OCTAVA PLAGA

ESCUDRIÑAR

Faraón con el corazón endurecido, no solo no permitió que salieran los niños de Egipto junto con sus padres como se le había solicitado, sino que tuvo el atrevimiento de echar de su presencia a los enviados de Jehová.

Ante esta actitud de rebeldía, el Todopoderoso ordenó a Moisés que extendiera su mano sobre la tierra de Egipto, para traer la langosta, a fin de que consumieran todo lo que la plaga de granizo no había destruido.

Tras extender su mano Moisés, las langostas llegaron con el fuerte viento del este, probablemente el siroco y comenzaron su obra destructiva.

En el Libro de los Salmos 105:34-35 podemos leer a propósito de esta plaga y del Poder de Jehová:
Habló, y vinieron langostas,
y pulgón sin número;
 y comieron toda la hierba de su país
y devoraron el fruto de su tierra.

Las langostas se abatieron sobre Egipto en un número como no lo hubo antes ni lo habrá después. Fue de tal magnitud que se oscureció la tierra y no quedó nada verde ni para los hombres ni para sus animales.

Ante la magnitud del desastre Faraón pidió perdón a Moisés y Aarón, por haber pecado contra ellos. Y les pidió perdón a los hermanos y no al Eterno, para que la plaga dejara de afectar al reino.

Moisés oró a Jehová y el viento del oeste se llevó todas las langostas hasta el Mar Rojo. Advirtamos como el viento responde a las órdenes del Altísimo: Trajo las langostas con el viento del este y las quitó con otro, pero del oeste.

Jehová endureció el corazón de Faraón y pese a todo, no dejó libres a los israelíes.

Diego Acosta

 

A VOZ DE DEUS

 

TEXTO DEL MENSAJE EN ESPAÑOL

¡Gracia y paz! Otro mensaje para la Gloria de Dios, para nuestro crecimiento espiritual. El tema es: La Voz de Dios. Al principio era la Voz y la Voz era de Dios. Como sabemos, la Voz vino del Cielo y se escuchó en el Caos y el Caos se convirtió en Vida y Forma. Más tarde, mucho más tarde, la Voz también habló en el Desierto y las montañas de Aram. Y la Voz eligió a un hombre, y su nombre era Abram. Fue guiado y obedeció prontamente la Voz, dejando su hogar, familia y costumbres, y fue al lugar señalado por la bendita Voz. Más tarde, la Voz fue hablando y guiando a sus descendientes, desde muchos lugares, Egipto, hasta que, milenios después, finalmente, a Canaán, según la promesa hecha a Abraham en Egipto. La Voz también le habló a Moisés el Elegido desde el Monte de Dios, el Monte Sinaí, que es lo mismo que Horeb. La Voz liberó a Israel de la esclavitud, y la Voz hablaba por el desierto, siempre como sabemos, cuestionada y desobedecida por Israel. Durante ese tiempo, desde el Sinaí, Él estaba hablando a través de Moisés, dando Su bendita Ley y Sus Santos Decretos.  Más tarde, la Santa Voz estaba hablando a través de sus santos profetas y patriarcas, prometiéndonos una salvación tan grande por medio de la encarnación de la Voz, que en el tiempo de Dios se encarnó, descendiendo de Su Trono de Gloria a nosotros, vistiendo o revistiéndose de harapos como los humanos, para efectuar la redención tan grande de los hombres perdidos. Todas las promesas relativas a tan grande Salvación se cumplieron entonces en Jesús, la Voz Eterna, que fue vista por los hombres. Desde entonces, Ella ha sido rechazada, no sólo por Su pueblo elegido en Abraham, sino por la mayoría de los impíos, quienes siempre han preferido escuchar otras voces que la voz del Altísimo. Por amor, y sólo por amor, Dios permitió que Su Voz fuera impresa, en papiro, pergamino y finalmente en papel, para que fuera más fácilmente aceptada por la humanidad. El primer libro impreso por Gutenberg, según la historia, fue la Biblia. Y desde entonces, ha sido la bendita Voz de Dios la que bendice a la gente.  Cuando yo era niño, en la iglesia cantábamos un corito que decía algo así: “No abandones la Biblia, que es la Voz de Dios, la Voz de Jesucristo, que llama desde la cruz, es la Voz de Jesucristo a llamarnos al Cielo.” Qué privilegio para nosotros tener impresa la gloriosa Voz de Dios, y no solo una Voz del Cielo. Hoy tenemos muchas voces a través de los medios de comunicación, que provienen la mayor parte del mundo y la carne. Sin embargo, la Voz del Espíritu también se escucha a través de la Iglesia, la Esposa del Señor. Lástima que la bendita Voz del Cielo sea escuchada y aceptada y obedecida por unos pocos, pero sigue hablando. Y el que tenga oídos para oír, que la oiga, porque ella es el único medio de salvación y Vida Eterna. Tenemos en el Antiguo Testamento el largo Salmo 119, que exalta la Palabra o Voz de Dios. Somos, pues, inexcusables, pues tenemos el privilegio que no tuvieron los antiguos, de oír hablar también desde la Tierra la bendita Voz, por medio de Cristo, el Verbo o Voz que se hizo carne y que habitó entre nosotros. Gloria, pues, a Dios en las alturas por tan gloriosa Voz que hemos visto y oído. Es para la Gloria de Dios. Del Pastor Autilino. Amén.

