En el primer Libro de Reyes se nos reveló que Salomón tardó siete años, en construir el Templo que su padre el rey David le encomendó para que en él fuera honrado el Eterno.
Todos los materiales que se emplearon fueron los mejores y los artesanos fueron elegidos con el mayor cuidado para que también fueran los más sabios en su utilización.
Haciendo una analogía, bien podríamos hablar de nosotros mismos, que somos el Templo viviente del Espíritu Santo!
Hemos dedicado lo mejor de nosotros en este templo tan singular?
Lo estamos cuidando con el esmero que este preciado lugar se merece?
Estas son las grandes preguntas que me hago cada día, para que el templo que es mi propio cuerpo, esté lo menos mancillado posible y para que la honra hacia Dios pueda ser auténtica.
Es demasiado importante lo que debo hacer, como para distraerme o como para no dedicar todo mi empeño en la obra de preservarlo de las maldades del mundo y de mis propias maldades.
En hacerlo debo emplear el resto de mis días!
1 Reyes 6:38 Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el mes octavo,
fue acabada la casa con todas sus dependencias,
y con todo lo necesario.
La edificó, pues, en siete años.
Ante una dolorosa pérdida, un hermano decía que estaba viviendo horas difíciles pero confortado por el Amor de Jesús.
Es otro motivo para dar gracias al Señor por haber guardado el corazón de este hermano, para que no hubiera ni rebeldía ni resentimiento.
Guardando el corazón en circunstancias difíciles y dolorosas, tenemos la certeza del Consuelo de lo Alto, que solamente puede venir de Él cuando más lo necesitamos.
Esto anima y reconforta, porque he podido comprobar una vez más como la Gloria del Eterno, se manifiesta en todo tiempo en nuestra vida.
Cuando somos capaces de soportar el dolor de una pérdida, nos acercamos más a Dios, porque en Obediencia aceptamos que su Voluntad es Perfecta, porque ha librado de crueles sufrimientos a un ser amado.
Doy gracias por todo, sabiendo que los inescrutables designios del Todopoderoso, siempre serán para nuestro bien, aunque nos cueste aceptarlo en los penosos momentos que vivimos.
Isaías 57:18-19 He visto sus caminos; pero le sanaré, y le pastorearé, y le daré consuelo a él y a sus enlutados; produciré fruto de labios: Paz, paz al que está lejos y al cercano, dijo Jehová; y lo sanaré.
En otros tiempos tenía un amigo que siempre que le era infiel a su esposa, me decía: Menos mal que yo siempre me arrepiento después, nunca antes.
Tanto disfrutó de esta forma de olvido, que terminó por romper su matrimonio y ocasionar un grave daño a su familia. Un caso muy parecido al mío. Lamentablemente.
Haciendo memoria de estas situaciones, me vuelvo a colocar en la vida de aquel amigo que quedó en el pasado, cuando acepté a Jesús.
Y lo que veo me entristece porque fácilmente puedo advertir que el engaño, comienza por el propio engaño, por la mentira que nos hacemos a nosotros mismos, para perseverar en las malas acciones.
Ahora que mi vida ha cambiado radicalmente, entiendo que ser un hombre nuevo, implica entre otras cosas la libertad de cumplir con los Mandatos del Eterno y la alegría de ser libre de la tragedia del pecado.
Lucas 7:48 Y a ella le dijo:
Tus pecados te son perdonados
Pablo nos advirtió de que no obremos según las seducciones del mundo, sino que cambiemos nuestra mente con el impulso inspirador del Espíritu Santo! Diego Acosta – MENSAJE
La efímera belleza de una flor nos debería hacer pensar en la infinita grandeza de todo lo Creado. Dios como el Supremo Hacedor nos llama a la reflexión! LA CREACIÓN
Ser fieles a los Mandatos de Dios es la base de nuestro Pacto con su Majestad infinita. Cuando somos infieles, afectamos a nuestro matrimonio, a nuestra familia y a la honra a nuestros padres. Diego Acosta – MENSAJE
Por importantes o notables, valientes o extraordinarios que seamos los hombres, nunca llegaremos a alcanzar la Gloriosa Majestad del Eterno. Diego Acosta – MENSAJE
El anuncio de un casamiento muy cercano en lo familiar, siempre es motivo de alegría. De mucha alegría!
Lo cierto es que cuando dos personas deciden dar un paso tan importante, están convirtiendo su compromiso personal en otro más relevante todavía.
Están declarando delante de Dios que están dispuestos a asumir la responsabilidad que supone el matrimonio, como la norma suprema establecida para la relación entre un hombre y una mujer.
Sin dejar de reconocer que hay muchas parejas que viven sin casarse y que cumplen a su manera con el compromiso espiritual, no es menos cierto que el compromiso ante los hombres adquiere otra dimensión.
Los términos ambiguos desaparecen y queda lo verdadero: La decisión de abandonar los argumentos mundanos, para hacer suyos los del Eterno.
Y esto es motivo de alegría, de otra forma de alegría también, porque exalta la familia como elemento superior de una sociedad que sin rumbo, pretende negarla.
Génesis 2:24 Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre,
y se unirá a su mujer,
y serán una sola carne.