MIEDO AL CAMBIO

DEVOCIONAL

A lo largo de la vida se van presentando situaciones que nos afectan, algunas para nuestro regocijo y otras para perturbación de ánimo. Y algunas más concretas que otras.

El día que por las razones que sea debemos cambiarnos de casa, es un ejemplo claro. Algunas veces nos alegramos y en otras lo lamentamos. Pero en los dos casos nos alteramos.

Es como se hubiera algo en nuestro interior que se resiste a cambiar lo que nos resulta conocido y tenemos miedo a lo nuevo, a lo que nos resulta diferente.

Lo mismo ocurre con otras cuestiones materiales, como suele suceder con el trabajo y también si lo trasladamos a lo más serio y profundo que es nuestra relación con Dios.

Tal vez esto justifique cuánto nos cuesta abandonar al hombre viejo o a la mujer vieja, transformándonos por la obra del Espíritu Santo y ser hombres y mujeres nuevos, nacidos de nuevo.

Seamos sabios y aprendamos la gran lección que nos dio Jesús, porque si nos resistimos a este cambio o nos produce miedo, es porque verdaderamente a pesar de lo que digamos, la Obra del Espíritu no se ha perfeccionado en nosotros.

Juan 14:26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Diego Acosta / Neide Ferreira

PLANEAR

 

DEVOCIONAL

Pertenezco al grupo de personas afectas a imaginar situaciones y a resolverlas, cosa que hago una y otra vez. Esto a pesar de mi total confianza en los Designios del Señor.

Me pregunto por qué lo sigo haciendo?

Puede que sea un mal hábito desarrollado con los años de luchas y dificultades, cuando solamente podía confiar en mis escasas fuerzas y mis pequeñas capacidades.

Desde que tengo a Jesús en mi vida, esa forma de obrar va cambiando lentamente, como un proceso que se debe ir mejorando solamente con el paso del tiempo.

Lo maravilloso de esta situación es qué frente a los problemas y a las situaciones adversas, siempre tengo la tranquilidad que todo lo que ocurra, será lo mejor para mi vida.

Razón de más para perseverar en hacer mi parte en tratar de que cada día más personas abandonen sus angustias cotidianas y puedan vivir con la libertad en Cristo con la que vivo.

Hebreos 12:9
Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales
que nos disciplinaban, y los venerábamos.
¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus,
y viviremos?

Diego Acosta / Neide Ferreira

EL PRIMERO SERÁ POSTRERO

Jesús habla con los discípulos
acerca de quién será el mayor
y les revela que el primero
será servidor de todos
y el que a ÉL lo reciba recibirá al Padre.
EN ESTE DÍA

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HOMBRE INMORTAL

ANTIVIRUS

Uno de los hombres más ricos del planeta ha decidido buscar el método para lograr la eternidad. Para concretarlo ha desarrollado una nueva empresa, que junto con otros hombres de grandes fortunas y especialistas buscarán ese propósito soñado.

Desde que nuestros padres pecaran en el paraíso, la vida del hombre se volvió finita, es decir todos los seres humanos somos mortales por voluntad de Dios.

Es decir: nuestro cuerpo pierde un día su aliento vital y nos volvemos al polvo desde donde fuimos Creados. Pero, seremos salvos si aceptamos a Jesús como nuestro Señor y Salvador y nuestros pecados son perdonados.

Esto significa que nuestro espíritu y no nuestro cuerpo, tendremos vida Eterna junto al Padre y quienes rechacen a Jesús, también tendrán un tiempo eterno, pero de sufrimiento.

Estas cuestiones esenciales son desafiadas por un grupo de hombres, que buscarán una reprogramación, que en la práctica significa que una célula vuelve a un estado parecido al de una célula madre.

Si esto se lograra, el hombre se volvería eterno, desafiando en la intención al Eterno Todopoderoso, que es el único que concede y quita la vida.

LOS PROPIOS CONSEJOS

EL ABUELO SALOMÓN

Recuerdo con especial cariño las cosas que me decía mi padre en mis años más jóvenes, porque encerraban la riqueza que pensaba eran unas simples ideas de una persona mayor.

Uno de los argumentos que repetía, era algo que me causaba un especial rechazo: Yo no entiendo para que te empeñas en atravesar las paredes, si pasando por la puerta en mucho más fácil y menos doloroso.

La razón de mi rechazo era que por aquellos tiempos, me dolía muchísimo la cabeza, a causa de pretender atravesar las paredes, en lugar de seguir el sencillo consejo paterno.

Con los años comprendí cuántos pesares me hubiera evitado si hubiera sido menos soberbio y hubiera prestado oídos a mi padre, que con su amor trataba de evitarme los dolores que el mismo sufrió.

Cuando se es joven se pierde la noción de la sabiduría y creemos que esa virtud es de nuestro patrimonio exclusivo. Solo que aprendemos bastante más tarde y en la dura y dolorosa escuela de la frustración, que estábamos equivocados

Diego Acosta

POR JUSTICIA

DEVOCIONAL

Alguna vez nos deberíamos detener a pensar el significado que tiene el aceptar cualquier forma de injusticia y sin reaccionar.

Nos convertimos en cómplices de la injusticia y lo que es más grave todavía, la aceptamos en nuestra vida de la misma manera que podemos aceptar una maldición.

Es decir: aceptando una injusticia es como si aceptáramos una sentencia sobre nuestra vida, porque no obramos como lo que somos: hijos de Dios.

Cada vez que nos enfrentemos ante cualquier forma de injusticia debemos actuar sin ninguna vacilación, no aceptando lo que haya ocurrido y poniéndola delante del Dios Todopoderoso.

Sabiendo siempre, que nunca deberemos tratar de ejercer justicia por nuestra mano, porque suya es la venganza.

Porque si no obramos de esta manera, estamos impidiendo que el Eterno, quién es el Juez supremo sobre nuestra vida, pueda establecer lo verdadero y lo que realmente sea justo.

Ser hijos de Dios tiene una alta responsabilidad que sintetiza a todas: debemos comportarnos siempre en esa condición y no aceptar ser víctimas de injusticias humanas ignorando el Poder infinito de nuestro Padre.

Isaías 41:10
No temas, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo;
siempre te ayudaré,
siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.

Diego Acosta – Neide Ferreira