OCTAVA PLAGA – I

ESCUDRIÑAR

El enfrentamiento de Faraón con Jehová comenzó a llegar a su final con el desarrollo de la octava plaga. Jehová mandó a Moisés, junto a su hermano Aarón, para que fueran a la corte con un fin específico.

El Todopoderoso anunció a sus enviados que había endurecido el corazón de Faraón y el de sus siervos, para demostrarles quién era ÉL que se revelaba a través de sus señales.

Esta vez las palabras de Moisés fueron categóricas: ¿Hasta cuándo no querrás humillarte delante de mí? Deja ir a mi pueblo, para que me sirva.  La pregunta de Jehová tenía el agregado de la advertencia: Si no se permitía que los israelíes se fueran, enviaría al día siguiente sobre Egipto la langosta.

Las consecuencias serían tremendas: las langostas cubrirían toda la tierra y comerían todo lo que escapó de los daños de la anterior   plaga de granizo.

Además llenarían las casas de Faraón, la de los siervos y las de todos los egipcios, como nunca vieron los ojos de sus padres y abuelos, como nunca hasta hoy. Tras el anuncio se retiraron.

Entonces por primera vez los siervos de Faraón intervinieron para pedirle que aceptara los reclamos de Jehová para que no continuara la destrucción de Egipto.

Faraón aceptó e hizo llamar a Moisés y Aarón y les preguntó quienes serían los que se irían y la respuesta fue que serían los niños, los viejos, sus hijos e hijas, además de las ovejas y vacas para celebrar la fiesta solemne de Jehová.

Ante ello reaccionó Faraón anunciándoles que solamente permitiría que salieran los hombres, sin acceder a que también lo hicieran los niños. De esta manera pretendió asegurarse que regresarían tras la adoración a Jehová, rompiendo el acuerdo y desencadenando la octava plaga.

Diego Acosta

SEXTA PLAGA

ESCUDRIÑAR

La actitud desafiante de Faraón ante Jehová, provocó un nueva reacción del Todopoderoso. La plaga de las úlceras se inició con el Mandato a Moisés y Aarón.

Era la primera vez que se vería afectada la salud humana y también otra circunstancia en la que los hermanos no tendrían que usar la vara.

Jehová ordenó que tomaran cenizas de un horno y que Moisés la esparciera delante de Faraón. Las cenizas se convertirían en polvo sobre todo Egipto y producirían dos consecuencias: provocarían sarpullidos y úlceras sobre los hombres y también sobre el ganado.

Los hornos que formaban parte de los trabajos excesivos que Faraón imponía a los israelitas, en este caso serían las proveedoras de las cenizas que utilizó Jehová en el cumplimiento de su Orden.

Cuando Moisés cumplió lo establecido por Jehová y las cenizas se convirtieron en polvo, los hombres fueron víctimas de sarpullidos y de úlceras.

El Libro de Éxodo revela que también las sufrieron los hechiceros, que habían dejado de ser mencionados a partir de la tercera plaga. Esto deja en evidencia que Faraón los seguía utilizando a pesar de los fracasos que habían tenido en su lucha contra las plagas.

En el Libro de Apocalipsis se menciona nuevamente al castigo de las úlceras cuando el primero de los siete ángeles derramó su copa cumplió la orden de derramar las siete copas de la Ira de Dios. Apocalipsis 16:2 Fue el primero, y derramó su copa sobre la tierra, y vino una úlcera maligna y pestilente sobre los hombres que tenían la marca de la bestia, y que adoraban su imagen.

Faraón y tal como Jehová había anunciado a Moisés, no escuchó el reclamo de liberar a su Pueblo. Y en este caso fue el propio Dios quién volvió a endurecer el corazón del soberano de Egipto. De esta manera lo entregó a los malignos propósitos de su corazón

Diego Acosta

 

JUSTICIA Y REINO

JUSTICIA Y REINO      

El Príncipe de Paz hizo mención a quienes controlaban la vida espiritual de Israel y al valor de la verdadera Justicia.

MATEO 5:20  Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. El Hijo del Hombre enfáticamente habló de las normas morales.

Cuando Jesús habló de la Justicia, dejó establecido que de ninguna manera la Salvación sería obtenida por las obras. La única manera de lograr la Justicia es la rectitud ante Dios, que solo se concede a los que creen. Tal y como le expresó Jehová a Abram en Génesis 15:6 Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia.

Luego Jesús habló de los escribas que eran los maestros de la Ley, en Nehemías 8:1 y se juntó todo el pueblo como un solo hombre en la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, y dijeron a Esdras el escriba que trajese el libro de la ley de Moisés, la cual Jehová había dado a Israel.

Y en Jeremías 8:8 es el propio Jehová quién habló de los escribas: ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Jehová está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Estos son algunos de los fundamentos por los cuales Jesús enfrentó a los escribas.

Y luego se refirió a los fariseos, que eran más laxos en el cumplimiento de la aplicación de la Ley, centrándose en las actitudes externas, esencialmente en los ritos y ceremonias.

Diego Acosta