QUIÉN ERA ELÍAS…?

ESCUDRIÑAR

El hombre que fue: Una voz que clama en el desierto… es uno de los grandes profetas de Dios y habló en los difíciles tiempos del rey Acab, que influenciado por la reina Jezabel llevó a Israel a adorar a Baal.

Alrededor del año 870 a.C. Elías, que fue antecesor de Juan el Bautista, llevó un dramático mensaje según consta en 1 de Reyes 17:1:  Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra.

Al cumplirse la profecía vino una gran hambruna y Jehová mandó a Elías a esconderse y lo alimentó milagrosamente junto al arroyo Cherith. Luego lo envió a Sarepta que era de la región de Sidón, desde donde se establecía la adoración a Baal.

En casa de la viuda donde vivió la harina y el aceite se multiplicaron y Jehová mandó a su profeta a presentarse ante Acab, quién lo llamó el alborotador de Israel, acusación negada y atribuyendo al propio rey la responsabilidad de lo ocurrido.

Elías enfrentó a 450 falsos profetas, quienes en un altar clamaron a Baal para que el fuego consumiera el animal del sacrificio. Como no ocurrió finalmente el profeta clamó a Jehová y el fuego descendió y quemó hasta las piedras.

Allí quedó demostrado a Israel quién era el verdadero Dios. Derrotados los falsos profetas fueron ejecutados por orden de Elías, quién luego clamó por la lluvia que terminó con la gran sequía.

Elías es uno de los dos testigos mencionados en el Apocalipsis y sus mensajes para que los hombres abandonemos la idolatría y honremos al Único Dios Verdadero, siguen tan vigente como en el pasado.

JESÚS AYUNA EN EL DESIERTO

El Hijo del Hombre inicia el Plan de Salvación para la especie humana.

MATEO 4:1 Jesús es llevado por el Espíritu para ser tentado por Satanás. Dios en sí mismo nunca es el ejecutor de la tentación, como lo enseña Santiago 1:13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie.

MATEO 4:2 Jesús durante 40 días estuvo sin comer ni beber, como también lo estuvo Moisés en el Monte Sinaí, Deuteronomio 9:9 Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches, sin comer pan ni beber agua.

Elías también ayunó por un tiempo semejante, 1 Reyes 19:8 Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.

El número 40 es significativo en otros pasajes del Antiguo Testamento o Antiguo Pacto: Números  14:33-34 Y vuestros hijos andarán pastoreando en el desierto cuarenta años, y ellos llevarán vuestras rebeldías, hasta que vuestros cuerpos sean consumidos en el desierto.

Conforme al número de los días, de los cuarenta días en que reconocisteis la tierra, llevaréis vuestras iniquidades cuarenta años, un año por cada día; y conoceréis mi castigo.

Números 32:13 Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los hizo andar errantes cuarenta años por el desierto, hasta que fue acabada toda aquella generación que había hecho mal delante de Jehová.

Jesús al cabo de los 40 días tuvo hambre, cosa natural porque siendo Dios también era hombre, nacido de mujer.

Estaba por comenzar la obra de Satanás en su intento de hacer pecar a Jesús. Tal y como hace todos los días, con cada uno de nosotros.

Diego Acosta

Juan el Bautista comienza a predicar – JESÚS Y MATEO XXIII

Juan el Bautista comenzó a predicar en el desierto de Judá, en la orilla del río Jordán y a una distancia de un día de viaje desde Jerusalén.

Su presencia, a pesar de la lejanía no pasó desapercibida, por varias razones. Una de ellas, era su apariencia y por la forma en que vivía

MATEO 3:4
 Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre.

Para comprender el impacto que provocó su presencia, debemos citar el texto de 2 de Reyes 1:8
Y ellos le respondieron: Un varón que tenía vestido de pelo, y ceñía sus lomos con un cinturón de cuero. Entonces él dijo: Es Elías tisbita.

El diálogo se registra entre el rey Ocozías y los hombres que había enviado a buscar al profeta Elías. Jehová le anunció la muerte al rey y él identificó por sus vestiduras, que eran inequívocas.

El pueblo judío conocía sobradamente lo que representó en la vida de Israel el profeta Elías y la relación que tenía con Jehová. Esto justifica el impacto del hijo de Elizabet entre los suyos.

Cabe agregar que los profetas tambien usaban un manto de características muy especiales, como consta en Zacarías 13:4
Y sucederá en aquel tiempo, que todos los profetas se avergonzarán de su visión cuando profetizaren; ni nunca más vestirán el manto velloso para mentir.

La alusión de Elías como tisbita, obedece a que había nacido en la ciudad de Tisbé, en la región de Galaad, en las altas mesetas al este del río Jordán.

Cabe agregar que Juan el Bautista se alimentaba de miel y langostas, que era un alimento permitido según consta en Levítico 11:22
 estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, el langostín según su especie, el argol según su especie, y el hagab según su especie.

En medio del clima que se vivía en el Reino de Judá, por la dura forma de obrar de los representantes del imperio romano, la figura de Juan, se tornó cada vez más relevante.

Diego Acosta

Juan el Baustista, profetizado – 22

La vida del hijo de Isabel prima de María,
tiene excepcionales contornos

pues su presencia en el desierto de Judá
fue anunciada por el profeta Isaías además de ser destacado
como de similares condiciones del profeta Elías.
Juan el Bautista, anunció la venida del Mesías.
JESÚS Y MATEO