo por ejemplo.
Creo que la pobreza es una cuestión que tiene que ver más con nuestro hombre viejo que con la vida de hombre nuevo que debemos de tener.
Lo que entendemos por pobreza, es en realidad una comparación indigna de alguien que se llama hijo de Dios. Es una comparación más propia del mundo y de su influencia en nuestras actitudes.
Si no nos ha faltado nunca lo que podríamos llamar lo básico, por qué nos consideramos pobres?
Simplemente porque creemos que lo básico es insuficiente y que nos merecemos más que eso, anhelamos más que eso.
Creo que este es el verdadero fondo de la cuestión. Si no me falta de nada, por qué no acepto lo que tengo?
Tal vez porque escucho la voz del mundo que me dice todos los días que preciso más, que debo tener más, que mis necesidades son mayores que las reales.
Y en ese inconformismo nos convertimos en máquinas voraces de desear cosas y sobre todo de tener más dinero, que es el verdadero amo de la vida de muchas personas.
Yo no soy un hombre rico pero no me considero un hombre pobre. Si miro mi vida como seguidor de Jesús, lo único que puedo decir es que tengo la Provisión de lo que necesito y que todo lo que mi corazón ansía es lo que mundo me sugiere y por tanto lo desecho.
Deseo que mi amigo haya comprendido estos pensamientos. Que no son míos, sino enseñanzas de Jesús!
Diego Acosta