QUIÉN ERA ENOC?

ESCUDRIÑAR

Enoc es uno de los hombres más singulares que menciona la Biblia. De hecho su primera cita en Génesis se verifica en el mismo Capítulo en el que se relaciona a los descendientes de Adán, con la determinación de Dios de que el hombre perdiera su condición de inmortal. Por esta razón se mencionan varias veces las palabras: y murió. Y la singularidad radica en que el hijo de Jared, Gn 5:18, fue el único hombre junto con Elías, que fue llevado por Dios sin que tuviera la muerte reservada a los hombres, Gn 5:24.

Enoc según nos revela la Biblia, fue el séptimo desde Adán en la descendencia de Set y fue el hombre más brillante de la era patriarcal antes del Diluvio.

Su jerarquía puede medirse por la circunstancia que la propia Palabra revela: Nos dice que caminó con Dios y es necesario remarcar que esto solo es posible cuando existe el verdadero amor en el corazón de los hombres. Esta es la razón por la que los impíos del mundo, caminan en una dirección contraria a la del Eterno, porque no tienen amor auténtico en su interior y así lo prueban sus obras de maldad. Quién camina con Dios, demuestra que está reconciliado con ÉL y por eso tiene comunión con el Todopoderoso y es fiel con sus Mandamientos y con sus Providencias.

Ampliando el sentido de lo expuesto, puede decirse que los hombres caminan siguiendo a Dios, pero en el caso de Enoc, lo hacía con ÉL, como si verdaderamente estuviera en el cielo. Para Enoc este grado de relación con el Creador, era la verdadera razón de su vida.

La ejemplaridad de Enoc es manifiestamente importante para los judíos, que a lo largo de los siglos le asignaron una preponderancia que muy pocos hombres han alcanzado a lo largo de la historia.

Diego Acosta

 

AGRADECIDOS AL SEÑOR

DEVOCIONAL

Son tantas las razones que tenemos para dar gracias al Señor y también para clamar por su Misericordia, que en demasiadas ocasiones solo nos ocupamos de nuestras necesidades.

Es necesario recapacitar sobre esta cuestión, porque es uno de los principales motivos del cíclico proceso de acercarnos-alejarnos a Dios.

Cuando solamente nos preocupamos por lo que consideramos urgente o imprescindible, nos olvidamos todas las razones que tenemos para agradecer la Gracia del Eterno sobre nuestra vida.

Nos convertimos en pedigüeños, extendiendo nuestras manos reclamando sin cesar, pero olvidando que también debemos ser agradecidos y demostrarlo.

El Todopoderoso no precisa de nuestro reconocimiento, pero sí precisa recibir las señales de nuestra confianza y por encima de todo de nuestra obediencia.

Pedir y pedir se convierte en una forma de vivir, alejada por completo de lo que debería ser un continuo agradecer al Padre, de todo lo que nos brinda, aún sin saber nosotros que lo necesitamos.

Salmo 32:10
Muchos dolores habrá para el impío;
mas al que espera en Jehová,
le rodea la misericordia.

Diego Acosta / Neide Ferreira